Es muy normal que algo o alguien nos haga sentir mal, y despierte en nosotros ciertas emociones negativas. Pero lo que no llega a ser normal, es perder el control cuando nos sentimos dañados o dolidos. La rabia es una emoción que es capaz de sacar lo peor de nosotros, porque cuando la sentimos no somos nosotros mismos.
Las emociones se deben gestionar adecuadamente. Ello forma parte de nuestra madurez emocional. No saber cómo manejar el dolor que hemos recibido hace que sintamos la rabia. Es una emoción totalmente tóxica que nos paraliza por completo y nos obliga a tomar decisiones que no deberías tomar en ese estado.
Sentir rabia no solamente nos afecta en el plano emocional y psicológico. También genera una serie de síntomas físicos, como pueden ser la aparición de temblores, palpitaciones, o sudoración excesiva. Es necesario saber cómo debemos gestionar aquello que nos duele con tal de prever la aparición de la rabia. No podemos caer presos de ese tipo de emociones que tanto daño nos hacen.
No debemos olvidar que la rabia es una emoción, y como tal debemos dejar que se exprese, pero lo debemos aprender a gestionarla para que jamás se adueñe de nosotros y de nuestra voluntad. No podemos dejar que nos domine, y tome el rumbo que quiera tomar. Tenemos que responsabilizarnos de nuestras emociones, y no dejarnos llevar por ellas. Si somos incapaces de gestionarlas adecuadamente, tenemos que plantearnos seriamente la ayuda profesional. Es la única vía para aprender a gestionar adecuadamente todas nuestras emociones.
¿Por qué sentimos rabia?
Cuando algo o alguien nos daña, ese dolor se instala en nuestro interior. Hay personas que sabe gestionar todo el daño recibido, y hay otras que experimentan una serie de emociones. Emociones que pueden ser tan destructivas como la rabia. El dolor que se interioriza se va agrandando si no es tratado adecuadamente, y es tanta la presión que se acumula en nuestro interior, que todos esos sentimientos y emociones tienen que ser liberadas. Y esto ocurre a través de la rabia.
La rabia nos sirve para canalizar ese dolor que no podemos gestionar. Es una emoción que nos domina, y hace que explotemos para liberar todos esos sentimientos negativos que hemos acumulado en nuestro interior. Lo importante es aprender a no dejarnos arrastrar por ese tipo de emociones.
Tenemos que entender que, si algo o alguien nos ha dañado, la rabia solo servirá para desahogarnos, y para poco más. Ello no solucionará nada, sino que nos infligirá más dolor si cabe. Si una persona nos ha dañado, sentir rabia o no, le será indiferente. Es una emoción que solo nos afecta a nosotros, y a nadie más. Por tanto, darle todo ese poder es contra prudente para nuestra salud emocional y física.
Como ya he dicho anteriormente, todos tenemos que responsabilizarnos de nuestras emociones. Si estas logran dañarnos, como es el caso de la rabia, debemos aprender, sea con ayuda o no, a gestionarla adecuadamente, ya que es una emoción tan nociva que puede acabar por destruirnos, y destruir todo aquello que nos importa realmente.
Sentimos rabia como reacción hacia algo o alguien que nos ha dañado. Pero es una emoción que logra escaparse de nuestro control, y acabamos dirigiendo esa rabia hacia nosotros mismos o hacia nuestro entorno más cercano. De forma poco frecuente, logramos que esa rabia vaya dirigida hacia quien nos hizo daño, porque es una emoción que suele surgir cuando ya interiorizamos ese dolor, y la persona que lo puedo causar se encuentra lejos de nosotros. Por tanto, es una emoción que solamente logra dañarnos a nosotros mismos.
Cuando sentimos rabia hacia nosotros mismos
A veces, nuestra rabia está dirigida hacia nosotros mismos. Por cualquier motivo, podemos sentirnos tan culpables como para arremeter contra uno mismo. Culpabilizarnos de forma tan agresiva hace que nos juzguemos duramente, y nos demos un castigo por ello. Es un hecho totalmente autodestructivo.
La rabia que va dirigida hacia nosotros mismos tampoco se elimina sin más, sino que agrava el problema inicial, porque sentir esas emociones tan negativas jamás aporta nada constructivo, sino que nos empujan hacia el abismo. Es por ello, que necesitamos saber cómo gestionar todas esas emociones que puedes hacernos tanto daño.
¿Qué quiere decirnos la rabia?
La rabia en si, tiene como objetivo, el hecho de expulsar toda esa presión que hemos acumulado en nuestro interior, por un acontecimiento o por una persona que nos ha hecho daño. Es una emoción incontrolable que llega a agudizar todo ese dolor que estamos ya sufriendo.
Cuando caemos en la rabia, debemos parar y reflexionar el porqué de esos sentimientos y emociones que estamos sufriendo. Al analizar sus causas y sus efectos, podemos llegar a aprender que quizás no sea para tanto, y que no merece la pena dejarse llevar por este tipo de emociones.
Al final la rabia solamente nos daña a nosotros, afectando además a todos los ámbitos de nuestras vidas. La persona a la que va dirigida, por ejemplo, jamás sabrá que estás sintiendo, porque la rabia surge cuando todo ha pasado. Así que darle rienda suelta a la rabia no tiene mucho sentido, solo sirve para fustigarnos y en cierta medida desahogarnos emocionalmente.
La rabia no es más que una reacción por algo que nos duele o no nos satisface. Es algo que no hemos resuelto adecuadamente y solamente sabemos gestionarlo mediante esta emoción. Normalmente, la incapacidad de controlar este tipo de emociones es algo que parte de la infancia de quien la padece, y que no ha sabido como madurar emocionalmente.
Las personas que no son capaces de aceptar ni gestionar todo lo malo que les ocurre, acabarán por caer en emociones tan primitivas, estériles, y nocivas como es la rabia. Además de una falta de maduración emocional, la rabia puede esconder ciertas carencias y trastornos, como por ejemplo: desórdenes afectivos, baja autoestima, sentimientos de culpa, miedo a la soledad, etc. Por ese motivo, quien padezca rabia debería ponerse en manos de un profesional, ya que experimentar esa emoción nos lleva a la conclusión de que existe muchas cosas que afrontar y superar.
Cómo tratarla
Es esencial que aprendamos a gestionar nuestra rabia de un modo adecuado. No hacerlo implica una falta total de madurez emocional, y por tanto es una problemática que debemos tratar de un modo terapéutico. Es importante no dejarnos arrastrar por emociones tan destructivas como es la rabia.
Si no puedes controlar tu rabia, lo mejor es solicitar ayuda profesional. La terapia nos aportará las herramientas y guías necesarias para aprender a gestionar nuestras emociones negativas. No podemos mirar hacia otro lado, ya que, al dar paso a este tipo de emociones, perdemos el control de nuestras vidas.
También es aconsejable hacer actividades que nos permitan expulsar todos las sensaciones y experiencias negativas que nos aporta la rabia. El deporte es un buen canalizador, que nos ayudará a rebajar la intensidad de este tipo de emociones, además de permitirnos despejar nuestra mente.
Deberíamos contemplar la posibilidad de realizar también actividades que nos ayuden a relajarnos. Podemos optar por el yoga, o quizás incluso por la pintura. Todas esas actividades nos ayudarán a desplazar de nuestra mente aquellas emociones que nos hacen daño, y harán que nos podamos sentir bien con lo que hacemos, y con lo que somos.
Por último, decir que, la rabia puede enseñarnos que hay algo en nuestras vidas que no funciona y que debe ser tratado. Por ese motivo, tenemos que dejar que se exprese y posteriormente pedir la ayuda que necesitemos para afrontarla. Al final todo es un aprendizaje, y debemos aprender a gestionar nuestra rabia.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online
Deja una respuesta