Las Principales heridas emocionales
Las principales heridas emocionales surgen en nuestra más tierna instancia, y nos acompañan durante toda nuestra vida, siempre que no las tratemos adecuadamente. El dolor se convierte en un gran lastre del cual nos resulta muy difícil soltar.
Dicen que nuestro pasado siempre vuelve, que todo lo que somos y todo lo que hacemos depende de cómo ha sido nuestro pasado. Pero lo cierto es que, el pasado, pasado es, y tenemos que superar todo aquello que nos hirió con tal de poder avanzar. Nuestra vida no tiene que depender de acontecimientos que ocurrieron hace años. Podemos elegir, y debemos elegir soltar para poder vivir.
Con las principales heridas emocionales ocurre algo parecido que con las heridas físicas. Si las curamos, cicatrizan. Quizás dejen una huella visible, pero nunca vuelve a dolor. Pero si no las tratamos adecuadamente, nos seguirá doliendo, y ese dolor será cada vez peor. Incluso, puede ser que esas heridas se abran de nuevo, o empeoren.
Quizás pienses que, para curar nuestras heridas emocionales, solamente es necesario olvidar todo lo que ha ocurrido. Pero sabes tan bien como yo, que nada se cura por sí mismo. No existen atajos para ello. Las principales heridas emocionales se curan a través de una decisión: el tratamiento psicológico.
Si no tratamos nuestras heridas emocionales, estas siempre quedarán abiertas, y acabarán por destruirnos. A través de este artículo describiremos tres de las principales heridas emocionales, y cómo estas pueden afectarnos.
El daño emocional relacionado con la autoestima
A veces nuestra percepción de nosotros mismos se ve alterada, debido a las experiencias del pasado. Las diferentes formas de rechazo que hemos sufrido, generan un profundo sentimiento, que dejan una huella imborrable en nuestra alma. El dolor del pasado puede hacer que tengamos una visión negativa de nosotros mismos, y de nuestras capacidades reales.
Cuando las experiencias negativas se acumulan, y se producen desde una edad muy temprana, hacen un daño muy importante, más aún si ese dolor es producido por personas muy cercanas y amadas. Las burlas, los ninguneos, las no valoraciones, las críticas constantes, o las culpas infundadas, destruyen a las personas que lo padece.
El daño al amor propio, es una de las principales heridas emocionales, producidas en el pasado y que marcan para toda la vida. Si este dolor no es tratado con la importancia que se merece, la herida quedará por siempre abierta, lastimando la autoestima de quien la padece y sufre. Nadie debe vivir desconfiando de las propias capacidades y no valorándose tal y como uno es.
El daño emocional relacionado con la dependencia
Las heridas emocionales, que están relacionadas con la dependencia, tienen que ver con las carencias afectivas, y la necesidad de control sobre los demás. Una persona dependiente necesita siempre sentirse arropada y querida, y hará lo que sea para conseguirlo, incluso emplear estrategias tan negativas como la manipulación o el chantaje emocional.
Cuando una persona no ha sido cuidada ni atendida adecuadamente cuando más lo necesitaba, es decir, en la infancia, esta persona se desarrolla siempre con la imperiosa necesidad de cubrir esas carencias emocionales. Siempre buscará el calor de los demás.
Es una de las principales heridas emocionales, y corresponde a la limitación de la libertad personal, y la capacidad de decidir. Una persona dependiente sufre, y ese dolor marca toda su vida, así como sus relaciones personales y afectivas. Esas carencias surgidas en la infancia, acompañará a este tipo de personas durante toda su vida. Para poder sanar las heridas, es necesario de ayuda profesional.
Heridas emocionales relacionadas con el afecto
De las principales heridas emocionales, la que más pesan son las relacionadas con el afecto. Estas heridas se producen cuando las víctimas han sido abandonadas, aisladas, o ha habido un distanciamiento emocional. Quienes dan paso a este tipo de carencias emocionales, son los padres que ejercen una crianza poco sana y constructiva. Quizás esta clase de progenitores repitan un patrón de comportamiento aprendido, pero lo cierto es que esa clase de crianzas dañan de una forma implacable, creando adultos emocionalmente inmaduros.
Las heridas, relacionadas con la carencia de afecto, llevan a la persona que las padece a sentirse profundamente sola y poco querida. En aquellas personas que se sienten totalmente vulnerables, se les genera una percepción de no sentirse importantes para nadie, así como poco comprendidas o aceptadas.
Como he descrito antes, las heridas emocionales relacionadas con el afecto, traen consigo serios problemas para quienes la padecen. Quizás el más grave de esos problemas, es la de convertirse en personas muy dependientes. Además, se trasforman en personas que necesitan de la aprobación de los demás, y por ese motivo, intentarán agradar a todos y a toda costa, incluso dejando a un lado a sí mismas, y a sus necesidades personales. Su estado de ánimo es muy variable, y siempre dependerá de la actitud de las personas que les rodea.
Las heridas emocionales deben ser tratadas
Cuando el pasado nos marca, y dejamos que lo haga, ello determinará toda nuestra vida futura. Las heridas jamás sanan por si solas. Quien lo crea está equivocado. Todo daño, toda herida, debe ser tratada para que cure adecuadamente, y deje de dolor. No existen atajos. Así que, para sanarnos a nosotros mismos, necesitamos aceptar lo que nos ocurre, y decidirnos a tratarnos tal y como nos merecemos, porque nadie merece llevar sobre sus hombros, tan pesada carga.
Todas las heridas emocionales entorpecen nuestra vida. Determinan nuestra forma de pensar, de sentir, y de actuar. Cualquier herida detiene nuestro desarrollo emocional normal, afectándonos en todos los aspectos. Por tanto, es esencial saldar las cuentas y hacer las paces con nuestro pasado. Para ello es necesario la terapia psicológica, que nos permita hacer un ejercicio de reflexión exhaustiva, que nos conduzca a tener conciencia de todo lo ocurrido, y de nuestras carencias, y de cómo todo ello nos impacta emocionalmente. De ese modo se podrá establecer estrategias terapéuticas que nos ayuden a cerrar de una vez por todas nuestras heridas. ¡Adelante!
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online
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