El silencio
No hay nada mejor que quedarnos quietos y sumergirnos en el silencio más profundo, para poder encontrarnos de nuevo. La falta de ruido, tanto exterior, como interior, favorece que volvamos a lo esencial, a lo que es realmente importante. A menudo olvidamos que, un alma y un corazón en paz son el único camino que nos lleva al equilibrio y bienestar emocional.
Todos sabemos la importancia que tienen el silencio, para alcanzar la calma que tanto necesita nuestra mente. A menudo estamos totalmente sumergidos en demasiados ruidos. Ruidos que incluso encontramos en nuestro interior. Juicios, valores, autocriticas, culpabilidades, etc. Todo ese ruido no deja que nos reencontremos con nosotros mismos.
Es realmente sorprendente de todo lo que podemos llegar a conseguir si aprendemos a guardar silencio, y sumergimos en este estado de quietud. Pero no debemos caer en la contención o represión, sino tomarlo como un ejercicio de reflexión y autodescubrimiento. Al final todas las respuestas que siempre buscamos, se encuentran en nuestro interior, solo necesitamos estar en silencio para escuchar nuestra propia voz.
No es nada exagerado afirmar que, toda persona puede resolver la mayoría de sus conflictos interiores a través del silencio. Si al ruido le añadimos ruido, el caos es total. Pero si trabajamos el silencio, conseguiremos alcanzar el estado emocional óptimo para afrontar cualquier adversidad personal.
Cierto es que, estamos expuestos a multitud de estímulos que nos alejan de ese silencio que tanto necesitamos. Debemos aprender a escapar de ellos, porque si no, todo ese ruido nos alejará de nosotros mismos, y de todo lo que realmente importa. Así que, apuesta por el silencio como método para encontrarte de nuevo, y avanzar de un modo positivo y único.
Estímulos llenos de ruido
Todos recibimos a lo largo del día miles de estímulos. Algunos son importantes y necesarios, y otros simplemente son ruido. Sea del tipo que sea, esa estimulación constante se va instalando y acumulando en nuestra mente. Es entonces donde tal cantidad de información hace que nos colapsemos, y nos fatiguemos emocional y mentalmente.
Nuestro ritmo de vida, y nuestras actividades diarias, dejan poco espacio para el silencio. No tenemos tiempo para dedicarlo plenamente a nosotros mismos, a respirar, a sentir, a encontrarnos. En vez de aprovechar esos momentos, terminamos por hacer cualquier otra tarea, acción o automatismo.
En cierta medida, nos aterra dejar momentos o espacios en blanco. Tenemos la necesidad de llenar cualquier tipo de vacío, y no dejamos espacio para la paz, el desasosiego y el silencio. Hay personas que no toleran el silencio, ya que tienen la certeza de que deben estar siempre activos. Pero nada es tan urgente como para que no pueda esperar. Nosotros mismos nos boicoteamos, y dejamos de cuidarnos.
El poder de la sencillez
A menudo y sin darnos cuenta, nos complicamos la vida de forma totalmente innecesaria. Nos llenamos de cosas, objetos y deseos totalmente triviales. Y a veces, cuando nos sentimos tristes, abatidos, y el peso del mundo se cae sobre nuestros hombros, terminamos por adquirir otro de esos objetos o experiencias banales para alejarnos de ese malestar. Se nos olvida que quizás la clave no sea adquirir más cosas, sino deshacernos de todo lo que sobra en nuestras vidas.
La sencillez es solo quedarnos con lo verdaderamente importante. Con todo lo esencial para nosotros. Comer cuando tenemos hambre. Beber cuando tenemos sed. Dormir cuando tengamos sueño, etc. Y solo conseguiremos eso cuando estemos en paz con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea.
La simplicidad se basa en volver a lo esencial. Para lograrlo necesitamos el silencio. Ese es el camino para que nuestra mente, y nuestro corazón, adquieran un ritmo más lento y pausado. De ese modo, lograremos reconocer lo que hay alojado en nuestro interior.
El efecto del silencio sobre nuestro bienestar emocional
El silencio no solo nos proporciona paz, quietud, y claridad, también tiene efectos muy beneficiosos sobre nuestro estado emocional. Somos muy sensibles al ruido, y para calmarnos necesitamos estado en completo silencio.
Diversos estudios evidencian que unos minutos de silencio profundo, es más enriquecedor que escuchar música relajante. El organismo entero se sumerge en un estado de calma tal, que en poco tiempo se ve una mejora tanto física, emocional y mental.
Es esencial encontrar momentos de paz para mantener una buena salud emocional. Después de dichos momentos, podremos comprobar una gran mejoría en nuestro estado anímico, y en nuestra autoestima.
El valor del silencio
El silencio tiene la gran capacidad de cambiar por completo nuestras vidas, porque a través de él, podemos reencontrarnos con lo esencial, y con nosotros mismos. El silencio y la paz siempre van de la mano. Así que debemos aprender a dejar de movernos, y dejar que nuestro interior hable en ese silencio.
Nuestro verdadero problema no son las cosas que no tenemos y deseamos, ni tan siquiera ese amor que nos ha abandonado o que aún no ha llegado a nuestras vidas, o esas experiencias que deseamos vivir. El problema real está en el deseo enloquecido por alcanzar algo externo, sea lo que sea, que consiga apaciguar nuestro mundo interior. Pero eso es como intentar rellenar un saco roto, nunca se podrá llenar. Así que consigamos lo que consigamos no será suficiente si no estamos en paz con nosotros mismos.
La quietud y el silencio ayudan a calmar ese deseo insaciable e incontrolable por alcanzar nuestras necesidades que no son tan importantes, favoreciendo un estado necesario de paz y calma interior. Nos ayudan a diferencia entre lo esencial y lo que es totalmente innecesario. Ello se traduce en conseguir una mayor claridad interior, una mayor lucidez, y por descontado, tener una capacidad clara de tomar decisiones. El silencio también habla. Nos habla. ¡Escúchalo! ¡Adelante!
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online