Herpes por estrés
Cuando sufrimos momentos de un gran malestar emocional, podemos llegar a sufrir ciertos desórdenes o trastornos físicos. Si sufrimos una gran presión cuando estamos intentando afrontar una gran adversidad personal, ello repercutirá en nuestra salud física. Todo lo que ocurra a nivel psicológico tendrá siempre su eco en el plano físico. Por tanto, cuando estamos expuestos a una tensión continua podemos padecer alteraciones como es el herpes por estrés.
Todos cuando hemos pasado por momentos de gran estrés, y donde la angustia a estado presente de forma constante, nos hemos percatado que hemos sufrido más infecciones o enfermedades que en otras ocasiones. Si hemos sufrido un gran nivel de presión, es frecuente que aparezcan más cantidad de resfriados, problemas digestivos, o alteraciones cutáneas como es el herpes. Este hecho nos enseña que los problemas emocionales siempre tienen su repercusión en nuestra salud física.
Los herpes labiales o genitales, por ejemplo, siempre son el fruto de haber sufrido un gran nivel de estrés. Es la consecuencia de haber padecido tanta angustia que nuestro cuerpo ha reaccionado a ello, mediante estas alteraciones o úlceras cutáneas. Al final, los herpes se convierten en señales de que algo no funciona, y ese nerviosismo o angustia ha tenido su repercusión en nuestra salud física.
Como podemos comprobar, el estrés es el causante de que nuestras defensas bajen, ya que nuestro organismo está centrado en toda la angustia que estamos padeciendo, y en aquello que la origina. Estas alteraciones hacen que los virus y bacterias tengas vía libre para apoderarse de nuestro organismo. Es por ese motivo, que cuando estamos expuestos a grandes niveles de estrés, comenzamos a padecer alteraciones físicas como son los malestares digestivos, gripes y resfriados, así como las alteraciones cutáneas como úlceras, heridas, etc.
Tipos de herpes
El herpes es uno de los virus más complejos que podemos llegar a encontrar. Gracias a su composición puede permanecer en nuestro organismo de por vida, y haciéndose fuerte cuando vivimos una situación estresante para nosotros. Es entonces cuando nuestro sistema inmunitario se desploma y esta clase de virus puede hacer su aparición con toda su intensidad. Los herpes siempre aparecen cuando nos vemos en una situación adversa que nos hace padecer una gran presión interior.
Existen gran variedad de herpes que nos pueden atacar de un modo diferente cada uno. Pero todos tienen en común cuando aparecen. Cuando nuestras defensas y nuestro sistema inmunitario bajan, dejan vía libre a lis herpes. Una enfermedad, el estrés, o incluso la menstruación puede hacer que esta clase de virus se adueñen de nosotros, mediante úlceras y trastornos en la piel, y en nuestras mucosas. Y entre los distintos herpes que podemos encontrar están:
- Herpes común. Es el herpes más frecuente. Su aparición está acompañado de pequeñas ampollas alrededor de la boca y la nariz, y no tiene más complicaciones que ese malestar y picor propio de este tipo de herpes. Normalmente, surgen a raíz de padecer fiebres, así como por una bajada de las defensas, ya sea por una enfermedad leve o incluso por un nivel alto de estrés. La aparición de sus ampollas puede ir acompañado por una serie de síntomas como son las cefaleas, las nauseas, o los dolores musculares.
- Herpes zóster. Si bien cuando sufrimos un determinado nivel de estrés puede favorecer la aparición del herpes usual, cuando ese padecimiento de estrés se prolonga en el tiempo puede hacer que aparezcan otra clase de herpes más grave y complicado de tratar. Es decir, padecer un nivel alto de estrés no solo nos llevará a sufrir la temida ansiedad, sino que favorecerá una serie de trastornos físicos, y entre ellos está el herpes, pero ya no será un herpes leve, sino que será el herpes zóster. El herpes zoster se caracteriza por la aparición de sarpullidos cutáneos en las zonas del rostro, el tórax o la espalda. Además de cursar las conocidas ampollas, estas irán acompañadas de un intenso dolor debido a la afectación de todos los nervios de esa zona. Es un tipo de herpes muy doloroso, y siempre se activa cuando nuestro estado de ánimo se ve afectado, ya sea por el estrés o por cuadro depresivo, durante un gran periodo de tiempo, es decir, durante meses. Y suele afectar a personas mayores de 50 años. Como hemos podido comprobar con este tipo de herpes, el estado emocional y psicológico de una persona, puede hacer que todo nuestro organismo se vea afectado, cursando ciertas enfermedades físicas.
- El herpes simplex 2. Este tipo de herpes se caracteriza por pequeñas heridas en las mucosas genitales. Es un virus que suele reforzarse cuando estamos expuestos a grandes niveles de estrés, o cuando nuestro estado de ánimo es tan bajo que todo nuestro organismo se ve afectado. En esos momentos difíciles a nivel emocional o psicológico, son los propicios para que este tipo de herpes aparezca con toda su fuerza. Quien lo padezca debe tener mucho cuidado, ya que ese tipo de ataques virales pueden favorecer el cáncer de útero. Por ese emotivo, es esencial que exista un control médico.
Cómo tratar el herpes por estrés
Como ocurre con todos los virus, no sabemos cómo es su mecanismo ni cuando aparecen. Sabemos que los herpes por estrés aparecen justo cuando estamos sufriendo un mal momento personal, del que no sabemos cómo gestionar y todo ello nos sobrepasa. Toda esa angustia hace que nuestros niveles de estrés se eleven sin control, y eso nos afectará a todos los niveles. Podemos llegar a padecer ciertos trastornos físicos como es el malestar digestivo, o la aparición de herpes. Todo lo que nos ocurre a nivel mental tiene su repercusión a nivel físico.
No podemos vencer a los herpes, simplemente podemos prevenirlos teniendo un buen bienestar emocional, y tratarlos una vez aparezcan sus efectos. Pero lo que si podemos tratar de un modo efectivo es el estrés. Si logramos tener una buena higiene mental podremos evitar que los herpes aparezcan. Para ello es imprescindible tener cuidado con nuestro bienestar emocional para no tener que sufrir ciertos trastornos físicos. Y para tratar en estrés podemos seguir las siguientes recomendaciones:
- Actívate. Haz todo aquello que te permita mantenerte ocupado y centrar tu mente en algo positivo. Por ejemplo, puedes probar con el deporte, hacer algún curso, o tocar un instrumento musical, entre otros. Prueba y elige aquello que te guste hacer.
- Relájate. Quizás estés pasando por un mal momento, pero relajarte te puede ayudar a la hora de afrontar todo aquello que te atormenta. Técnicas de relajación como la respiración diafragmática te ayudará a estar mucho más tranquilo.
- Apóyate en tus seres queridos. Si estás pasando por un momento muy oscuro, decirte que no tienes que pasar por ese trance tú solo. Apóyate en las personas más cercanas y queridas, eso te ayudará a la hora desahogarte y no generar tanta presión. No te aísles y déjate arropar por esas personas que siempre están a tu lado.
- Mantén una rutina. Debes organizarte para hacer tus actividades diarias, pero también para descansar, para relacionarte, y para ti mismo. Tienes que tener tu tiempo para descansar y relajarte. Eso rebajará tu nivel de estrés.
- Busca ayuda profesional. Para afrontar el estrés es necesario una intervención psicológica. Apuesta por la terapia. Gracias a ella tendrás todas las herramientas para poder controlar y superar tu estrés. ¡Adelante!
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online