¿Qué es la ansiedad secundaria?
Cuando estamos expuestos a grandes niveles de estrés durante un tiempo prolongado, ello provoca el temido ataque de pánico o ansiedad. Sus síntomas son muy intensos. Sufrimos palpitaciones, dolor en el pecho, temblores, sudoración excesiva, angustia, y sensación de falta de oxígeno, etc. Son algunos síntomas típicos de la ansiedad. Son tan angustiosos y dolorosos, que su experiencia se queda grabado para siempre en nuestra mente. Normalmente, las personas que los ha sufrido, desarrollan un miedo atroz de volver a experimentarlos. Es lo que se conoce por ansiedad secundaria.
Vivir con ansiedad hace que convivamos con el miedo. Nuestro sistema de alarma se ve totalmente distorsionado, y llegamos a percibir todo como un peligro potencial. A estos miedos se le añaden los miedos relacionados con volver a experimentar todos esos síntomas que nos dañan, y nos hacen perder el control.
La ansiedad secundaria hace que vivamos permanentemente con el miedo a caer de nuevo en esta psicopatología. Sus síntomas, cada vez que aparecen, lo hacen con mayor intensidad. La ansiedad, que no es tratada, puede estar silenciada durante un tiempo, pero en cuanto aparece un detonante estresante, vuelve a aparecer con mayor fuerza.
Quien ha padecido ansiedad, sabe que sufrir sus síntomas es una experiencia dura y negativa. Ese dolor es recordado constantemente, ya que aquello que nos hiere queda por siempre grabado en nuestra mente. Es por ese motivo que el miedo a volver a sufrir esa sintomatología propia de la ansiedad, surge irremediablemente, y afecta a la vida de quien sufre este tipo de psicopatología ansiosa.
Es cierto que también se le denomina ansiedad secundaria, a la ansiedad que padecemos junto a otras patologías como puede ser la depresión, o el dolor crónico, por ejemplo. Pero no sería una ansiedad secundaria porque no se padece una ansiedad primaria. Sería simplemente una patología dual en la que se acompañaría cualquier enfermedad con la ansiedad.
La ansiedad es una psicopatología difícil de gestionar, que requiere de ayuda profesional. No pedir ayuda, e intentar que esta desaparezca sin más es un auténtico error. Jamás desaparecerá por si misma. La ansiedad necesita ser tratada adecuadamente. Si no siempre viviremos bajo el temor de volver a experimentar sus síntomas. La ansiedad secundaria solamente desaparecerá cuando tratemos la ansiedad primaria, y de ese modo, saber gestionar el estrés, y no volver a sufrir su sintomatología.
Síntomas de la ansiedad secundaria
La ansiedad secundaria se nutre del miedo. Es normal sentir miedo a experimentar esos síntomas tan intensos y dolorosos. Lo que es patológico es que esos miedos nos dominen y nos paralicen. Este tipo de ansiedad tiene unos síntomas muy concretos que veremos a continuación. Y entre sus síntomas principales encontramos:
- El miedo a volver a experimentar los síntomas de ansiedad. Los síntomas de esta patología son muy diversos, pero todos ellos tienen un efecto muy doloroso. El dolor en el pecho, los temblores, la sensación de ahogo, etc., son síntomas realmente angustiosos e incapacitantes. Por ese motivo, la persona que no ha podido gestionar las sensaciones de estos muy intensos que propicia, el desarrollo de un miedo atroz a volver a experimentarlos.
- Caída del estado anímico. Quien vive subyugado a sus propios temores, experimenta una bajada drástica de su estado anímico. Uno no puede sentirse bien cuando está en un estado de alerta permanente. El miedo jamás proporcionará bienestar, si no más dolor.
- Baja autoestima. Cuando nos vemos inmerso en algo que somos incapaces de gestionar, nos vemos incapacitados para ello. Ese hecho llega a mermar nuestra autoestima y nuestra seguridad.
- Estar en alerta constante. Al padecer miedo a los síntomas propios de la ansiedad, estaremos en un estado de alerta permanente. Intentando prever la aparición de los síntomas, hará que el estrés y la angustia que se experimentará en estos casos son muy elevados.
Consecuencias de este tipo de ansiedad
Antes de comenzar a describir las consecuencias de la ansiedad secundaria, me gustaría indicar que el miedo hace que al final aparezca aquello que tememos. Es decir, si tenemos miedo a sufrir los síntomas propios de la ansiedad, ese temor hará que volvamos a experimentar esa sintomatología, ya que el estrés que sufrimos intentando prever la ansiedad, hará que esta aparezca irremediablemente. El miedo se alimenta del miedo, y eso es totalmente dañino a nivel emocional y psicológico.
La ansiedad cuando se interioriza hay que tratarla de manera terapéutica. No existen atajos para ellos, ni medicinas mágicas que haga que esta desaparezca. Si no la tratamos a nivel psicológico, siempre aparecerá cuando aparezca un detonante estresante que la genere. Ello genera una serie de problemáticas que debemos tener en cuenta, como son:
- Estar en un permanente estado de alerta. El miedo hace que estemos expectantes a la aparición de aquello que tememos. Ello genera un gran nivel de estrés que afecta a nuestra salud tanto física como psíquica. Estar siempre pendientes de aquello que nos asusta es agotador, además de generar una gran angustia emocional.
- Incapacidad para afrontar cualquier situación. Al ser incapaces de gestionar y afrontar aquello que tememos, genera en nosotros una cierta sensación de incapacidad. Ello nos resta seguridad en nosotros mismos, y en nuestras capacidades de afrontar aquello que nos perturba. Ese hecho hace que nos sumerjamos más en un estado paralizante del que no podemos escapar.
- Fomenta la aparición de otros trastornos. La ansiedad secundaria ya es una consecuencia de la ansiedad primaria. Cuando existe un desorden, ya sea de tipo psicológico como físico, este repercute en todo el organismo. Si el miedo se apodera de nosotros, y nuestro estado emocional se ve seriamente dañado, ello derivará en el padecimiento de ciertas dolencias tanto a nivel físico como puede ser los trastornos en el apetito, alteraciones de sueño, etc., como psicológicos, pudiendo darse, por ejemplo, cuadros depresivos.
Cómo se puede tratar
Lo ideal sería tratar desde el principio la ansiedad primaria, para que esta no derive en una secundaria. Pero esta normalmente no es la norma. Cuando alguien sufre ansiedad, suele esperar al ser tratado porque existe la creencia de que al final desaparecerá por si misma. Si se prolonga en el tiempo, los síntomas se intensifican, y es más tedioso el tratamiento. Aun así, tratando la ansiedad en un estadio temprano facilita la no aparición de la ansiedad secundaría.
Si desgraciadamente hemos sucumbido a la ansiedad secundaria, aparte de tratar la primaria, y fuente de toda la problemática, deberemos tratarla como se tratan todos los miedos: con técnicas de exposición. Es decir, la persona mediante un proceso terapéutico se irá exponiendo, poco a poco, a todo aquello que teme. De ese modo llegará a inmunizarse y podrá gestionar adecuadamente esos miedos que tanto le paralizaban.
Por último, añadir la necesidad de tratar la ansiedad como cualquier otra psicopatología. Si caemos en ella, debemos buscar la ayuda necesaria que nos ayude a afrontarla y superarla. No creas en los atajos, porque no los hay. Para superar la ansiedad se necesitan de herramientas que solamente puede proporcionar la psicología. Así que, si sufres ansiedad, apuesta por ella. ¡Adelante!
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online
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