Cómo se relacionan Autoestima y depresión
Existe un vínculo firme y significativo entre tener una baja autoestima y depresión. Sabemos que el origen de la depresión se basa en diversos factores, como la predisposición genética o los factores ambientales, pero también padecer una autoestima baja nos hace más vulnerables anímicamente a padecer la temida depresión. Cuando llegamos a boicotearnos, y no nos aceptamos tal y como somos, nos vamos desprendiendo de todos los recursos psicológicos y emocionales que tenemos, sumergiéndonos en el pozo oscuro de la depresión.
La autoestima se basa en nuestro propio autoconcepto. Todo lo que sentimos hacia nosotros mismos, y cómo nos vemos, favorece la construcción de nuestra autoestima, y determina si esta es baja o alta. La autoestima es fundamental para nuestro bienestar emocional.
Una baja autoestima hace que nos sintamos mal con nosotros mismos, generándonos una desconexión, una tristeza profunda y una gran vulnerabilidad a la hora de desarrollar algunos trastornos psicológicos.
Cuando una persona sufre depresión, su estado anímico y sus recursos psicológicos se ven seriamente mermados. De esa manera surge un sentimiento de culpa y de inutilidad. Es entonces donde se aprecia la relación entre autoestima y depresión.
De la baja autoestima a la depresión
La depresión se caracteriza por una profunda sensación de abatimiento, tristeza, angustia y apatía. Sabemos que este trastorno debe ser tratado lo antes posible, porque en caso contrario, irá afectando a nuestros recursos psicológicos y emocionales, empujándonos a padecer una serie de trastornos, como por ejemplo: padecer una baja autoestima.
Es importante, mantener una estabilidad emocional, ya que nos permitirá sentirnos más seguros, más confiados y con una visión más positiva de nosotros, y del mundo que nos rodea. Una baja autoestima provoca una visión distorsionada, y negativa de nosotros mismos.
Una baja autoestima hace que seamos excesivamente críticos con nuestro modo de ser y actuar. Hace que nos sintamos insatisfechos por no ser capaces de conseguir aquello que queremos. Y hace sentirnos infelices. Una autoestima baja puede acercarnos peligrosamente a la depresión.
Cómo se entrelazan autoestima y depresión
Vivir con una baja autoestima es similar a “ir desnudos”. Nos hace vulnerables, haciendo que el miedo, la inseguridad y la negatividad se apodere de nosotros. Necesitamos una visión positiva de nosotros mismos para poder enfrentarnos al mundo que nos rodea de un modo exitoso.
La depresión tiene un origen multifactorial como ya hemos comentado. Para padecer depresión se deben dar algunos factores, como por ejemplo: ciertos estímulos externos desencadenantes, una predisposición genética o una alteración química de nuestro cerebro. Son factores que no podemos controlar y nos hace vulnerables. Pero una baja autoestima hace que seamos incapaces de afrontar o gestionar los problemas más simples. Así que podemos vernos superados por los acontecimientos, y caer en una depresión. Existe una clara relación entre autoestima y depresión.
La vulnerabilidad nos hace caer en la depresión
Los perfiles de personalidad que se caracterizan por una autoestima baja, tendrán un mecanismo psicológico y emocional empobrecido, que favorecerá que perciban los sucesos de la vida como algo negativo y potencialmente dañino.
La baja autoestima hace que la persona se victimice, tomando un papel pasivo en su propia vida. Este hecho promueve el rechazo a oportunidades y cambios que les permitan superar los sucesos negativos. Esta clase de personas se convierten en sus peores enemigas, incapaces de salir del pozo oscuro y tenebroso donde se hayan, autodestruyéndose poco a poco.
De la depresión a la baja autoestima
Cuando nuestro interior se ve abocado al más profundo dolor, a la tristeza más absoluta, y a unos pensamientos tan negativos que oscurecen nuestra mente, nuestra autoestima se ve seriamente dañada. Si nuestra mente es incapaz de detectar lo positivo en las cosas y en las vivencias, tampoco lo hará con nuestra propia imagen o autoconcepto.
Solamente conseguiremos una autoestima alta cuando seamos capaces de concebir lo bueno del mundo que nos rodea, y todo lo bueno que hay en nosotros mismos. Al final una cosa lleva a la otra, y debemos tratar la autoestima y depresión de forma conjunta.
Cambiar nuestra forma de pensar
Si nuestro modo de pensar nos ha llevado al estado donde nos encontramos, y no somos felices con ello, debemos plantearnos serios cambios. El más importante es volver a querernos y aceptarnos tal y como somos. Somos seres únicos y no debemos compararnos con nadie. Asume quien eres y mejora todo lo que puedas sin dejar de ser tú mismo.
Al ser un ser único tienes tu propia identidad. Tienes tus propios sueños y metas. Tienes tus propias necesidades y anhelos. Así que escúchate, y aprende a quererte de nuevo. Crea un nuevo camino para ti. Llénate de luz y esperanza.
También debemos dejar a un lado los pensamientos negativos. Ellos sólo nos producen dolor, y una visión desesperante de todo lo que nos rodea. Vuelve a respirar, y céntrate en todo lo positivo que hay en ti, y en todo tu mundo. Si cambias tu modo de pensar lo cambiarás todo.
Para superar los miedos que tanto nos paralizan, tenemos que aumentar nuestro amor propio, creando nuevas metas y proyectos vitales. Es un buen modo para recuperar la autoestima perdida y centrarnos en lo positivo.
Cómo mejorar nuestra autoestima
Si somos capaces de mantener una autoestima elevada evitaremos caer en la depresión. Y para mejorar la percepción que tenemos de nosotros mismos, podemos aplicar las siguientes estrategias:
- Recuerda quién eres, recuerda todo por lo que has pasado y todo lo que te hace especial. Si eres capaz de encontrarte de nuevo, podrás trabajar para restaurar tu autoestima perdida.
- Creer en ti. No te compares con los demás. Hay muchas cosas buenas en ti. Por ello debes centrarte en todo lo positivo. Gracias a ello podrás mejorar y aumentar tu autoestima. Así que deja de compadecerte, y utiliza esa energía para desarrollar tus habilidades, y cumplir tus propias metas.
- No te aferres al pasado. Todo lo que ha ocurrido queda atrás. No puedes cambiarlo. Por tanto, céntrate en el futuro, y llénate de esperanzas renovadas y de nuevos proyectos. Quizás tengas muchas cicatrices, pero no puedes vivir centrándote en ellas. Conviértelas en tu fuerza. Convierte todo ese dolor en experiencia. Eres una persona fuerte capaz de volver al camino que un día abandonaste.
- Sal de tu zona de confort. Siempre da miedo dar el primer paso en los cambios que necesitamos. Pero es mucho más peligroso quedarse en el sitio y en la situación que nos proporciona dolor y sufrimiento. Así que acepta lo nuevo que te depara la vida, y no te ancles en el pasado.
- Vive tu vida como quieras. Debemos comprender que al final nuestra vida es nuestra. No es de nadie más. Por ello debemos vivir tal y como queramos. Con nuestros propios valores, sueños y metas. No debemos vivir la vida de nadie, sino centrarnos en la nuestra. De ese modo podemos encontrar la plenitud que tanto añoramos.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online
Excelente.fue de mucha ayuda
Muchas gracias Vilma!!!
Me gusto mucho
muchas gracias Juan Miquel. Un saludo 🙂