La vergüenza

Todos hemos sentido vergüenza. Es una de las emociones más comunes de experimentar. En cierta medida, nos sentimos temerosos de ser jugados por los demás, y ese miedo nos prohíbe ser nosotros mismos. Por ese motivo, debemos tratarnos cuando no podemos gestionar esta emoción.

Normalmente, padecemos vergüenza en ambientes que no controlamos, y con personas que no conocemos. Cuando esta emoción nos domina, somos realmente incapaces de expresar como nos sentimos o pensamos. Nos paraliza, no dejando mostrar todo aquello que somos. Es fundamental tener la seguridad necesaria para actuar y expresarnos tal y como lo hacemos en otros ambientes.

Quien padece este tipo de emoción, suele ser una persona con un perfil con una autoestima baja. Evitan llamar la atención para no ser jugado, o soportar las opiniones de los demás. La vergüenza es el deseo de volvernos invisibles, y no mostrarnos como somos debido al miedo que podemos padecer a hacer público nuestros defectos.

El gran peso de la vergüenza

La vergüenza puede llegar a convertirse en una verdadera carga difícil de soportar. Es como una piedra que nos impide asomar la cabeza y mostrar al mundo lo que somos. Es una emoción difícil de tratar porque nace del miedo y de la inseguridad. Pero buscar ayuda en estos casos es totalmente necesario. No tenemos por qué vivir soportando ese gran peso.

Las personas con una buena autoestima, tendrán también cierto temor a ser juzgados, pero tomarán esos riesgos porque una crítica no les va a detener. Lo realmente peligroso es tener miedo al juicio de los demás, y que ello nos paralice, impidiéndonos ser todo aquello que somos.

Tenemos siempre la tendencia a estar siempre fijándonos en nuestros defectos, llegando a ser nuestras peores jueces. Pero lo cierto es que, si tenemos algún defecto, tenemos también miles de virtudes. Una perspectiva positiva acerca de nosotros mismos es clave para afrontar la vergüenza.

El origen de la vergüenza

No poder controlar la vergüenza suele tener un origen en una experiencia traumática, donde la persona que la padece fue juzgada, no pudiendo gestionar la situación adecuadamente, creando unas heridas emocionales muy profundas.

Este tipo de experiencias tan negativas, siempre se marcan a fuego en nuestra mente, condicionándonos en nuestro modo de pensar, actuar y sentir. Es por ese motivo, por lo que es necesario la ayuda profesional que nos permita tener las herramientas necesarias para afrontar esta emoción tan paralizante.

Es cierto que tener vergüenza es la consecuencia de experimentar emociones tan negativas como es el miedo o la culpa, y por otro lado, una necesidad de ser perfectos. Este tipo de ser y de pensar tan rígido hace que la persona intente siempre tenerlo todo controlado. Cuando algo se le escapa de su control, ello le produce tal nivel de estrés y ansiedad, que acaba por afectándole en todos los ámbitos de su vida.

Su relación con la autoestima baja

Todos en cierta medida, tenemos miedo a ser juzgados. Aun así, intentamos superar esos miedos, exponiéndonos a los demás. Es todo un ejercicio de madurez emocional. Pero existen personas, que ese miedo les paraliza y se adueña de ellos. No se sienten seguros y capaces, y todo ello es debido a una autoestima baja.

Las personas que tienen un concepto negativo de si mismas, se convierten en sus peores enemigos. Se critican constantemente, y no toleran sus propios fallos. No son capaces de reflexionar acerca de todo lo bueno que hay en ellos, y todo lo que tienen que aportar al mundo. Solo se centran en sus defectos, y estos los tienen tan presentes que logran eclipsar todo aquello que son.

Al final, sentir vergüenza se convierte en un buen indicador que uno no se siente bien tal y como es. Pero no podemos darle a los demás el poder de juzgarnos, y tampoco debemos ser tan duros con nosotros mismos. Tenemos mil defectos, pero tenemos muchísimas más virtudes. Y todo ello conforma aquello que somos. Una autoestima baja solo hace que nos centremos en lo negativo. Cuando la autoestima es tan negativa, debe ser tratada. No podemos estar fustigándonos constantemente. Tenemos el derecho y la obligación de ser tal y como somos.

Cómo superar la vergüenza

Para superar la vergüenza deberíamos:

  • Conocer las causas de nuestra vergüenza. Para poder tratar estar emoción tan tóxica. Es necesario hacer un ejercicio de autorreflexión acerca de nosotros mismos, como nos vemos y como nos ven los demás. Cuestiónate tus críticas hacia ti mismo, y siempre que tengas algo que reprocharte, analiza todo bueno que hay en ti.
  • Hacer las paces con nuestro pasado. Toda vergüenza comienza por una experiencia traumática en el pasado. Esas experiencias tan negativas, siempre se marcan a fuego en nuestra mente, y nos condicionan a la hora de pensar, actuar, y sentir, así como a la hora de relacionarnos con los demás. Dale la importancia que tiene ahora esas experiencias, haz las paces con tu pasado, y pasa página. No puedes avanzar con tanta carga sobre tus hombros.
  • No ser tan duro con nosotros mismos. Todos tenemos muchos defectos, es cierto. Pero no hay nada positivo en centrarnos en ellos constantemente. No hay nadad constructivo en ello. Debemos aprender a centrarnos en todo lo bueno que hay en nosotros. Tenemos que ser nuestros mejores amigos, mejorando todo aquello que debemos mejorar, y remarcando nuestras virtudes. Tenemos mucho que ofrecer. Todos tenemos la obligación de aceptarnos y querernos tal y como somos.
  • Vencer los miedos. Para vencer todos los miedos, sea cual sea, debemos exponernos a aquello que nos aterra de forma gradual. Tenemos que dar pasos pequeños. Primero nos expondremos a los demás de forma gradual, hasta tener de nuevo la confianza de mostrarnos tal y como somos. Los pequeños logros hacen que construyamos una autoestima fuerte y estable. Para este paso sería recomendable, la supervisión de un profesional de la psicología.

La vergüenza es una emoción totalmente paralizante. Si caemos en el error de fustigarnos y castigarnos por todo, jamás tendremos la fortaleza suficiente para vencer nuestros miedos, y mostrarnos tal y como somos. Cuando la vergüenza no te deje avanzar, acude a terapia. Podrás obtener las herramientas y estrategias que te ayuden a superar la vergüenza. ¡Adelante!

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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