Cuando la depresión es silencia
Nadie está exento de sufrir un cuadro depresivo en algún momento de su vida. Por muy preparados que estemos, la vida a veces nos golpea tan fuerte que hace que nuestro estado de ánimo se ve seriamente dañado. Hay personas que viven ese momento tan oscuro que están sufriendo, como algo de lo que avergonzarse o quizás algo que deban esconder, así se forma la relación entre la depresión y el silencio.
Desde siempre, la persona que se ha visto envuelta en una profunda tristeza y apatía, se le ha percibido, a menudo, como una persona débil o poco válida por todo su entorno. Son creencias totalmente erróneas que socialmente se ha tenido acerca de la depresión. Ese modo de pensar hace que personas que están pasando por un mal momento personal se callen, y no hagan público todo el sufrimiento que están soportando. Y este hecho suele agravar aún más el estado de las personas que padecen este tipo de trastorno del ánimo.
Cuando se sufre depresión lo que menos desea esa persona es que los demás opinen, den consejos, o les critiquen, por ese motivo, muchas personas que padecen este trastorno optan por silenciar su sufrimiento. De ese modo no tienen que dar explicaciones, ni sentirse juzgados eternamente. Al silenciar su depresión pueden llevar su pesar sin las presiones que pueden generar las personas que les rodea.
La relación entre la depresión y el silencio es fruto del desconocimiento social acerca de este trastorno, que hace que las personas que lo sufren silencien su dolor con tal de no sentirse juzgados, o que nadie pueda tenerle lástima. Estas personas solamente necesitan ser escuchadas y apoyadas por aquellas personas que les rodea, siempre respetando sus ritmos, y su proceso. Lo ideal sería que quien sufre este trastorno del estado de ánimo pudiera expresar su dolor, y poder pedir la ayuda que necesita de todo su entorno. Para ello quizás sería recomendable quitarnos de encima todos esos prejuicios, e informarnos acerca de lo que significa la depresión, así como el daño que puede llegar a hacer.
La relación entre la depresión y el silencio
Cuando una persona es diagnosticada, y le comunican que padece depresión, en un primer momento no sabrá cómo reaccionar, y empezará a cuestionarse cómo se lo tomará su entorno, es decir, su familia, su pareja, etc. Una persona que está sumergida en un profundo abismo, del cual no ve la salida, tiene que lidiar con su dolor, y con la incertidumbre de si su entorno más cercano podrán comprender que le ocurre.
Lo cierto es que no hay nada más doloroso que sentirse solo e incomprendido en los momentos más oscuros. Aunque muchas personas lo crean, la depresión no es algo que se pueda elegir, y quien lo padece se enfrenta a todo un proceso de recuperación realmente difícil y doloroso. No es algo que pasará sin más. Se requiere de toda la ayuda que esa persona pueda obtener, y de todo su esfuerzo personal para lograr volver a sentirse bien.
Toda persona que ha sufrido un cuadro depresivo ha escuchado frases como: “todo pasará”, “tú necesitas salir más”, o “tómate esa pastilla que te irá genial”. Son frases fruto de la ignorancia. La depresión no es algo que pase por si sola, ni tampoco hay pastillas mágicas que la curen, porque la depresión no se cura, se afronta, y la medicación solamente sirve para mejorar levemente el estado de ánimo. Para luchar contra la depresión no existen los atajos. Se requiere de ayuda psicológica continuada. No hay más.
En una sociedad donde todos opinan a la ligera, sin tener en cuenta la realidad de cada persona, para alguien que padece un estado de ánimo bajo puede preferir silenciar su depresión, que verse envuelto en juicios, y críticas de todo su entorno. Todos deberíamos ayudarnos unos a otros, y quien pase por un mal momento personal debería tener todo el apoyo posible, más aún de las personas más cercanas. La relación entre la depresión y silencio es el fruto de la incomprensión y del sufrimiento que ello conlleva.
El dolor que produce el silencio en la depresión
Si una persona se ve obligada a silenciar su sufrimiento es porque se siente incomprendida. Al final se trata de no juzgar, simplemente ayudar. No podemos caer en el error de cuestionar a alguien por su estado de ánimo. La vida puede darnos a todos serios golpes que no sabemos cómo gestionar, y ello nos llevará a padecer un inmenso dolor. La persona que está sufriendo un cuadro depresivo necesita ayuda, no opiniones ni juicios acerca de su estado.
La relación entre la depresión y el silencio produce aún más dolor, y agrava el estado de quien padece este trastorno. Una persona que intenta aparentar normalidad, cuando en su interior todo se derrumba, puede soportar una gran tensión que puede desembocar en el padecimiento de ansiedad. Hay personas que se ven tan empujadas a aparentar que estar bien, que incluso hacen el enorme esfuerzo de relacionarse, trabajar, o hacer cualquier otra actividad que con su estado anímico representa un verdadero sobreesfuerzo, e incrementa su sufrimiento.
Quien padece un cuadro depresivo se puede sentir culpable por no poder estar al cien por cien, y creerá que puede hacer más de lo que hace, cuando eso no es cierto. La presión social o familiar puede ser un verdadero lastre para la recuperación de toda persona que sufra este trastorno. Ello aumentará aún más si cabe su sufrimiento, y no sería capaz de gestionar adecuadamente todo lo que está padeciendo. La autoestima baja es una de las secuelas de la depresión. Este estado de ánimo tan bajo puede hacer que nos percibamos como persona no válidas o débiles, cuando no es así, y ello nos dificulta mejorar nuestro ánimo.
No debemos silenciar nuestra depresión
Tenemos que entender que toda persona tiene que expresar todo su sufrimiento como parte de su recuperación. No se trata tampoco de irse al otro extremo, y de desahogar nuestro pesar con toda persona dispuesta a escucharnos. Al final se trata de que las personas más cercanas entiendan nuestro dolor, y sepan darnos la ayuda que necesitemos. El silencio nunca es la solución para nada, solamente hace que todo se agrave. Así que, debemos comunicar a quienes siempre están a nuestro lado, lo que nos ocurre, y de ese modo sabrán cómo pueden ayudarnos.
La relación entre la depresión y el silencio nunca debería existir. Debemos darle la naturalidad que requiere al hecho de sufrir este trastorno. Como ya he dicho, nadie está exento de padecer un cuadro depresivo. La vida es lo suficientemente dura para hacer que nuestro estado de ánimo se resienta, y podemos caer en un profundo abismo de tristeza y apatía. Por ese motivo, debemos ser más compresivos con aquellas personas que libran sus propias batallas, y ser compresivos con nosotros mismos, permitiéndonos caer alguna vez. No somos piedras, somos personas, y a veces no sabemos cómo gestionar todo lo malo que nos ocurre. Debemos ser más amables con nosotros mismos.
La depresión no se cura, se afronta y se supera. Pero debemos entender que no existen los atajos, ni las medicaciones mágicas. Todo tiene su proceso, y este trastorno requiere de una atención psicológica continuada, y sobre todo el esfuerzo de la persona que lo padece. No se puede superar de un día para otro. Así que, debemos tener la suficiente paciencia para dejarnos ayudar, si no arrastraremos ese estado de ánimo bajo para siempre, y eso es algo que debemos evitar a toda costa.
El silencio es una barrera que dificulta la recuperación de toda persona que sufre depresión. Lo recomendable es expresar aquello que sentimos, y hacerlo con las personas más cercanas y queridas. El apoyo social y familiar es indispensable para superar un cuadro depresivo. Por tanto, tenemos que contar con dar toda a información posible acerca de todo lo que padecemos a nuestro entorno más cercano para que sepan lo que significa la depresión que estamos padeciendo, y de ese modo sabrán cómo pueden ayudarnos. ¡Adelante!
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online