Qué nadie te quiera a medias

Qué nadie te quiera a medias

Hemos escuchado hasta la saciedad que somos seres incompletos, y que debemos buscar a nuestra media naranja para llegar a ser felices. Nadie puede hacerte sentir completo, porque ya eres un ser completo. No necesitas a una media naranja para nada, ni un medio limón, o cualquier otra hipotética fruta. Eres una persona única. Totalmente autosuficiente. Y como persona completa que eres, no permitas que nadie te quiera a medias

Lo cierto es que todos tenemos multitud de defectos, quizás incalculables, pero tenemos igualmente un incalculable número de virtudes. Todo lo bueno y todo lo malo se unen en ti. Por ese motivo, antes de buscar que nos quiera alguien, debemos procurar querernos nosotros mismos. Acéptate tal y como eres, mejora aquello que puedas mejorar, y quiérete de un modo completo e incondicional.

El amor es primordial. No digo lo contrario. Pero ese amor debe basarse en la libertad, y no en la necesidad. Cuando decidimos comprometernos con alguien, unimos nuestro camino con la otra persona. Libremente. Todo lo que sea necesitar a la otra persona para sentirnos bien y llenos, es caer en una profunda trampa emocional. Es entonces cuando el amor se basa en una relación tóxica. Que nadie te quiera a medias, ni tampoco tú quieras a medias a esa otra persona. ¡No lo permitas!

El amor, la libertad y el respeto deben estar unidos

El ideal de amor romántico, y la falacia de las medias naranjas, nos llevan a menudo a una percepción del amor poco real e inmaduro. Es una idealización basada en la necesidad, no el hecho de compartir, respetar y amar sin más. Si no somos capaces de llegar a una buena madurez emocional, estamos abocados al establecimiento de relaciones tóxicas e insanas.

No podemos caer en la trampa de aceptar que nadie te quiera a medias con tal de no caer en la soledad. El amor no está hecho para las medias tintas. Si se ama, tenemos que amar con plenitud, dando lo mejor de nosotros y compartiendo nuestros caminos con la otra persona.

En el amor no debe existir imposiciones, manipulaciones, ni chantajes. Si ocurre esto es porque no hay amor, sino necesidad. Y es muy fácil confundir ambos términos. Todo dependerá de nuestra madurez y desarrollo emocional. Lo verdaderamente sano en el amor es compartir sin más. Compartirlo todo siempre bajo un halo de respeto y libertad. Cada persona que conforma una pareja es un ser independiente, que acepta la unión de su camino vital con otra persona. Nadie es propiedad de nadie. No lo olvidemos nunca.

Todo ello no es solo una cuestión de principios morales, sino de un profundo respeto por la otra persona y por uno mismo. El amor es compartir en igualdad. Todo lo que salga de eso es nocivo y tóxico. Una pareja debe respetarse y aceptarse mutuamente como seres completos e independientes que comparten su camino por esta vida.

El amor siempre debe ser desinteresado, pero es no quiere decir que lo demos todo y no recibamos nada a cambio. Cuando una relación se basa en la desigualdad es porque alguien se está aprovechando de la otra persona, o no está muy interesada en la propia relación. Si esto ocurre, lo mejor para ambos que cada uno siga su camino, antes que alguien salga emocionalmente dañado.

No permitas que nadie te quiera a medias

Cuando acentúo el hecho de que no debes permitir que nadie te quiera a medias o mal, no quiero indicar que nadie tenga que adorarte o reverenciarte, sino que te amen tal y como eres, sin intentar cambiarte ni manipularte. No debemos conformarnos con relaciones que nos dañan o nos empequeñecen, tenemos que aspirar a estar con personas que suman, y que aportan. Alguien con quien construir futuro basado en un camino compartido.

Debemos centrarnos en la persona que nos acompañe, y que nos ame tal y como queremos ser amados. Todo ello se consigue respetando a la otra persona, y respetándonos a nosotros mismos. Es tan importante las necesidades y anhelos de los demás, como los propios. No debes dejar que nadie te quiera a medias. Nadie tiene el derecho a vulnerarte ni a jugar contigo.

En este sentido, no podemos caer en cubrir nuestras necesidades, ni dejarnos llevar por la concepción de un amor ideal, sino que tenemos que establecer relaciones basadas en el respeto, la aceptación y la reciprocidad. Debemos apostar por amor sano y maduro. Todo lo demás es hacernos daño.

No mereces que nadie te quiera a medias. Mereces un amor maduro, donde puedas compartir tu camino con otra persona en libertad y respeto mutuo. El amor de verdad jamás se aprovecha de nadie. Así que, apuesta por el amor pleno, y apuesta por ti.

Que el amor te deje huella no cicatrices

Hay una gran diferencia entre que el amor logre dejarte una huella imborrable en el corazón, o que te hieran tan profundamente que las cicatrices perduren para siempre. Si las huellas son fruto de las relaciones sanas y constructivas, las cicatrices se producen por el dolor producido por personas nocivas capaces de ejercer la manipulación, la humillación, el chantaje, el control, etc.

Para evitar que nos hieran de ese modo no debes permitir que nadie te quiera a medias. Respétate y valórate. De ese modo podrás aspirar a relaciones totalmente enriquecedoras donde el amor es el eje que predomina siempre. Y es que la calidad y calidez emocional debe ser dos aspectos fundamentales, a la hora de escoger a nuestra pareja.

No permitas que nadie te dañe de tal forma que las cicatrices sean tan profundas que jamás logres recuperarte. Si alguna vez te encuentra con ese tipo de personas tóxicas aléjate, y aprende de la experiencia. Puedes sacar valiosas lecciones de ello. Por otra parte, hay personas que dejan una huella tan bonita en nosotros que nos marcan para siempre. Apuesta por estas personas positivas y constructivas. No dejes que nadie te quiera a medias. ¡Adelante!

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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