Los trastornos en la persona desempleada
Aunque a veces nos cueste reconocerlo, el trabajo nos aporta estabilidad y equilibrio emocional. Es importante sentirnos activos, además de obtener un salario. Y cuando el trabajo nos falta, inevitablemente sufrimos una serie de cambios que trastoca toda nuestra vida. La persona desempleada ve como toda esa estabilidad se ve alterada, pudiendo desarrollar algunos trastornos como veremos a continuación.
Cuando una persona ha perdido su empleo, ya sea un trabajo independientemente de su temporalidad, o simplemente está buscando su primer empleo y no lo ha encontrado, puede llegar a experimentar una gran alteración emocional, además de una serie de trastornos psicológicos y sociales.
Las personas desempleadas tienen el doble de probabilidades de sufrir problemas psicológicos, respecto a las personas empleadas. Entre los trastornos más comunes podemos encontrar: la depresión, la ansiedad, síntomas psicosomáticos, y una baja autoestima.
Perder el empleo no sólo favorece la preocupación de la persona desempleada debido a la falta de ocupación, sino que es vivida según las circunstancias personales, como por ejemplo el apoyo familiar y social, el aspecto psicológico, y los propios recursos emocionales de la persona para afrontar la situación.
A continuación, estudiaremos qué efectos psicológicos comunes a todas las personas que se ven abocadas al desempleo. Y para ello analizaremos cada fase del proceso.
Cuando se pierde el empleo
En el momento de que una persona se queda sin empleo suele reaccionar con perplejidad, y posteriormente aparece el miedo. Es similar a sufrir un shock. La persona siente cierta desorientación y confusión, además de una cierta angustia por cómo va a afrontar la situación, y sobre todo, como va a encarar un futuro incierto.
Cuando la persona desempleada pasa por esos primeros momentos, comienza a experimentar un cierto optimismo irreal. Es decir, unas ganas de creer que todo va a salir bien, y que lo ocurrido solo es un mal sueño que dejará atrás. Se percibe en este momento la pérdida de empleo, como algo temporal.
Pero cuando la situación se va alargando, y no se encuentra el empleo soñado, la persona desempleada comienza a sentir de nuevo ese miedo que tanta angustia le aporta. No sabe qué hacer ni cómo afrontar todo lo que le está ocurriendo.
La persona desempleada acaba por sucumbir a la desesperación, y retoma la búsqueda de empleo con mayor angustia. Cuando obtiene los primeros rechazos, va aumentando su nivel de ansiedad. Además de ver mermado su estado anímico y su autoestima.
Al no encontrar oportunidades laborales, la persona desempleada se vuelve cada vez más pesimista. Siente una gran presión social, familiar, y de él mismo. Ello hace que la ansiedad se vuelva más intensa, y vaya cayendo en una desesperanza que le llevará al caos emocional. En esta fase es importante que la persona se sienta apoyada. Ello le ayudará a afrontar todo lo que le está ocurriendo.
Cuando no llegan los resultados, la persona deja poco a poco de buscar trabajo. Las perspectivas de éxito disminuyen, llegando a percibir el desempleo como un fracaso personal, en vez de social, lo que conducirá a la persona desempleada al aislamiento y a la total desesperanza.
Al pasar el tiempo, la persona se siente cada vez más aislada. Evita las relaciones sociales por sentirse avergonzados e inseguros. Se sienten culpables por perder el empleo, y por no haber sabido encontrar nuevas oportunidades. Sabemos que no tienen la culpa, y que están viviendo una situación que no han elegido, pero la persona desempleada se verá como una persona fracasada sin un futuro próspero.
Características psicológicas de la persona desempleada
Cuando una persona se queda sin empleo, lo primero que padece es una sensación de vacío y de invisibilidad social. El desempleado comienza a sentirse fuera del sistema laboral y económico.
La persona desempleada pierde su identidad laboral, y se va aislando de tal manera, que la situación acaba provocando un deterioro en sus relaciones familiares y sociales. El sentimiento de culpa y de vergüenza es muy elevado, y eso hace que la persona prefiera aislarse ante de exponerse a las opiniones y críticas de los demás.
La autoestima y el estado de ánimo caen empicado. No hay nada peor que ser rechazado. Y en este caso la persona desempleada es rechazada laboralmente, y ello merma la posibilidad de construir una realidad optimista.
La ansiedad también es un factor a tener en cuenta. La persona desempleada, al no encontrar un nuevo trabajo, comienza a crearse presión. Y como todos sabemos, cuando la presión interna es muy alta, desemboca en un ataque de ansiedad. Es importante que la persona desempleada pueda acceder a todo tipo de apoyo y ayuda para poder soportar tan pesada carga emocional.
Cómo abordar las consecuencias psicológicas del desempleo
Lo sencillo sería decir que los problemas se solventan con un nuevo empleo. Pero quien ha estado sumergido en la incertidumbre y en la angustia del desempleo durante un tiempo prolongado, ha desarrollado una serie de trastornos que deben ser tratados. Para no llegar a esos extremos, podemos realizar algunas acciones que mejoraran nuestro estado emocional y psicológico mientras duré la situación de desempleo, como serían:
- Acepta la situación. Si en un primer momento, nos encontramos desconcertados y perdidos. Tenemos que centrarnos en el ahora, y dejar a un lado lo ocurrido. No podemos estancarnos en el dolor que nos ha producido la pérdida de nuestro empleo.
- Busca ayuda. En estos momentos tenemos que tener todo el apoyo y la ayuda posible. Apóyate en tus seres queridos. Solamente ellos estarán ahí siempre a tu lado. Déjate ayudar, y si necesitas ayuda profesional no dudes en buscarla. Es un buen momento para estabilizar tus emociones.
- Deja a un lado las opiniones y los juicios de los demás. Al final cada uno va a lo suyo, así que no tengas en cuenta las opiniones que tengan los demás. Tu situación es tuya, y solo a ti te importa realmente. Así que no sientas vergüenza por tu situación, y escúchate. Solamente importa tu opinión.
- No te culpabilices. No tienes la culpa de lo ocurrido. Cada día, muchas personas pierden su empleo. Es culpa el mercado y de la situación económica. Cosas que escapan de tu control. Tú jamás has elegido tu situación. Hacerte culpable, solo hará que te hagas más daño.
- Piensa en positivo. Eres una persona desempleada. Nada más. Es una situación que tarde o temprano cambiará. Por tanto, deja de sumergirte en pensamientos catastrofistas, y toma el futuro con esperanza. Sé que no es fácil, pero es un ejercicio necesario para mantenerte emocionalmente estable.
- No aumentes la presión. El miedo y la angustia aumenta nuestros niveles de ansiedad. Si comenzamos a presionarnos, acabaremos estallando. Toda esa presión siempre acaba por convertirse en ataques de ansiedad. Así que relájate, y tomate la situación con calma. No te angusties ni quieras precipitarte al futuro. Todo pasará cuando tenga que pasar.
- Mantén una rutina. No te abandones. No tienes trabajo, pero puedes mantener unos horarios estables. Unas horas para buscar empleo, otras para descansar, otras para hacer actividades. Es importante no abandonar las rutinas, ya que caeremos en el caos, y ello nos llevará a destruir nuestro estado de ánimo.
- Actívate. Aprovecha para hacer todas aquellas actividades que te gustan y te hace mantener activo, como por ejemplo caminar, pasear, hacer algún deporte, etc. Si te mueves, todo se mueve. Y con ello mejorará tu estado de ánimo y sobre todo tu autoestima.
- No caigas nunca en la desesperanza. El desempleo es algo momentáneo. Todo al final pasará. Así que no pierdas nunca la esperanza. Eres una persona muy válida que está esperando su oportunidad. Quiérete y dejar que las cosas lleguen cuando tenga que llegar. Aprender y disfruta del camino.
A modo de reflexión
La actual situación económica y financiera ha desestabilizado todo el mercado laboral. Hemos sido testigos de una destrucción del empleo de calidad, siendo sustituido por puestos laborales temporales y de poca calidad.
Quien más y quien menos ha sido víctima de estas circunstancias económicas que hemos vivido durante años, y que aún estamos viviendo. Muchos hemos perdido trabajos, y nos hemos visto en esta situación tan desastrosa para la salud psicológica y emocional. Nos hemos visto abocados a la angustia, a la incertidumbre y la desesperanza que es perder tu empleo, y no poder acceder a uno nuevo.
Esta crisis económica y social ha hecho mella en la salud mental de miles y miles de personas. Es necesario un cambio de concepción legal y social de mercado laboral, porque el actual sólo trae dolor, angustia y miseria. Opino que nos merecemos algo mejor, y solo lo conseguiremos cuando consigamos que todo el sistema cambie.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online