La ira y el odio
Es perfectamente normal que podamos sentir la ira y el odio cuando sintamos que nuestros derechos o nuestra integridad pueden ser vulnerados. Todos nos hemos sentido heridos y dañados por los demás. Sentir rabia hacia aquellos que nos dañan es normal, pero está en nuestra mano caer o no en las garras del odio y la ira.
El lobo negro y el lobo blanco (cuento Cherokee)
Un anciano Cherokee contaba a su nieto acerca de la lucha que se desarrollaba dentro de sí mismo, y dentro de todo ser humano. Esta era entre dos lobos…
Uno de ellos es de color negro: representa la envidia, aflicción, codicia, arrogancia, resentimiento hacia mí mismo, siente lástima hacia mí, actúa desde la culpabilidad, tiene un fuerte complejo de inferioridad, miente, es orgulloso, falso y su ego no posee límite.
El otro es de color blanco: representa la alegría, me ayuda a alcanzar la paz conmigo mismo, su amor es incondicional hacia los demás, actúa desde la esperanza con serenidad, humildad, bondad y benevolencia, demuestra constante empatía, generosidad, compasión y fe.
El nieto pensó sobre eso durante un largo minuto, y entonces le preguntó: “¿Qué lobo ganará?”
“Aquel al que tú alimentes”.
Sentirás ira y odio si tú lo permites
Siguiendo el ejemplo del cuento de los dos lobos, está en nuestras manos qué hacer con todo ese dolor. Podemos vivir en un rencor permanente y estéril, o simplemente aprender y dejarlo atrás.
No podemos controlar el comportamiento de los demás, pero si está en nuestra mano, permitir que ese dolor llegue a afectarnos o no. No debemos alimentar a ese lobo, porque al final el rencor, la ira y el odio solo nos afectan a nosotros, ya que casi siempre la persona por la cual sentimos esas emociones no es consciente de ello. Por tanto, son emociones dolorosas para nosotros mismos. Es importante aprender a desprendernos de ellas.
“La ira es un ácido que puede hacer más daño al recipiente en el que se almacena que a cualquier cosa en la que se vierte.”
-Mark Twain-
Las causas de la ira y el odio
Existen cuatro causas principales del porqué podemos llegar a sentir ira y odio, y son:
- Cuando no podemos satisfacer una necesidad o deseo. Como por ejemplo, llegar tarde a una entrevista de trabajo, tener un mal resultado en un examen, etc.
- Cuando estamos expuestos a situaciones irritantes, como podrían ser el ruido que hace una obra en la calle, no poder dormir, o porque hayamos perdido algo y no lo encontremos, por ejemplo.
- Agresiones verbales o físicas. Toda agresión genera un daño, y ese daño se trasforma en ira.
- Sentirnos injustamente tratados. Ya sea por nuestro jefe, por un familiar, amigo, etc. Todo suceso que percibamos como injusto puede provocar que sintamos ira y odio.
Síntomas de la ira y el odio
Sentir ira y odio de modo incontrolado esconde siempre unas carencias emocionales evidentes. Tras esos sentimientos se esconde siempre un niño, es decir, una persona inmadura e irreflexiva, con una falta de tolerancia a la frustración y totalmente temeroso.
Detrás de la ira y el odio nos encontramos siempre un perfil determinado de persona, que entre sus características estarían una baja autoestima, inseguridad, inmadurez emocional, egocentrismo, y una escasa tolerancia ante la frustración.
La ira y el odio son emociones que pueden experimentar personas de todas las edades, pero que esas emociones les llevarán a comportarse como niños por mucha edad que tenga. Son emociones que pueden convertirse en la coraza ficticia que una persona con poca madurez utilice para protegerse de la impotencia de que a veces no se cumplan sus anhelos y deseos.
Cómo controlar la ira y el odio
- Aprende a reconocer la causa de tu enfado. La ira y el odio siempre tiene una causa, y debes tenerla presente. Ello nos ayudará a reinterpretar aquello que nos enfada y restarle importancia.
- Examina tus pensamientos. No alimentes al lobo del odio y la ira. Que tus pensamientos vayan encauzados al aprendizaje de lo ocurrido y al perdón. No te dejes llevar por emociones inmaduras. Reflexiona.
- Toma aire. La mejor forma de bajar la intensidad de nuestro enfado es dejar pasar el tiempo y tomar el aire. Despejarnos nos ayudará a replantear nuestros pensamientos y nuestras emociones.
- Perdona y déjalo atrás. Vivir con odio o ira solo hace daño a quien lo siente. La persona a la cual va dirigida ni siquiera será consciente de tu rencor. Perdonar es desprenderte de la basura emocional que alguien dejó en ti. Por tanto, saca la basura y sigue con tu vida.
Cómo actuar frente a estas emociones
Cuando somos el objetivo de la ira y el odio de alguien, lo más adecuado es distanciarse. Pero si eso no es posible, debemos tomar ciertas medidas para no permitir que su ira y su odio caigan sobre ti:
- Pon tus límites
- No permitas sus ataques
- Muéstrate firme y no permitas su comportamiento
Si aun así no puedes rechazar a esas personas y sus ataques, pide ayuda y pon distancia entre ambos. No dejes que te arrastre a su pobreza emocional. No lo permitas.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online