Cuando la familia no ayuda
Todos pasamos por momentos críticos y difíciles. Es algo inevitable y propio de la vida. Desde que somos pequeños, siempre buscamos el apoyo y la ayuda de nuestros seres más cercanos y queridos. De ellos tenemos la protección que necesitamos. Nos aporta la seguridad necesaria para afrontar cualquier situación adversa. ¿Pero qué pasa cuando la familia no ayuda?
Aunque crezcamos, y seamos más autónomos que cuando éramos niños, siempre necesitamos de nuestra familiar y de las personas más cercanas, si tenemos un problema serio que afrontar. Necesitamos sentirnos arropados y apoyados por esas personas. Pero cuando la familia no ayuda, nos sentimos profundamente desolados. Necesitamos de un punto de apoyo para afrontar nuestro mundo, y ese hecho no depende de la edad. Siempre necesitaremos ayuda.
Que la familia no nos ayude ni nos dé su apoyo es extremadamente grave cuando somos pequeños. Normalmente, las familias que no dan su apoyo cuando la persona es adulta, tampoco lo han hecho cuando eran niños. Las heridas emocionales que generan este tipo de familias, debido a su forma de actuar disfuncional, son grandes e intensas. Las personas adultas que han sufrido este tipo de familias, son personas totalmente heridas.
Incluso podemos llegar a hablar de familias que no solo no ayudan, sino que hacen todo lo posible por destruir a sus miembros más vulnerables, ya sea por sus críticas constantes, por sus desplantes, por la violencia tanto verbal como física, o por la simple indiferencia. Son familias totalmente tóxicas que acaban por autodestruirse, y destruir a todos sus miembros, de un modo u otro, y sobre todo aquellos que son emocionalmente más inmaduros y vulnerables.
Tenemos que entender a la familia como nuestro núcleo social principal. Dentro de ella aprendemos a relacionarnos, así cómo debemos actuar y comportarnos. Ella nos aporta la seguridad que necesitamos a la hora de desarrollarnos emocional y psicológicamente. Pero cuando esta es totalmente tóxica, no recibimos las pautas necesarias para saber cómo responder a las adversidades, a saber cómo debemos actuar, o a saber cómo debemos relacionarnos con los demás. Cuando la familia la falla, y no tenemos el apoyo que necesitamos desde nuestra infancia, todo falla. Y este es un hecho incuestionable.
Por muy mayores que podamos ser, todos necesitamos de un lugar y un núcleo de personas donde ir y sentirnos arropados. Cuando la familia no ayuda, las consecuencias pueden ser catastróficas para nuestro bienestar emocional y psicológico. Todos necesitamos nuestra propia tabla de salvación. Todos necesitamos de ayuda.
Necesitamos sentirnos arropados
Cuando estamos atravesando por momentos difíciles, sentirnos solos y desamparados, puede agravar la situación, e impedirnos afrontar esas adversidades de un modo constructivo y efectivo. Por ese motivo es esencial poder contar con alguien para sentirnos seguros y apoyados. Los problemas propios de nuestra vida se resuelven en gran medida gracias al apoyo que recibimos. Cuando la familia no ayuda, debemos buscar a otras personas con las que sentirnos arropadas. Estas pueden ser los amigos, las parejas, etc. Cuando la familia falla, debemos buscarnos un núcleo familiar nuevo, aunque estas personas no compartan ningún lazo carnal ni sanguíneo.
Es cierto que, si la familia nos falla, nos sentimos totalmente desolados y dañados, pero a veces es mejor que busquemos una nueva familia con otras personas. Hay familias totalmente dañinas capaces de dañarnos con su incomprensión, sus críticas y sus agresiones. Tenemos que buscar nuestro bienestar, aunque ello signifique alejarnos de nuestra propia familia.
Si nos sentimos arropados, nos es más fácil poder afrontar cualquier situación, por muy adversa que sea esta. No sentirnos solos, nos aporta la confianza necesaria para poder gestionar cualquier adversidad. Por ese motivo, es esencial estar con personas constructivas, y empáticas, que sean paces de darnos su mano cuando necesitamos ese apoyo. Aunque estas no sean ni de nuestra familiar. Cuando la familia no ayuda, hay personas capaces de darnos ese apoyo que necesitamos en los momentos más oscuros.
Cuando la familia nos hace daño
Cierto es que existen familiar que intentan ayudar, pero que debido a su propio funcionamiento interno, perjudican a sus miembros. Quizás sean familias desestructuradas, ya sea por su rigidez o por su dejadez, y que en vez de ayudar a quien lo necesite, con sus críticas, opiniones y actuaciones solo hacen empeorar la situación de quien solicita ese apoyo.
Dar ayuda requiere de una cierta madurez emocional. Las familias en las que sus miembros son incapaces de tener una buena salud emocional, serán incapaces de dar el apoyo y la ayuda que sus miembros necesitan. Eso genera un profundo dolor y sentimientos de soledad, de aquellas personas que carecen del apoyo de su propia familia.
También existen familias en las que sus miembros son altamente tóxicos, donde se produce la falta de empatía, y manipulación constante, donde los miembros más fuertes emocionalmente (normalmente los padres, o alguno de ellos), manipulan y chantajean a los miembros emocionalmente más débiles (normalmente los hijos, o alguno de ellos). En esta clase de familia, no sólo no se ayudarán mutuamente, sino que se boicotearán, y se dañarán constantemente con tal de que los miembros más fuertes y manipuladores consigan aquello que desean.
Las consecuencias emocionales
La familia nos marca. Es el primer grupo social al cual pertenecemos. De la familia aprendemos a cómo actuar, a cómo comportarnos, a cómo relacionarnos. En definitiva, nuestra familia marca aquello que somos, para bien o para mal. Pertenecer a un tipo de familia u otro conforma nuestro carácter, y el modo en el cual nos desenvolvemos en este mundo.
Si nuestra familia está bien estructurada, y funcional en el ámbito emocional, hará que nuestro carácter sea más flexible, autónomo, y empático. Nuestra autoestima seguro que será positiva, ya que tendremos la confianza de quien se siente querido y arropado. Además, hará que nos relacionemos de un modo constructivo. Tener una familia que nos ayuda y nos apoya ese esencial para nuestro bienestar emocional y psicológico.
En cambio, si nuestra familia es tóxica debido a la inmadurez emocional de sus miembros, recibiremos chantajes, críticas, y juicios pocos constructivos por parte de ellos. Eso marcará nuestra forma de ser y cómo nos percibimos a nosotros mismos. Es decir, nuestra autoestima se verá seriamente afectada. Nuestra forma de relacionarnos será poco sana y dañina. Además, nuestro modo de pensar y actuar será rígido. Una familia desestructurada nos marcará irremediablemente de un modo negativo y dañino.
Qué hacer cuando la familia no ayuda
Tener una familia tóxica o no, no depende de nosotros. Es algo que no podemos decidir ni controlar. Si bien cuando somos niños, estamos totalmente atrapados dentro de nuestra familia, cuando somos adultos, podemos tener las herramientas emocionales y la maduración suficiente para tomar decisiones si tenemos que tomarlas.
Si nuestra familia no solamente no nos ayuda, sino que nos hace daño, lo mejor es alejarse de ella. La vida es demasiado corta para vivir con esa carga. Si algo o alguien te hace daño, aléjalo de ti. Sé que tomar ese tipo de decisiones es dura y pueda aterrarnos, pero es algo totalmente necesario. Pero si no podemos alejarnos físicamente, hazlo emocionalmente, es decir, pon tus límites y no te dejes manipular por nadie. A esas personas tóxicas, déjales muy claro aquello que no vas a tolerar, y ello tienen que respetarlo. Si no lo hacen, entonces si que deberías decidirte por tomar distancia física de esas personas.
Sobre todo, te aconsejo que perdones. No vivas con emociones tan negativas como el odio o la ira. Si alguien te ha dañado, perdónale y sigue tu camino. No tienes por qué llevar esa carga tan pesada. Despréndete de toda esa basura emocional.
Al final puedes elegir quien es tu familia y quién no. Quizás las personas que no comparten tu código genético sea más familia que si lo comparten. La familia es esencialmente esas personas que siempre estarán dispuestas a ayudarte y apoyarte en todo momento. Porque al final quien está siempre ahí es quien realmente te quiere, y esa es la verdadera familia. ¡Adelante!
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online
Excelente! Gracias!
Gracias a ti 🙂