Sin fuerzas para vivir

Sin fuerzas para vivir

A veces, en nuestras vidas, pasamos por momentos en los que la apatía, la desmotivación y la falta de energías se apoderan de nosotros. Son momentos oscuros en lo que nos vemos sumergidos en una profunda tristeza y angustia. Experimentamos entonces emociones tan intensas y tan dañinas, que acaban por dañar nuestro estado anímico. Son momentos en los que nos encontramos sin fuerzas para vivir, ni para encarar nuestro día a día.

La desmotivación es uno de los signos más frecuentes de esta apatía que nos envuelve en los momentos en que, nuestro estado de ánimo está seriamente dañado. Nos encontramos en esos momentos, carentes de sueños y de objetivos, convirtiéndose la vida en algo triste y gris. Todo aquello que nos apasionaba y nos hacía levantar cada mañana ha desaparecido, y nos encontramos librando una dura batalla en el destierro de nuestra tristeza.

Quien se ha encontrado sin fuerzas para vivir, ni para dar el siguiente paso, sabe lo desolador que es sentirse tan vacío y vencido. Es una situación personal y anímica que, si no se trata de forma temprana, nos puede acarrear serios problemas de salud, como puede ser la aparición de la conocida y temida depresión.

Las personas que se han sentido sin energía y sin fuerzas para vivir, han tenido que hacer un esfuerzo extra para llevar a cabo sus labores diarias. Es realmente crudo vivir sin esperanzas. Todos necesitamos sentirnos bien y con las energías suficientes para hacer aquello que nos apasiona, buscar nuestra felicidad, e intentar conseguir alcanzar todos nuestros sueños.

La apatía se apodera de nuestras fuerzas

Cuando nuestro estado de ánimo está realmente bajo, notamos como nuestras fuerzas y energías nos fallan. Nos sentimos realmente abatidos, y caemos en una desazón que nos impide hacer una vida normal. La tristeza es una emoción que se apodera de todo lo que somos, y nos convierte en personas sin voluntad, sin fuerzas para vivir.

No tener unos objetivos ni unas metas por cumplir, o carecer de las energías suficientes para conseguirlo, nos arrastra a un desánimo total. Es un trastorno silencioso que se apodera de todo lo que somos, y nos relega a un segundo plano. La apatía y la tristeza pueden ser totalmente destructivas para nosotros.

Quien padece este tipo de estado de ánimo, siente como las fuerzas les falla, y no puede abordar ni siquiera su día a día. Pero también es una realidad que se hace visible para las personas más cercanas a quien se siente de ese modo. Pueden ver como esa persona se va apagando, llegando a ver como son incapaces de valerse por si mismos. Se vuelven en la sombra de lo que fueron, y sin un atisbo de esperanza en una recuperación temprana.

Cómo ayudar a alguien sin fuerzas para vivir

Las personas que sufren una bajada drástica en su estado anímico, no lo sufren porque quieren. Todos podemos sufrir momentos en los que nos encontremos bajos de ánimos, sea por la causa que sea. No son responsables de lo que están sufriendo. Por ello, necesitan que les escuchen, no que les juzgue o recibir sermones. La ayuda debe basarse en el apoyo, no en intentar activar a la persona de cualquier forma.

A veces cometemos el error de intentar minimizar todo lo que está sufriendo la persona a la que queremos ayudar, y eso causa más dolor. Frases como “debes salir y animarte”, “ya se te pasará pronto”, o “tienes que poner de tu parte”, son frases que pueden llegar a herir a la persona que sufre este tipo de estado anímico, ya que no sabe cómo gestionar todo lo que le pasa, y encima puede creer que no tiene la importancia que realmente tiene, y acabar por sentirse peor.

Quien está sin fuerzas para vivir, necesita ante todo ayuda profesional que le proporcione las estrategias y herramientas necesarias, para gestionar todo lo que están sufriendo. Pero también necesitan la ayuda de las personas más cercanas y queridas. Sentirse arropado es esencial para su recuperación.

Si quieres ayudar a alguien que se sienta tan desanimado y apático, debes escucharle en todo momento. Hazle saber que le entiendes, y que estarás ahí en todo momento. Tiene que sentir que está arropado por los suyos. No necesita frases motivadoras que pueden hacerle daño. Necesitan solamente de tu presencia y de tu escucha activa.

Más allá del desánimo

Si estamos sufriendo una baja drástica de nuestro estado de ánimo, y ello se prolonga en el tiempo, debemos buscar las causas de lo que nos ocurre. Quizás solo sea una fase negativa por cualquier motivo, y ese mismo estado anímico se va recomponiendo a medida que todo se va solucionando, o volviendo a su lugar. Pero la misma apatía, desánimo y tristeza, puede deberse al padecimiento de algún tipo de trastorno que debemos descubrir.

Estar sin fuerzas para vivir puede deberse al padecimiento de una psicopatología, como puede ser la depresión, la distimia, o la ansiedad, entre otras. Quizás esa apatía sea un síntoma de alguna de estas patologías mentales. Por ese motivo, es necesario averiguar las causas de nuestra bajada de ánimos, para de ese modo y mediante un diagnóstico, buscar la ayuda más adecuada para nosotros.

También deberíamos descartar un origen fisiológico para nuestra carencia de energías. A veces ciertos desórdenes hormonales, o alguna patología física, puede desencadenar una baja intensa de nuestro estado ánimo. Debemos averiguar siempre el origen de nuestro estado anímico, ya que, de ese modo, podemos abordarlo del modo más eficiente posible.

Si estás padeciendo un momento de desánimo, de falta de energías, y de apatía, busca sus causas. No mires para otro lado. Es importante que conozcas e identifiques que te pasa con tal de buscar los recursos que te ayuden a remontar tu estado de ánimo. Busca siempre ayuda cuando la necesites. Nadie tiene que vivir sin fuerzas, sin motivaciones o sin esperanza. Nadie debe soportar tal carga. ¡Libérate! ¡Adelante!

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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