La realidad emocional del divorcio
Cuando una relación se rompe, las personas que conformaban la pareja sienten que algo han perdido. Se enfrentan a un revuelo emocional sin precedentes en sus vidas. Este hecho se agrava más aún cuando la ruptura es traumática y hostil. Se inicia un tiempo para aceptar la propia ruptura, sanar las heridas, y restablecerse a si mismos. Se inicia así las fases emocionales del divorcio.
Toda pérdida requiere un proceso de duelo que nos ayude a gestionar el dolor. Puede ser un proceso natural o complicado, ello según las personas y de cómo ha sido la propia ruptura. Las personas que se enfrentan a una pérdida requieren de tiempo para aceptar lo ocurrido, y de ese modo superar el dolor que ello les produce. Es un proceso emocional complicado, que en muchos casos, las personas implicadas necesitan ayuda profesional para afrontar el propio divorcio.
En toda ruptura hay una pérdida. Cada una de las partes debe aceptar y gestionar todo lo ocurrido. Tanto si es una ruptura pactada como traumática, toda pérdida crea una huella profunda en el alma. Eses tipo de heridas requiere de tiempo y mucho trabajo emocional para poder afrontarlas y superarlas.
Es cierto que no siempre una ruptura es algo traumático, todo lo contrario, para algunas personas puede suponer toda una liberación. Cuando una relación se rompe es siempre porque hay algo que no funciona, y no se puede solucionar. De ese modo, el divorcio puede suponer la diferencia entre la felicidad y la infelicidad. Si no somos felices junto a alguien, lo más sano es tomar la decisión de romper la relación, y seguir cada uno por su camino.
Pero como ya he indicado, por mucho que sea una ruptura pactada y pacífica, una separación siempre es un proceso traumático para ambas partes. Tanto si es la persona que rompe la relación, como la que debe aceptar esa ruptura, cuando una relación sentimental finaliza, ambas partes se ven afectadas negativamente, y deben pasar por las fases emocionales del divorcio con tal de aceptar y superar el dolor asociado con la ruptura sentimental.
Por último, remarcar como aparecen siempre ciertos trastornos asociados con el proceso de ruptura o divorcio, como puede ser la ansiedad, la depresión, el daño en la autoestima, etc. También podemos encontrarnos con la aparición de ciertas emociones negativas tales como: la culpa, la vergüenza, la ira, el rencor o la rabia. Tanto dichos trastornos psicológicos, como las emociones negativas que suelen aparecer en cualquier proceso de divorcio, deben ser tratados con tal de que no empeore el estado psicológico y emocional de ambas partes, y no dificultar el propio proceso de duelo propio de cualquier ruptura sentimental o divorcio.
Fases emocionales del divorcio
- Fase de asimilación. En un primer momento, en cualquier separación pueden darse tres grandes reacciones. Una de esas grades reacciones pueden ser de liberación, de desorientación, o de miedo. Cuando la reacción es de liberación es porque la relación ha sido totalmente tóxica y traumática. Las otras reacciones se producen cuando la ruptura es de sorpresa y la separación es un hecho inesperado. Es un momento en el cual ambas partes deben aprender a gestionar la pérdida, y volver a retomar sus vidas por solitario. Son momentos de un gran desconcierto emocional.
- Frase de afrontamiento. Una vez se produce el divorcio o una ruptura sentimental, debemos afrontar todo lo sucedido, gestionando nuestro dolor, nuestros miedos, y nuestro sufrimiento personal. Es una de las fases emocionales del divorcio más difíciles de llevar a cabo, ya que implica aceptar lo ocurrido, y aprender a afrontar el dolor que sentimos. Si no logramos afrontar la ruptura por nosotros mismos, deberemos buscar ayuda profesional, ya que el afrontamiento adecuado nos permitirá aceptar el divorcio, y poder con el tiempo, superarlo.
- Fase de aceptación. Una vez pasada las primeras de las fases emocionales de la ruptura, ambas partes deben aceptar todo lo que ha ocurrido. Su relación de pareja no ha funcionado y se ha terminado. Es una fase de auténtica montaña rusa emocional, ya que hay tantos momentos en los que uno puede estar totalmente abatido anímicamente, a momentos más eufóricos, e incluso momentos donde se dan emociones tan negativas como el rencor o la ira. Es esencial que, si todo ese dolor que se siente no se puede gestionar adecuadamente, lo mejor es buscar ayuda profesional que nos aporte estrategias para poder afrontar todo ese dolor y sufrimiento.
- Fase de encontrarse a uno mismo. Hasta el momento de la ruptura, ambas partes han construido su vida junto a la otra persona. Cada paso que ha dado siempre han tenido en cuenta a la otra parte de la relación. Ahora un camino que hacía junto a su pareja, ahora tiene que hacerlo solo. Para ello uno debe volver a encontrarse a si mismo, y aprender de nuevo a moverse en soledad. Es un momento de zozobra emocional, pero debido al divorcio, debemos aprender de nuevo a caminar solos, aunque ello nos resulte doloroso o nos dé miedo. Es una fase en la que tenemos que volver a encontrarnos.
- Fase de superación. Una vez que hayamos aceptado el divorcio y nuestra pérdida, y hayamos gestionado adecuadamente nuestro dolor emocional, las heridas irán sanándose, y de ese modo lograremos superar y finalizar nuestro proceso de duelo. Es una fase de reconstrucción de nuestra nueva realidad, y de aprender a caminar de nuevo solos. Debe ser un nuevo comienzo lleno de esperanza. Si no es así, quizás deberías tomar la decisión de buscar ayuda profesional.
Si no superamos las fases emocionales del divorcio
Hay veces que una ruptura sentimental o un divorcio es tan traumático que es necesario la ayuda profesional. A cada persona puede afectarle de un modo diferente a la otra, ya sea por los recursos emocionales, por el momento, o cómo ha sido la propia ruptura. Por ese motivo, hay casos en los que se ve totalmente necesario la ayuda psicológica para garantizar un proceso de duelo sano y constructivo.
Toda pérdida supone un gran sufrimiento, y por ese motivo, no podemos empeorarlo dejando paso a emociones tan negativas como el rencor, la rabia o la ira. Para que ello no ocurra, y no se produzcan heridas graves y profundas en el alma, lo más positivo es buscar toda la ayuda que necesitemos. No agrandemos nuestro sufrimiento, y dejemos que el proceso de duelo propio de cada ruptura, siga su curso. ¡Adelante!
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online