El aislamiento como manipulación emocional

El aislamiento como manipulación emocional

Existen personas que necesitan llamar siempre la atención. Lo necesitan de verdad, y para ello no dudarán en utilizar cualquier tipo de táctica y estratagema, La más efectiva es hacerse la víctima. La pena bien utilizada garantiza la atención que estos manipuladores emocionales, tanto necesitan. Una de las tácticas más efectivas del victimismo, es el aislamiento como manipulación emocional. Es decir, alejarse de los demás, para que estos acerquen.

Lo cierto es que a todos nos gusta obtener la atención de los demás, pero quien utiliza el victimismo como táctica de manipulación, tiene una necesidad enfermiza. Si no obtienen la atención de las personas que les rodea, harán cualquier cosa para poder tenerla, aunque ello suponga utilizar algo tan dañino como la manipulación.

Alejarse de las personas sin más, crea confusión en las víctimas. No saben qué ha pasado, y por qué esa persona ha tomado distancia, y necesitan respuestas. De ese modo, el victimista se garantiza tener esa atención que tanto requiere. Una vez que tenga la atención de sus víctimas, comenzará a dar pena. La pena crea remordimientos, y estos hace que cualquier persona haga lo que sea por reparar el “supuesto daño realizado”. El aislamiento como manipulación emocional es un eficaz chantaje psicológico.

Encerrarse en si mismo con la intención de llamar la atención es un error. Estos actos connotan una falta total de madurez emocional. Por ello, las personas incapaces de gestionar emocionalmente su enfado, su tristeza o su dolor, se alejará de los demás, esperando que estos acudan a él para tener respuestas, y así reparar cualquier malentendido. Las cosas no se solucionan de ese modo, sino exponiendo aquello que nos ha dañado. El victimismo es una postura totalmente tóxica y dañina.

El aislamiento como chantaje

Cuando alguien nos ofende o nos daña, lo normal y constructivo es verbalizar nuestros sentimientos, y expresar ese dolor a esa persona. Ello es necesario para establecer nuestros límites, y que los demás sepan hasta dónde pueden llegar con nosotros. Eso requiere cierta madurez emocional.

Los victimistas cuando se sienten ofendidos o dañados, prefieren callar. No saben cómo expresar su dolor, ni cómo gestionarlo adecuadamente. Se encierran en ellos mismo, utilizando el silencio o la manipulación como método para que la otra persona se dé cuenta de que la ha ofendido o dañado. El que se hace la víctima se alejará esperando que la otra persona vaya a su lado y pida perdón por lo ocurrido. Es en realidad un método de castigo, y un modo de someter a esa persona. Se convierte así es una verdadera relación de poder.

Tenemos que pensar que es un aislamiento totalmente voluntario, que tiene como única intención, llamar la atención de la persona que ha hecho daño al victimista. Es un método efectivo para que esa persona sepa que ha ofendido a esa persona, y que debe reparar su daño. El victimista cuando tenga la atención de esa persona que le ha hecho daño, usará la culpa y los remordimientos para acabar de manipularla.

Realmente el victimismo es un método muy inmaduro para resolver los conflictos. Una persona ofendida, siempre se mostrará tal y como se siente, y le dirá al ofensor el daño que ha hecho para que no se vuelva a repetir. Es un método para poner los límites. Pero los victimistas prefieren el aislamiento como manipulación como método para tener las disculpas, y someter a quienes los han ofendido o les ha hecho daño.

Para el victimista es realmente importante saber que las otras personas le buscarán siempre que se retire. Se siente de ese modo importante y poderoso. Necesita a toda costa, tener la atención de las personas que le rodean, y la manipulación es el único método que conocen para tener esa atención que tanto anhelan.

Los objetivos del aislamiento como manipulación

El aislamiento como manipulación emocional puede llegar a ser una técnica muy efectiva para chantajear a los demás, pero también como un método de victimizarse. Quien se encierra en si mismo, busca en cierto modo, en creerse una víctima. Porque solamente quien sufre, se siente realmente solo. Es un modo de pensar totalmente tóxico y nocivo, que puede llevar a la persona a destruirse por completo.

A pesar de estos dos motivos, debemos reparar los verdaderos motivos por los que una persona se aísla de esa manera. Y entre dichos motivos, podemos encontrar:

  • Para acentuar su sensación de soledad. Al aislarse, esta clase de manipulador emocional, busca justificarse, y potenciar ese sentimiento de soledad, y de que nadie le aprecia ni le quiere de verdad. Es un modo de demostrar lo solo que está ante los demás, y ante si mismo.
  • Para comprobar que la vida sigue. Es decir, para que el victimista vea como los demás siguen sus vidas sin él, y de ese modo, poder hacerse más el víctima, mostrándose como una persona sin importancia para nadie.
  • Para llamar la atención. Alejándose, el manipulador emocional se garantiza que la víctima vaya saber qué pasa. Es entonces donde el victimista se hará el ofendido, y reclamará que se le atienda como él tanto necesita.

Cómo dejar atrás el victimismo

Para aprender a dejar atrás el victimismo, deberemos cambiar nuestro modo de pensar y de actuar. No podemos caer en el error de dar lástima para conseguir aquello que queremos, o utilizar otras tácticas de manipulación emocional. Eso nos puede dar resultados en un primer momento, pero al final las personas aprender a no dejarse manipular, y es entonces donde nuestro modo de actuar ya no tiene el efecto deseado.

El victimismo solo sirve para hacernos daño a nosotros mismos, porque nos impedirá relacionarnos con los demás de un modo sano y constructivo. Por ese motivo, es necesario hacer cambios en nosotros mismos, que nos permitan madurar, y así actuar de un modo más racional y maduro.

Para poder realizar esos cambios, es necesario la ayuda profesional. La terapia nos ayudará a cambiar de un modo, que podremos dejar atrás el victimismo, y de ese modo, poder tener una vida plena, y unas relaciones satisfactorias. Las relaciones basadas en la necesidad acaban por dañar, y romper por dentro a las personas que las conforman. El aislamiento como manipulación emocional, no soluciona nada. Así que, deja atrás el victimismo y apuesta por un modo de ser más constructivo y sano. ¡Adelante!

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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