¿La ansiedad afecta al deseo sexual?
En efecto, la ansiedad afecta al deseo sexual. Normalmente, su afectación está dirigida a una falta de apetito sexual, pero no siempre es así, en algunas ocasiones, la ansiedad puede hacer que el deseo aumente. Todo dependerá de cada caso, y de cómo afecta los altos niveles de ansiedad a cada persona.
Cuando nuestros niveles de ansiedad son muy elevados, estamos en un estado de alerta tan grande, que nuestra mente y nuestro cuerpo están sometidos a una gran inquietud y nerviosismo. Lógicamente, en este estado emocional y psicológico, no podemos pensar en cosas secundarias en ese momento, como puede ser el sexo.
Existen diversos estudios que apuntan que cuando se sufre una ansiedad elevada, el organismo está tan pendiente de los posibles peligros que es incapaz de tener en cuenta aspectos tales como la propia sexualidad. Es decir, las mujeres que sufren ansiedad tienen menos posibilidades de quedarse embarazadas en comparación, con aquellas no la sufren. Lo mismo ocurre con la población masculina. El organismo en esos estados, está preparado para superar los peligros, no para procrear o disfrutar del sexo.
La ansiedad afecta al deseo sexual de tal forma, que es capaz de facilitar la segregación de ciertas hormonas que anulen la posibilidad de quedarse embarazada, y así mismo, tampoco es capaz de segregar las hormonas necesarias para encender el deseo sexual.
Finalmente, decir, que en una mente inquieta y sumergida en mil pensamientos negativos y catastrofistas, no habrá cabida a la activación del deseo sexual. Por todo lo comentado, la ansiedad afecta al deseo sexual de una manera implacable.
¿Cómo la ansiedad afecta al deseo sexual?
Entre las disfunciones sexuales más comunes podemos encontrar:
- Eyaculación retardada.
- Trastorno eréctil.
- Trastorno orgásmido femenino.
- Trastorno excitación/interés sexual femenino.
- Trastorno de dolor génito-pélvico/ penetración.
- Trastorno de deseo sexual hipoactivo en el hombre.
- Eyaculación prematura o precoz.
Cuando una persona está sumergida en el miedo, su sistema límbico activa a todo el organismo a estar en alerta ante los posibles peligros. La ansiedad ha producido un mecanismo de alarma que afectará a todos los aspectos de la vida de la persona que lo sufre.
La preparación ante posibles peligros, genera una serie de cambios fisiológicos muy bruscos como por ejemplo: la aceleración del ritmo cardiaco, la dilatación de las pupilas, la aceleración de la respiración, sudoración excesiva, y tensión muscular. De igual modo, se verán afectadas funciones secundarias como son el sueño, los procesos digestivos y la alteración sexual.
Si la sexualidad queda en un segundo plano o se anula, es cuando se dan las temidas disfunciones sexuales. La ansiedad afecta al deseo sexual, y si los niveles de ansiedad se mantienen en el tiempo, nuestra sexualidad se verá igualmente afectada.
La ansiedad de ejecución
Cuando sufrimos ansiedad no podemos pretender dar una respuesta sexual adecuada. Todo nuestro organismo está alterado. También lo está nuestra funcionalidad sexual. Por lo que a menudo al vernos en esa situación nuestra ansiedad aumenta por no poder rendir al máximo, y pensar que no estamos a la altura de las supuestas perspectivas que pueda tener nuestra pareja.
Pero todo ello está en nuestra mente. La ansiedad nos provoca más ansiedad. Y no buscar una solución que nos permita romper ese círculo vicioso, solo hará que nos sintamos peor con nosotros mismos, y que nuestros niveles de ansiedad aumenten.
Cuando existe una disfunción sexual, y no podemos rendir como nos gustaría, se genera la denominada ansiedad de ejecución. El miedo a no responder a las expectativas de nuestra pareja y la de nosotros mismos, hace que se acentúe los problemas sexuales derivados de la propia ansiedad. Además, puede afectar de forma incisiva a la autoestima y las bases de la relación de pareja.
La ansiedad de ejecución y las disfunciones sexuales
Las disfunciones sexuales producidas por la ansiedad comienzan siempre como un suceso casual. Es un episodio sin importancia. Pero si la ansiedad de base no es tratada, esos episodios se vuelven a repetir. Cuando esto ocurre, la persona que lo sufre se preocupará más y más de lo sucedido.
Esas preocupaciones se convierten irremediablemente en miedo. Es decir, en pensamientos tales como “quizás no consiga mantener mi pene erecto”, o “me dolerá la penetración”, “quizás mi pareja me deje por esto”, etc. Son pensamientos recurrentes que merman la autoestima, y la capacidad de mantener relaciones sexuales satisfactorias.
Factores que generan la ansiedad de ejecución
Entre los factores que puede generar este tipo de ansiedad están:
- Miedo a fracasar. Se genera un miedo atroz a no poder responder de modo adecuado a las perspectivas que pueda tener la otra persona.
- Obligación. Crearse la necesidad de responder sexualmente siempre y de manera satisfactoria.
- Estar en alerta. No se puede mantener relaciones sexuales satisfactorias cuando se está en un estado de alerta y de estrés elevado.
- Exceso de altruismo. Sucede cuando la persona está más pendiente de satisfacer a la otra persona que a ella misma. Esto hace perder concentración.
- No se puede mantener relaciones satisfactorias cuando se está constantemente observando si responderemos bien o no en el acto sexual.
La preocupación como base de la ansiedad
Cuando una persona comienza a preocuparse en exceso, se segregan las hormonas relacionadas con el estrés. Esto anula por completo la respuesta sexual, y es cuando la persona cae en un círculo vicioso difícil de superar.
Ante una relación sexual no completa por culpa de la ansiedad, la persona comenzará a preocuparse y eso hará que se anticipe a la próxima relación sexual. Debido a ese gran estrés volverá a tener una respuesta sexual nula, y el ciclo se repetirá si no se encuentra una solución.
Por otro lado, si no se comenta a la otra persona, esta puede llegar a sentirse poco atractiva, frustrada y no deseada. Es fundamental hablar con la pareja de lo que ocurre para que forme parte activa de la solución.
Una vez tratada la ansiedad, la respuesta sexual volverá a la normalidad. Si bien la ansiedad afecta al deseo sexual, cuando es tratada todos los aspectos de la vida de la persona que lo sufre se normalizan.
Consejos para superar la disfunción sexual por ansiedad
- Mejora la confianza con tu pareja. Es esencial que tu pareja sexual sepa que te ocurre, y cómo puede ayudarte. Para ello es necesario una buena comunicación basada en la confianza plena. Así que es necesario hablar y no hacer como si nada hubiera ocurrido.
- Deja a un lado el estrés. Intenta separar los estados de estrés de las relaciones sexuales. Necesitas aplicar técnicas de relajación que te permitan reducir los niveles de estrés, como por ejemplo, la respiración terapéutica, hacer actividades, o ejercicio físico, entre otras. Es importante estar lo más relajado posible a la hora de realizar el acto sexual.
- El sexo no es una obligación. Quítate estos perjuicios. No estamos obligados a mantener relaciones sexuales aun cuando no tengamos ganas, o no nos encontremos bien. No te tomes el sexo así, sino como algo placentero.
- El sexo no es algo solamente físico. Recuerda que para que el sexo sea plenamente satisfactorio debe haber un bienestar físico y emocional de base. Si no te encuentras bien mentalmente tendrás una respuesta sexual nula. Cuida de tu bienestar emocional, y todo volverá a la normalidad.
- No te culpes. Si no puedes tener una respuesta sexual plena, no te culpes. Nadie elige sufrir un trastorno emocional. Escapa de tu voluntad. Así que no te fustigues y busca soluciones al respecto.
- Tomate tu tiempo. Cuando efectúes el acto sexual, toma tu tiempo. Deja que tu cuerpo y tu mente responda a los estímulos adecuadamente. Usa los preliminares como método de encontrarte a ti mismo, y de cómo puedes responder.
- Busca ayuda profesional. Siempre que sufras altos niveles de ansiedad, esta debe ser tratada adecuadamente. Los problemas sexuales asociados con la propia ansiedad se solucionarán si tratas aquello que lo produce: la ansiedad. Así apóyate en tu pareja durante todo el proceso, y busca ayuda psicológica.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online