Amaxofobia o miedo a conducir

María es una mujer adulta que, debido a un accidente ocurrido hace dos años, es incapaz de volver a coger su coche y conducirlo. No fue algo grave, pero aquel fatídico suceso le generó un miedo atroz a conducir. Cada vez que lo intentaba, un sudor frío le recorría toda su espalda, y se paralizaba por completo. Ese miedo tiene un nombre: amaxofobia.

La amaxofobia es la denominación técnica que utilizamos los psicólogos para describir el miedo atroz a conducir. María es un claro ejemplo de persona que padece este tipo de fobia. Y dicho miedo puede ser altamente incapacitante, ya que anula la movilidad de la persona que lo padece.

En el ejemplo de María podemos añadir que el hecho de conducir era necesario en su vida. Su trabajo, incluso la vivienda de su pareja, se encontraba a kilómetros de su casa, y necesitaba un medio para desplazarse. Como se ve incapaz de conducir, tiene que depender de otras personas que la lleven o del transporte público.

Las fobias constituyen en si un trastorno psicológico que se encuadra dentro del grupo de los trastornos de ansiedad. Los miedos se generan a partir de estímulos e ideas que percibimos como un peligro. Aunque sean situaciones neutrales o normales, nuestra mente las percibe como peligrosas, y por ese motivo somos incapaces de hacer algo que va en contra de nuestra integridad. Para María conducir es un auténtico peligro, y no podrá hacerlo hasta que no cambie su percepción.

Amaxofobia

La amaxofobia es un miedo distorsionado y exagerado que experimentan ciertas personas a conducir cualquier tipo de vehículo. Es un miedo que no se puede controlar, y hace que la persona que lo padece deje de conducir o lo evita. Eso hace que el propio temor a conducir se mantenga en el tiempo.

Este tipo de fobia lo padecen aproximadamente un 4% de la población, teniendo una mayor incidencia en la población femenina.

Entre las causas que puede llevar a una persona a padecer este tipo de fobia están:

  • Haber tenido un accidente de coche traumático.
  • Conocer a alguien que ha padecido un accidente de coche grave.
  • Tener antecedentes de ansiedad o alteraciones psicológicas.
  • Poseer una baja autoestima.

Al igual que ocurre con otras fobias, quien padece de amaxofobia es incomprendida, y por ese motivo son miedos que se esconden para evitar las burlas o los comentarios de los demás. Pero lo cierto es que quien padece cualquier clase de miedo paralizante debe ser tratado adecuadamente por un profesional. Si padeces este tipo de fobias, no dudes en buscar la ayuda de un psicólogo que te ayude a dejar atrás estos miedos.

La ansiedad como clave de la amaxofobia

Las fobias son muy comunes. Todos hemos padecido alguna de ellas o conocemos a alguien cercano que ha padecido este tipo de miedos. Los miedos pueden llegar a ser paralizantes, condicionándonos nuestro día a día. No podemos ignorarlo.

La amaxofobia suele ser un grave problema hoy en día, ya que necesitamos nuestro propio vehículo para movilizarnos. Para poder abordar cualquier miedo necesitamos también abordar los niveles de ansiedad que sufre la persona. Una cosa repercute en la otra.

La ansiedad siempre se eleva cuando sentimos miedo. Las fobias generan altos niveles de ansiedad que nos incapacitan aún más. Con ello nuestra percepción de lo que es peligroso se distorsiona más si cabe, así que seremos incapaces de subirnos al coche y arrancar el motor.

Antes de tratar la fobia debemos saber cómo disminuir la intensidad de la ansiedad que padecemos. Cuando más recursos tengamos, sentiremos una mayor seguridad y disminuirán nuestros niveles de ansiedad. Si conseguimos relajarnos podemos enfrentarnos con mayor probabilidad de éxito a nuestros miedos.

Es importante que las personas que padezca este tipo de miedos, se pueda informar de nuevo de la realidad, de aquello que teme, y de cómo puede repercutir realmente en tu vida. De ese modo podrá volver a construir una visión positiva de aquello que evita.

Exposición al miedo

Cuando nos exponemos aquello que tememos, nuestros niveles de ansiedad se disparan. Nuestro corazón se acelera, al igual que nuestra respiración. Sentimos que nos paralizamos, y toda la atención la centramos en el propio estímulo. En el caso de la amaxofobia sería el propio vehículo y el hecho de conducirlo.

Son situaciones en las que deseamos por todos los medios huir o evitarlas. Si lo hacemos, nuestra ansiedad bajará, pero no sentiremos mal con nosotros mismos de no poder superar el miedo. Por ese motivo, y gracias a la ayuda profesional, se debe apostar por la exposición de la persona a aquello que teme. Sus niveles de ansiedad serán elevamos, pero con la ayuda adecuada, la persona irá gestionando aquello que siente.

La estrategia de evitar aquello que tememos nos ayuda a corto plazo. Pero es altamente dañina a medio y largo plazo, ya que el problema no se trata, y por ende, el miedo se va agravando con cada día que pase.

Tenemos que dejar de huir y enfrentarnos a nuestros miedos. De ese modo podremos regular nuestra ansiedad, y dejar de paralizarnos. Una mente relajada y sin ansiedad es capaz de afrontar cualquier miedo.

Con la guía terapéutica de un profesional, la persona tiene que ir exponiéndose a sus miedos poco a poco. En nuestro caso, la persona deberá lentamente ir subiendo al coche, aunque no conduzca al principio. Y todo ello deberá repetirlo hasta que pueda hacerlo sin padecer ansiedad. Una vez dado este paso, debe arrancar el motor. Y hacerlo una y otra vez, hasta que los niveles de ansiedad sean mínimos. Posteriormente, deberá intentar conducir un tramo corto, hasta que lo logré sin padecer ansiedad. Aunque sean unas calles, para después ir aumentando los tramos.

Toda esa exposición hará que la persona vaya ganando en seguridad y pueda afrontar de un modo adecuado sus miedos. La clave es reducir los niveles de ansiedad de la persona que sufre dichos miedos.

Prémiate con cada paso que das

Con cada logro que des debes premiarte y reforzar con ello tu autoestima. Si has logrado subir al coche, aunque no hayas dado la vuelta a la llave, es un gran logro, Reconócetelo y disfruta del momento. Prémiate con algo que te guste. Ello hará que en tu mente se refuerce los pensamientos positivos. Y hazlo así con cada paso que des. ¡Te lo mereces!

Con estos simples gestos hacia ti mismo podrás conseguir que aumente nuestro autocontrol, y no tengamos el reflejo de huir. Además, cuando nos exponemos podemos llegar a ver que nuestros miedos no eran reales, y que por tanto no debemos tenerlos en cuenta.

Conclusión

La amaxofobia es una fobia, y como tal debe tratarse del modo correcto. No podemos vivir siempre con miedo, y si lo tenemos, debemos buscar la ayuda adecuada que nos permita superarlo. La ayuda psicológica es primordial a la hora de retomar las riendas de tu vida. Te lo debes. ¡Afronta tus miedos!

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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