Cómo detectar un matrimonio tóxico

Los matrimonios tóxicos

Hay uniones sentimentales que acaban por convertirse en relaciones realmente tóxicas. Las personas que conforman este tipo de matrimonios, suelen ser personas con ciertas carencias afectivas, que repiten patrones de conductas que al final acaban por destruirles a ellos mismos, y romper sus matrimonios. Existen algunas características de este tipo de uniones dañinas, que nos permiten aprender a cómo detectar un matrimonio tóxico, y de ese modo saber cómo debemos actuar ante esa problemática.

En los matrimonios tóxicos siempre encontraremos al menos alguna de las dos partes, que sufre el comportamiento dañino de la otra persona. Habrá matrimonios que serán ambas partes quien arremeterán entre si con conductas destructivas, y con la clara intencionalidad de someter o hacer daño a la otra persona. Son en definitiva, relaciones que acaban por dañar a ambas partes, destruyendo todo lo que son como individuos, y como pareja.

Entre esos comportamientos tóxicos podemos encontrar, el chantaje, la manipulación emocional, el ninguneo, el abuso o el maltrato psicológico, etc. Son conductas destinadas a destruir a la otra persona. Pero cuando arremetemos contra nuestra pareja, también arremetemos contra nosotros mismos, porque al final, estos matrimonios tóxicos acaban finalizando, e hiriendo a las personas que componían la relación.

Un matrimonio sano es aquel, que se construye bajo el amor, el respeto, la empatía y el cariño. Aquellos que se convierten en tóxicos, dejan florecer emociones tan negativas como es el rencor o el odio. Si algo así ocurre, lo mejor sería dar por finalizada la relación, y que cada uno tomara su camino, pero no suele ser así. Cuando se toman las decisiones, ya suele ser demasiado tarde, y las heridas emocionales son, en ese momento, demasiado profundas. 

Es importante aprender a cómo detectar un matrimonio tóxico, porque de ese modo se puede poner remedio antes que el daño sea tan alto, que la relación no se pueda mantener. Tenemos que entender que normalmente, este tipo de matrimonios están ya conformados por personas heridas emocionalmente, y que esas conductas hirientes suelen darse desde el noviazgo. Las personas que arrastran ciertas carencias afectivas y emocionales son capaces de crear un auténtico infierno de su matrimonio. Y opino que antes de llegar a ese punto de sufrimiento y dolor, lo mejor es tratar la problemática y tomar las decisiones que protejan a cada una de las personas que conforman ese matrimonio tóxico.

Cómo se crean los vínculos tóxicos

Un matrimonio tóxico, en el cual la relación es tan dañina que acabará por destruir emocionalmente a ambas partes, tiene en sus inicios en patrones tóxicos aprendidos, donde la dependencia y la manipulación está a la orden del día. No son personas sanas que acaban por deteriorarse dentro del matrimonio, sino que ya eran personas tóxicas cuando estaban solteros. Una persona herida siempre mantendrá relaciones dañinas, porque sabe cómo relacionarse de forma diferente. Por ese motivo es esencial aprender cómo detectar un matrimonio tóxico, ya que de ese modo las personas que lo conforman, podrán recibir el tratamiento psicológico y emocional que tanto les hacía falta haber tenido desde siempre.

Los vínculos desde los inicios de la relación serán tóxicos, siempre subyugados a la dependencia, a la necesidad, y al sometimiento. Las personas que se embarcan en este tipo de relaciones, son personas con muchas carencias emocionales y afectivas. O bien buscan a alguien a quien someter, ya sea mediante la manipulación o incluso el abuso emocional, o bien buscan a alguien que les preste la atención que necesitan, aunque para ello tenga que someterse a la voluntad de su pareja. Son relaciones de poder, donde unas de las partes somete a la otra, para conseguir aquello que quiere. 

Las personas que conforman un matrimonio tóxico son personas que han necesitado siempre ayuda psicológica para tratar sus carencias emocionales, pero nunca han dado el paso, ello les ha llevado a sufrir en exceso, y mantener relaciones totalmente destructivas y tóxicas. Un matrimonio tóxico es el fruto de años arrastrando problemas y traumas que deberían haber sido tratados en su momento, y que ahora esas consecuencias afectan a la salud de la propia relación sentimental.

Cómo detectar un matrimonio tóxico

Todos los matrimonios pasan por momentos críticos. Son momentos de dudas, de angustia y de incertidumbre. Pero si las personas que lo conforman están dispuestas a buscar soluciones, y existe el amor, siempre hay tratamiento para cualquier problemática que pueda surgir en una relación. En las relaciones tóxicas está todo tan deteriorado, que a menudo la “única salida”, es la ruptura definitiva de la unión, ya que hay tanto sufrimiento y tanto dolor, que es imposible rehacer ese amor

Lo peor de todo, es que las personas que iniciar relaciones insanas y tóxicas, requieren de tratamiento psicológico, pero aunque se embarquen en mil relaciones dañinas, jamás tomará la firme decisión de tratarse. Si lo hiciera, podría con el tiempo, comenzar relaciones totalmente constructivas y sanas. Pero desgraciadamente, suelen ser personas que arrastrarán sus carencias afectivas y emocionales a lo largo de su vida, destruyéndose a sí mismo, y a toda relación que empiecen.

Para aprender a cómo detectar un matrimonio tóxico, deberemos tener en cuenta ciertas características que nos ayudarán. Las personas que conforman este tipo de uniones, son y se comportan de una cierta forma, y es por ello que se les puede identificar rápidamente, si sabemos qué buscar. Y entre dichas características encontramos:

  • El lenguaje que siempre se utiliza es hostil y agresivo.
  • Una de las partes someterá a la otra en su voluntad.
  • No tienen en cuenta la voluntad o las necesidades de la otra persona.
  • Siempre habrá discusiones, e incluso episodios de violencia verbal, e incluso física.
  • Son parejas que tampoco sabrán relacionarse con otras adecuadamente.
  • Habrá una dependencia enfermiza por una de las partes.
  • Son personas envidiosas, que suelen criticarse entre sí, y criticar al resto de personas.
  • Experimentan episodios de ira, y manifiestan siempre rencor por todo.
  • Al menos una de las partes ninguneará o despreciará a la otra constantemente.
  • Se echarán la culpa mutuamente por todo.
  • Son incapaces de mantener conversaciones constructivas y normales.
  • Usarán la manipulación e incluso el abuso para someter a la otra persona.
  • No les importará dejar mal a su propia pareja.
  • No valorarán a su pareja, ni siquiera a ellos mismos. Tienen una baja autoestima.
  • Confunden el amor con la necesidad y con la posesión.

Nadie debería vivir con heridas tan profundas en el alma, que le impidan vivir en paz consigo mismo y con los demás. Son personas que sin curar sus heridas van dañándose y dañando a las personas que se encuentra en su camino. Cuando dos personas heridas deciden iniciar una relación juntos, al final esa relación resulta una auténtica cárcel emocional, donde los dos se harán daño mutuamente, hasta que uno de los dos decida, algún día, finalizar esa unión.

Las personas emocionalmente heridas, sea por el motivo que sea, tienen la responsabilidad con ellos mismos de buscar un tratamiento. Deben buscar soluciones que le permitan volver a sentirse bien consigo mismos, y por ende, con los demás. Porque si no toma esa decisión, eternamente se hará daño, y hará daño a toda persona que decida estar a su lado. La vida es demasiado corta para ir cargando con esa mochila tan pesada. ¡Adelante!

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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