Cerrar puertas y superar el pasado
Cuando somos incapaces de centrarnos en el presente y disfrutar de nuestro ahora, es hora de cerrar etapas o ciclos. No podemos mantener todas las puertas abiertas para avanzar. Para que haya un nuevo comienzo se necesita un final. Y es por ello que debemos aprender a cerrar puertas.
Al finalizar ciclos o cerrar puertas, nos deshacemos de todo aquello que ya no nos es útil. Es como vaciar un trastero lleno de cosas que jamás vamos a volver a utilizar. No debemos aferrarnos a un pasado que jamás volverá.
Para poder avanzar debemos desprendernos de esas cargas pasadas. Tenemos que aceptar todo aquello que no pudo ser, recordar lo que fue, y mirar hacia adelante. No podemos caminar cómodamente con la mochila llena.
¿Por qué nos aferramos al pasado?
Cuando algo en nuestro pasado ha sido traumático, nos empeñamos a revivirlo una y otra vez en nuestra mente. Caemos en la trampa de pensar que así podremos subsanar todo ese dolor. Pero no podemos cambiar lo que ha ocurrido, y el daño que hemos sufrido. Por eso debemos superar todo ese dolor, y cerrar puertas que no nos llevan a nada.
Tenemos que tener la voluntad de iniciar un pensamiento racional y positivo, donde no tenga cabida el pasado. Una vez que algo ha pasado, ya deja de ser real, y se convierte en un recuerdo. Y como todos sabemos, no se puede vivir ni de lamentos ni de recuerdos.
Cerrar puertas es quererse
Aprender a deshacernos de todo aquello que solo nos aporta dolor y sufrimiento, es un acto de amor hacia nosotros mismos de un valor incalculable. Cuando cerramos ciclos o relaciones que no nos dejaban avanzar, nos estamos dando la importancia que nosotros mismos nos merecemos.
Cerrar puertas al fin y al cabo se trata sencillamente de ponerle freno a nuestro dolor. Si algo o alguien nos hace daño, debemos dejarlo atrás. Y ello solo se consigue pasando página y superándolo. Es necesario ponerle fin a lo que carece de solución.
Cerrar puertas a relaciones tóxicas
Cada vez que comenzamos una relación empezamos un nuevo capítulo de nuestra vida. Comenzamos a compartir nuestra vida con esa persona especial. Pero si esa relación se deteriora y acaba siendo tóxica, lo mejor para ambas partes es cerrar puertas.
Si una relación nos daña, lo mejor es dejarlo, poner punto y final, y que cada uno siga su camino. Eso es lo más maduro y sano. Lo dañino es permanecer en una relación que nos anula y nos daña por miedo a romper los lazos establecidos con esa persona.
Para avanzar necesitamos romper con aquello que nos hace sufrir, y si una relación nos resta, debemos tomar la decisión de darla por finalizarla. Solo de ese modo podremos seguir adelante, e incluso iniciar nuevas relaciones.
Hay puertas que tenemos que cerrar para siempre
Cuando tenemos que cerrar una etapa en nuestras vidas, no tenemos que cerrarla lentamente, ya que eso solamente aumenta el dolor y la agonía. En estos casos lo conveniente es cerrar la puerta de un portazo.
Dejar una puerta entreabierta es como dejar una herida a medio curar. Tenemos que tener claro, que tomar una decisión implica seguir adelante con lo que hemos acordado con nosotros mismos.
Cuando estamos sumergidos en una relación tóxica que nos daña constantemente, y no hay solución posible, a menudo no nos damos cuenta de todo ese dolor. Por ese motivo dejamos algunas puertas abiertas. Cuando somos plenamente conscientes de nuestro estado dentro de la relación, y del daño que sufrimos, podemos entonces tomar la decisión de cerrar esa puerta para siempre.
Existen relaciones que debemos dejar de un plumazo. Hay que cerrar puertas sin tenerlas semanas, meses o incluso años entreabiertas. Cuando dejamos algo entreabierto es porque no queremos cerrarla o tenemos miedo a dar el paso, por mucho daño que nos produzca. Solo se vive una vez, y por tanto no nos merecemos llevar esa carga. Si algo o alguien nos resta, tiene que desaparecer de nuestra vida. Y para siempre.
Para avanzar hay dejar atrás al pasado
Cerrar puertas es fundamental cuando nuestro presente no avanza. El estancamiento siempre se produce cuando nos aferramos a un pasado doloroso que nos atrapa. Si las puertas quedan abiertas, las heridas también lo harán, y por tanto no podremos avanzar.
Puedes superar los pensamientos negativos cerrando puertas. Tenemos que ser conscientes que lo que ocurriera en el pasado no tiene por qué determinar nuestro futuro. Del pasado solo se pueden sacar lecciones, pero no se puede vivir de él.
No podemos detenernos en nuestro camino, por muchas espinas que nos encontremos. Si nos caemos, tenemos que levantarnos todas las veces que haga falta. Vuelve a ser una persona positiva y plena, dejando atrás todo ese sufrimiento, y abre las puertas a nuevas experiencias. Cierra etapas para dar la bienvenida a todo lo nuevo y bueno que está por llegar.
Cómo cerrar puertas adecuadamente
Al hablar de cerrar puertas nos referimos a finalizar procesos o etapas de la vida, que empiezan, se desarrollan y finalizan. No podemos estar pendientes de algo que ha acabado, por ese debemos pasar página y continuar nuestro camino.
Si una etapa no se cierra, ello interfiere con nuestro avance personal, ya que nos atrapa y no dejar que evolucionemos. Para seguir el camino debemos desprendernos de aquello que ya no nos sirve, y supone una carga, como es el propio pasado.
Existe un miedo en nosotros que hace que nos resistamos a los cambios, pero no podemos siempre permanecer inmóviles. Debemos aprender a cerrar puertas para que podamos avanzar, y vivir nuevas experiencias.
Y para cerras dichas puertas adecuadamente, debemos:
-Dejar ir.
Para poder cerrar las puertas de un modo sano debemos desprendernos de las emociones negativas, como puede ser el rencor, la culpabilidad, o la ira. Ello se consigue diciendo adiós, bajo el respeto y el cariño.
Hay que dejar a un lado el daño sufrido. No significa que tengas que perdonar a quien te dañó, sino que cierres la puerta con la mayor paz interior posible. Y para ello lo mejor es dejar a un lado lo ocurrido y mirar al futuro sin esa carga tan pesada.
Tenemos que aprender a cerrar puertas, y concluir las etapas finalizadas de la mejor forma posible. Hay muchas cosas que vivir, y relaciones satisfactorias que tener. Tu futuro es tuyo, y vívelo como quieras, y con quien quieras.
-Vuelve a soñar.
Al cerrar puertas hay inevitablemente, nuevos comienzos. De ese modo aprende de nuevo a tener sueños y esperanzas. Céntrate en ellos, y haz todo aquello que te haga feliz y te permita evolucionar. Tienes el derecho a cuidarte y a mirar por ti.
El pasado a menudo nos retiene. Nos hace revivir todo ese dolor, haciéndonos creer, de ese modo minimizaremos ese sufrimiento. Pero no es real. Nada de lo que ha ocurrido se puede cambiar ya. Así que céntrate en todo lo nuevo que está por llegar. Tienes un futuro lleno de esperanza en tus manos.
-Solo tú puede cerrar esas puertas.
Los problemas no se solucionan solos, ni las decisiones se toman solas. Tenemos que responsabilizarnos por nosotros mismos y nuestro futuro. Así que, si no eres feliz con algo o con alguien, debes tomar la decisión de cerrar esas puertas y abrir aquellas que nos llenan de plenitud. Al final son decisiones que tenemos que tomar.
Al final solo uno es capaz de superar sus propios problemas. Así que no dejes que nadie tome decisiones que repercutan en tu vida, y toma el control. Tu vida es tuya, y tú eliges el cómo y el con quien vivirla.
-Acepta los cambios.
La vida es cambio, y no podemos quedarnos inmóviles. Deja tu zona de confort donde nada pasa, y apuesta por los cambios que te permitan ser feliz. Los riesgos dan miedo, pero debemos tener la iniciativa de buscar nuestra propia felicidad.
Nunca te detengas. Te encontrarás miles de obstáculos en el camino, pero debes superarlos todos. Si te caes, tienes la obligación de levantarte, y volver a respirar. Cierra las estepas que ya pasaron, y abre las puertas a un futuro que solo te pertenece a ti. Sé feliz.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online