La tristeza

La tristeza

¿Quién no se ha sentido abatido en algún momento de su vida? Todos nos hemos sentido alguna vez totalmente decaídos y sin ánimos de nada. Es normal que a menudo la tristeza llame a nuestra puerta y se quede a nuestro lado. La vida consta de rachas, donde la alegría y la más profunda tristeza van apareciendo. Tenemos que entender la tristeza.

No podemos esperar que nuestra vida sea lineal. No es así. Todo son altibajos, y tenemos a que aceptar y entender la tristeza del mismo modo que a la alegría. Pero a veces ocurre que la tristeza es tan intensa que nos envuelve de tal modo que no podemos desprendernos de ella. Si ese estado nos acompaña de forma continuada durante más de dos años, estaríamos hablando de distimia.

Entender la tristeza

Entender la tristeza, nuestra propia tristeza es una tarea muy complicada. Entender la tristeza que estamos sufriendo implica que admitimos que existe, y que la estamos padeciendo. Nuestra pena nos habla de un dolor que nos ha destrizado nuestra alma. Un dolor insoportable que necesita expresarse.

Sería muy sencillo poder aceptar que estamos tristes, si no fuera porque caer en la tristeza está mal considerado. Todo el mundo acepta de buen grado la alegría. Parece que nadie puede pasar por un mal momento. Y si lo pasa, tiene la obligación de callar y superarlo como pueda. Pero realmente cuando la tristeza se aloja en nuestro interior, perdemos las fuerzas, y la capacidad de superar esa situación.

Tenemos el derecho de caer. Y tenemos el derecho de levantarnos a nuestro ritmo, con nuestras propias herramientas, o con la ayuda que necesitemos en ese momento. Todos deberíamos ser más empáticos con nuestra tristeza, y con la de los demás. Tenemos que entender la tristeza como una emoción que forma parte de nuestra vida, y forma parte de todos.

Sí, tenemos una vida, y sería fantástico poder estar alegres la mayor parte del tiempo, pero no es así. Aparecen los problemas, las pérdidas, y las dificultades que nos someten a una dura presión. Todo ello hace que nuestro estado de ánimo se vea seriamente dañado. Pero así es la vida. Es luz y oscuridad, y debemos aceptarlo tal y como es.

La tristeza debe ser escuchada

La luz siempre tiene más resplandor cuando hemos estado sumergidos en la más absoluta oscuridad. Es una metáfora que nos ayuda a entender la tristeza. Gracias a los sinsabores, a la decepción, a todas esas despedidas, y a todo lo malo que aparece en nuestra vida, obtenemos lecciones que nos ayudan a valorar todo lo bueno que tenemos, y que nos aporta la vida.

Todas las experiencias negativas nos hacen ser más fuerte y más sabios. La oscuridad nunca es eterna, siempre da paso a la luz. Solamente necesitamos paciencia, y dejar que todo fluya. No podemos ignorar la tristeza. Tenemos que entenderla, y para ello, debemos dejar que se exprese, que nos diga por qué ha aparecido y cuál es su función en nuestras vidas.

No dejes que nadie le quite valor a tu tristeza

Nadie va a sentir lo que nosotros sentimos. Y por tanto, nadie tiene el derecho de despreciar nuestra tristeza. Si tienes que llorar, llora. Si tienes que cabrearte, hazlo. Los demás te darán consejos destinados a que tu tristeza se silencie. No caigas en la trampa. Para que la tristeza de paso a la luz, debemos dejar que se exprese y no diga aquello que quiera decirnos.

Cada uno tiene su dolor, y lo vive de diferente manera. Así que es importante que entiendas tu tristeza, y sepas como reaccionas ante ella. Rodéate de las personas que respeten tu dolor, y dejen que lo superes a tu manera.

No permitas que te tachen de débil por estar triste. Tú bien sabes lo que duele, y lo difícil que es salir de ese pozo negro y oscuro. Respétate y respeta tu dolor, y aléjate de esas personas que no comprendan por lo que estás pasando.

Comparte tu dolor con quien quiera hacerlo

No hay nada que alivie más que soltar todo aquello que nos presiona en nuestro interior, y que ese mensaje sea entendido por la otra persona. Cuando compartimos nuestro dolor soltamos parte de esa pesada carga.

Al comunicarnos normalizamos nuestra tristeza, y tenemos una vía por donde expulsar al exterior todo aquello que nos perturba interiormente. Así que busca alguien que te comprenda. Llora, hablar, y ríe con ella. Tu tristeza no está preparada para ello, y conseguirás que se aleje de ti rápidamente.

Es importante encontrar la compañía adecuada. Debe ser una persona que respete tus tiempos, y que no tenga prisas. Que sepa que es el dolor, y entienda por todo lo que estás pasando. Un buen apoyo hace que nos levantemos con más fuerza.

Qué tenemos que saber para entender la tristeza

Lo primero que debemos saber de la tristeza, es que tenemos el derecho a sentirla. No tenemos que esconderla, ni camuflarla en una forzada sonrisa. Tu mundo se reconstruirá de nuevo una vez que dejes que la tristeza te diga aquello que quiere decirte. No hay que temerla, solamente tenemos que aceptarla como parte de nosotros.

El hecho de estar triste no significa que estemos enfermos. La tristeza es solamente una emoción más. Un estado de ánimo bajo que es temporal, que nos permite parar, reflexionar acerca de los cambios que debemos realizar, y obtener las fuerzas para levantarnos.

Es cierto que no debemos sucumbir por completo a la tristeza. Si no tenemos la voluntad de levantarnos, se quedará con nosotros, y ello prolongado en el tiempo puede desarrollar diversos trastornos, como la depresión o la distimia.

La tristeza viene y va, y aunque en ocasiones intentemos con todas nuestras fuerzas encontrar su origen, quizá son lo tenga. A veces es un estado de ánimo bajo temporal, sin más. No hay que tenerle miedo, simplemente dejar que se expresa, y se vaya del mismo modo que vino.

La tristeza como estado anímico

Todos entendemos la tristeza como una emoción negativa. Aunque a veces se asocia a un evento drástico y negativo, como puede ser una pérdida o un fracaso, lo cierto es que a veces no existe un origen como tal.

  • A veces la tristeza responde a una simple apatía y decaimiento personal. Es decir, a una necesidad por estar con nosotros mismos, y reordenar nuestros pensamientos.
  • Estar triste no tiene por qué deberse al miedo, o la necesidad de huir de algo.
  • La tristeza es a menudo una simple bajada de nuestro estado de ánimo.

La resistencia de la tristeza

La tristeza tiene como principal enemigo la aceptación y la comunicación. Cuando la persona que la sufre, vive su tristeza en soledad, sin compartirla, hace que esta emoción se haga cada vez más resistente y fuerte.

Si dejamos que la tristeza se apodere de nosotros, llegaremos a padecer trastornos más graves como es la depresión. Por ese motivo debemos evitar que nuestra tristeza se haga fuerte y resistente. Para ello debemos hacer que se exprese, y salga al exterior. De ese modo la sacaremos de lo más profundo de nuestro interior, y de ese modo lograremos alejarnos de ella.

Cómo ayudar a una persona triste

La persona triste siempre va a agradecer que estés a su lado, que le des tu apoyo, y le muestres tu interés. No necesita los reproches, ni mermarle aún más la autoestima con críticas, ni intentar justificar su tristeza. Solamente necesita comprensión y comunicación.

Para ayudar a una persona triste debemos:

  • Comprender y entender su tristeza. Estar a su lado mientras llore y se sienta abatida.
  • Respetar sus tiempos, y su modo de enfrentarse a su tristeza. Cada uno es como es, y lucha a su manera. No debemos atosigar ni obligar a los demás a comportarse como queramos.
  • Escucharla en todo momento. Es importante mostrar nuestro interés. Además, al escuchar podremos averiguar la forma de ayudar a esa persona de una forma más eficiente.

Cómo combatir y entender la tristeza

Para no llegar a desarrollar un cuadro depresivo, es conveniente no dejar que la tristeza se instale cómodamente en nuestro interior. Y para ello deberías:

  • Aléjate del drama. Asume la tristeza como algo temporal, y no le hagas fuerte.
  • Vuelve a experimentar situaciones positivas y placenteras. Ves acotando tu tristeza.
  • Busca estar lo más relajado posible. Estar en un estado positivo no deja que la tristeza se haga fuerte, y vaya reduciendo su intensidad.
  • Haz aquello que te gusta, ya sea caminar, leer, hacer deporte, etc. Toda actividad aleja a la tristeza.
  • Desahógate cuando lo necesites. Llora sin sentir vergüenza. Deja que la tristeza se exprese, y salga de ti.
  • No pierdas la esperanza. La tristeza es una emoción temporal que desaparecerá. Así que no te cierres a la vida. Ten paciencia y mira hacia el futuro.

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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