Ser flexible para no quebrarnos
Ser flexible es fundamental para poder adaptarnos a los cambios. Es la actitud necesaria. Por el contrario, si nuestra mente es rígida, trasformará los cambios en grandes obstáculos difíciles de superar. La persona que emplea la resistencia ante el cambio acabará por romperse emocional y mentalmente.
Podemos ver la importancia de ser flexible en el siguiente cuento:
“Después de una gran tormenta, un gran roble se había caído debido a las fuertes ráfagas de lluvia y viento. Sus raíces fueron arrancadas de cuajo. El gran árbol miró a su alrededor y junto a la orilla de un rio cercano, vio un junco totalmente intacto.
Entonces el roble le preguntó: ¿Por qué sigues en pie? A simple vista eres más débil que yo.
El junco le respondió: Porque soy flexible, y aunque las rachas de viento fueran muy fuertes y destructivas, no pueden quebrarme”.
Ser flexible emocional y mentalmente
El hecho de ser flexible emocional y mentalmente conlleva tener siempre una actitud plenamente abierta. Se basa en estar dispuestos a aceptar nuevos aprendizajes, opiniones, e ideas. A estar abiertos a nuevos modos de pensar, sentir y actuar, adaptándonos a nuevas situaciones, y dejando atrás viejos esquemas que nos atan, no dejándonos avanzar adecuadamente.
Ser flexible está totalmente relacionado con nuestra capacidad de adaptarnos a los cambios. La vida es un contante cambio. Y nuestra mente debe estar preparada para asumir esos cambios, y obtener las mejores condiciones para nosotros dentro de ellos.
No podemos evolucionar siendo rígidos
Ser rígidos nos desemboca a un día a día lleno de obstáculos y dificultades. Desde que somos pequeños, las inseguridades e incertidumbres están presentes en nuestra vida. Todos tenemos el reto de ir superando esas barreras emocionales. Si optamos por una actitud rígida, quedaremos eternamente atrapados en unas creencias y en una forma de actuar que quizás nos funcionaron en el pasado, pero que son estériles para nuestro presente. Todo cambia, y debemos cambiar de igual modo. Por ese motivo, la clave para superar nuevos retos es optar por una actitud abierta y flexible.
Aunque nuestra mente nos empuje a repetir viejos patrones, debemos ser como el junco del cuento. Al ser flexible, por mucho que nos zarandeé el viento, siempre acabaremos de pie. Los problemas debemos abordarlos con una actitud crítica y una mente abierta.
Ser flexibles para adaptarnos a los cambios
Sabemos que debemos cambiar como cambia todo. Tenemos que hacerlo para evolucionar, para afrontar la vida de un modo más constructivo, y en definitiva, para mejorar. Pero constantemente nos resistimos a recibir de buen grado esos cambios. Lo cierto es que por mucha resistencia que opongamos, el cambió incidirá en nuestras vidas. Por tanto, ser flexible es la única manera de adaptarnos a los cambios.
Es cierto que hay veces que esos cambios son bruscos y no deseados, como por ejemplo perder un trabajo. Pero debemos estar preparados para esos imprevistos. Porque esos cambios pueden llegar a ocurrir en nuestras vidas. En esos casos debemos ser más flexibles si cabe para no rompernos, y aceptar las cosas tal y como vienen, y una vez ha ocurrido, buscar las soluciones que nos saquen de esa mala situación.
Los beneficios del cambio
Entre los mayores beneficios que nos puede aportar los cambios están:
- Mayor crecimiento personal. Cambiar significa vivir nuevas experiencias, y aprender de ellas. Todo ello te ayudará a crecer y evolucionar. Aceptar los cambios hará que te sientas más pleno y feliz.
- Ser más flexible. Adaptarte a los cambios que se producen en nuestras vidas, hace que seamos más flexibles, y por tanto superar todos los obstáculos que se nos presenten.
- Evolucionar y mejorar. Las cosas, por mucho que cambien, no son mejores si tú no tienes la actitud adecuada. Si eres una persona positiva, los cambios podrán ser positivos, pero si tu actitud es rígida, todo cambio, por muy pequeños que sean, se convertirán en un hecho traumático.
- Aprender a valorar las pequeñas cosas. Los cambios tienen la virtud de hacernos valorar las pequeñas cosas. Todo tiene un valor.
- Ganar en fortaleza. Nos resistimos al cambio debido a nuestras propias inseguridades. A medida que aprendamos a aceptar los cambios ganaremos en confianza, y por tanto ganaremos en fortaleza.
- Abrazar nuevas oportunidades. Los cambios siempre nos traen nuevas oportunidades.
- Poder empezar de nuevo. Todo cambio nos da la oportunidad de comenzar de nuevo.
Salir de nuestra zona de confort
Todos los cambios implican siempre salir de nuestra zona de confort. Necesitamos seguridad, y creamos a menudo resistencias al cambio para sentir sintiéndonos seguros. Pero todo ello es irreal. La vida y todo lo que está dentro de ella cambia. Es irremediable, y tenemos que ser flexibles para tomar esos cambios de la mejor forma posible.
La zona de confort se basa en el principio: “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”, pero solo se centra en el miedo que tenemos a la incertidumbre. Vamos a experimentar cambios, lo queramos o no, así que debemos amoldar nuestra actitud a esa transformación.
La falta de flexibilidad mental y emocional
No ser flexibles mental y emocionalmente, nos habla de nuestra incapacidad para adaptarnos al cambio, aunque sean totalmente necesarios. También conforma nuestra total incapacidad para ver las cosas de diferentes puntos de vista.
La inflexibilidad nos impide manejarnos adecuadamente en el medio al cual pertenecemos. Este nos exige respuestas, y tenemos que estar preparados para dárselas. No podemos quedarnos quietos e inmóviles ante la vida. Una mente rígida solo nos aporta dolor, agonía, y desesperanza.
Al no ser flexibles, nuestra mente se resistirá a los cambios, y cuando estos se produzcan, nuestra mente se quebrantará. Cuando somos incapaces de gestionar los cambios, y nos dejamos abordar por nuestros miedos, surgen diferentes trastornos como puede ser la ansiedad o la depresión.
La inflexibilidad y la aparición de diversos trastornos
La resistencia al cambio puede producir una serie de alteraciones o trastornos mentales y emocionales. Toda mente rígida acaba por quebrantarse, como ocurre en el ejemplo del cuento del principio de este artículo.
No ser flexibles al cambio parte de nuestros miedos. Una alta exposición al miedo hace que padezcamos ansiedad. Nuestra mente se resiste a exponerse a la incertidumbre, debido a la propia inseguridad y al miedo que ello nos da. Cuando se dan cambios importantes, nuestra mente se pone en alerta y nuestros niveles de ansiedad se elevan de forma indiscriminada.
Cuando la actitud no es la adecuada, cualquier cambio significativo nos causará terror, y el estrés que experimentemos será tan alto que acabará haciéndonos daño. Una exposición a una situación de estrés elevado hace que nuestra ansiedad se dispare y sucumbamos a sus síntomas.
Quien se resiste al cambio es consciente de su incapacidad para manejar ese tipo de situaciones. Por tanto, su autoestima se verá totalmente afectada, así como su estado anímico. La depresión puede aparecer por no ser flexible ante los cambios.
Todos sabemos que cuando la mente está dañada también repercute en el cuerpo. Por tanto, el hecho de no ser flexible ante los cambios puede acarrear ciertos trastornos físicos como, por ejemplo: trastornos del sueño, problemas digestivos, o alteraciones en la piel.
Cómo tener una mente flexible
La persona que camina por su vida con un enfoque emocional y mental rígido se detendrá irremediablemente ante cualquier obstáculo. Una mente que no sabe adaptarse a los cambios y controlar sus pensamientos, no será nunca feliz.
Cuando las personas toman una actitud flexible ante la vida, están dispuestas también a aprovechar y sacar todo el jugo a todo. Son capaces de gestionar adecuadamente sus emociones, y responden de un modo creativo a las dificultades que se le puedan presentar, a la vez de disfrutar plenamente de las relaciones interpersonales.
Si queremos aprender a ser flexibles podemos seguir los siguientes consejos:
- No debemos pensar en términos absolutos. Tenemos que dejar a un lado los extremos. Nada es blanco o negro, o conmigo o contra mí. Existen matices en todo. Así que aprende a relativizar y abrir tu mente.
- La realidad está llena de detalles. Valora las pequeñas cosas, y ten una actitud positiva ante todo porque, aunque parezca lo contrario, siempre podemos encontrar lo bueno en todas las cosas que nos sucedan.
- Centra tu mente en el presente. Lo pasado, pasado está, y el futuro es totalmente incierto. Lo único verdadero que tenemos es el ahora. Así que no pienses tanto, y disfruta de todo lo que estás viviendo ahora mismo.
- Detente en lo que verdaderamente importa. Hay cosas que cambian, y otra no. Céntrate en lo verdaderamente importante y en las personas valiosas en ti vida. Te será más fácil abordar los cambios si tienes en qué y en quien apoyarte.
- Busca ayuda. Quizás no puedas abordar los cambios por ti mismo y necesitas de ayuda para ello. Si te ocurre eso, busca ayuda profesional, te dará una nueva visión de las cosas, y podrás desarrollar actitudes flexibles ante los cambios que tanto te pueden asustar.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online