En qué consiste el Trastorno Bipolar
Es un error muy común asociar el trastorno bipolar como una alteración continua del humor. Es decir, la leyenda popular define este trastorno como aquel en el cual la persona, cambia de estado anímico y de humor de forma repentina. Según esta idealización, la persona cambiará de triste a contento de forma brusca, o de calmado a irascible, por poner algún ejemplo. Pero esto no es una definición acertada, ni se ajusta a la realidad de este trastorno.
Podemos definir al trastorno bipolar como un trastorno afectivo que se caracteriza por cambios en el estado anímico, con fases de manía (euforia), hipomanía (euforia de menor duración e intensidad), o mixtas, que normalmente se alternan con episodios de depresión mayor.
Se trata de un trastorno bastante frecuente, dándose en personas que cualquier sexo y edad, aunque aparece de un modo más numeroso entre los 15 y 25 años de edad. Cuando aparece por encima de los 60 años, podemos asegurar que su origen es orgánico.
Según el Manual Diagnostico estadístico de los trastornos mentales (DSM-V), hay dos tipos de trastorno bipolar, y éstos son:
- Trastorno Bipolar Tipo I (TB I). Se caracteriza por experimentar al menos un episodio maníaco o mixto (manía e hipomanía), pudiendo aparecer antes o después, algún episodio depresivo mayor.
- Trastorno Bipolar Tipo II (TB II). Se caracteriza por la aparición de síntomas maniacos menos graves (hipomanía) y un episodio depresivo mayor.
A continuación, desarrollaré lo más claramente posible todos estos conceptos.
¿Qué es un episodio maníaco?
Teniendo en cuenta el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), podríamos definir un episodio maniaco, como un periodo bien definido de un estado de ánimo anormal y persistente, elevado, expansivo o irritable, y con ello, un aumento anormal de la actividad o energía.
Es un estado en el cual la persona estaría la mayor parte del tiempo, y su duración sería al menos de una semana continuada. Dándose al mismo tiempo tres síntomas adicionales, como por ejemplo: la poca necesidad de dormir y descansar, sentimiento de grandeza, autoestima excesiva, comportamientos impulsivos, poca reflexión, alteración alimentaria, problemas de consumo de tóxicos (drogar, alcohol…), etc.
El estado anímico que aparece en un episodio maniaco es la euforia. Las personas que lo experimentan describen que están excesivamente alegres y activos. Se sienten capaces de todo, y su mente va a mil por hora. Por ello su actividad se ve alterada en exceso, y su mente va más rápido que sus palabras. Llegan a actuar sin pensar, por ello les lleva a tener comportamientos muy temerarios.
Ese estado eufórico les empuja a creer que son capaces de todo lo que se propongan. Aparece en estos casos un exceso de optimismo, ideas de grandiosidad, y la idealización de que nada malo les puede suceder. Como ya hemos dicho antes, este estado lleva a la persona que lo padece, a realizar actividades totalmente imprudentes, como por ejemplo: regalar posesiones valiosas, gastar económicamente en exceso, invertir dinero en cualquier cosa, promiscuidad sexual, o consumo irracional de sustancias tóxicas como las drogas o el alcohol, entre otras.
Los episodios maniacos, cuando son fundamentalmente graves causan un gran deterioro en todos los ámbitos (laboral, social, sentimentales y familiar) de la persona que los padece. En estos casos suele requerir hospitalización, ya que a menudo esos episodios van acompañados de delirios o alucinaciones.
En qué consiste un episodio hipomaniaco
Siguiendo la definición otorgada por el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V), consideraríamos un episodio hipomaniaco como un periodo bien definido del estado anímico anormal y persistentemente elevado, expansivo o irritable, y un aumento anormal y persistente de las actividades diarias o la energía, teniendo una duración mínima de cuatro días consecutivos.
A diferencia de los episodios maniacos, los episodios hipomaniacos no son lo suficientemente intensos ni graves como para afectar de un modo importante a quien los padece. Tampoco suelen necesitar hospitalización, ni se dan delirios ni episodios psicóticos.
Qué es un episodio de Depresión mayor
Todos conocemos lo que significa padecer una depresión. Normalmente este término siempre está relacionado con un estado de tristeza profundo, así como el sufrimiento de una melancolía interna, una sensación constante de agotamiento, etc. Pero realmente la depresión es un trastorno del estado de ánimo, capaz de incapacitarnos y caer en una profunda oscuridad.
Para diagnosticar la depresión mayor, y teniendo en cuenta los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V), decir que se requiere la presencia de al menos cinco de los siguientes síntomas durante al menos dos semanas consecutivas. Además, es necesario estar sumergido en un estado anímico depresivo, donde existe una notable pérdida de interés o placer.
Y entre los citados síntomas encontramos:
- Estado de ánimo bajo. Los pacientes con depresión suelen parecer estar totalmente abatidos y tristes. Normalmente existe unos momentos en los que la tristeza es más aguda a lo largo del día. Son esos momentos donde la melancolía y la tristeza hace más daño a quien padece este trastorno del estado anímico.
- Anhedonia. Este síntoma hace referencia a la pérdida de interés o placer por aquellas cosas y actividades, que antes sí nos hacía sentirnos bien, como por ejemplo: hacer deporte, la música, relacionarnos con los demás, etc.). Es un síntoma muy común de la depresión.
- Alteraciones en el apetito. Es muy común que exista o una falta de apetito o una necesidad de comer en exceso. Por ello, las personas que sufren de depresión pueden ver alterado su peso.
- Trastornos del sueño. Es la aparición de problemas de conciliar el sueño, descansar correctamente, o momentos de hipersomnia, es decir, de sensación de sueño constante. La depresión puede tener como síntomas todas estas alteraciones del sueño. Por eso debemos tener en cuenta los problemas relacionados con el descanso.
- Trastorno psicomotor. Este síntoma refiere tanto a los movimientos lentos como a la agitación psicomotora. Su diagnóstico depende de alguna manifestación de tipo conductual, que sea visible.
- Falta de energía. Las personas con este tipo de trastornos refieren que sienten como si les faltarán las energías en su vida cotidiana. Lo cierto es que tiene más que ver con la pérdida de interés por aquellas cosas que antes sí la tenía para ellos.
- Sentimientos de culpa. Suelen aparecer cierto autoreproche, cuestionamientos de la propia valía, y el nocivo sentimiento de culpa.
- Dificultad de concentración. Los pacientes que padecen este tipo de trastornos refieren que tienen muchísima dificultan en centrarse, llegando a tener serios problemas para realizar actividades que requieran concentración, como por ejemplo seguir una conversación o ver la televisión. También experimentan una incapacidad para tomar decisiones, por muy livianas que éstas sean.
- Pensamientos recurrentes de suicidio o muerte. Dice las estadísticas que alrededor de entre un 60 y un 80 por ciento de los suicidios, se dan en pacientes diagnosticados por depresión. Sufrir una depresión aumenta el riesgo en cometer esta clase de daño fatal sobre uno mismo. Es tanta la desesperanza que la persona contempla el suicidio y la muerte como única salida.
Si una persona cumple cinco de estos síntomas o más, no implica que sufran un episodio depresivo mayor. Además de cumplir este primer requisito, se debe dar un deterioro psicosocial visible, y que esto no sea la causa de la ingesta de alguna sustancia o de una condición médica, ni a los efectos que puede cursar un proceso de duelo normal.
Características del Trastorno Bipolar Tipo I
Como vimos con anterioridad, el trastorno bipolar tipo I se caracteriza por la presencia de al menos un episodio maniaco. Han podido haber episodios hipomaniacos o episodios de depresión mayor antes o después.
Cuando los pacientes están inmersos en un episodio maniaco, aseguran que sin incapaces de percibir que están enfermos, ni tan siquiera que necesitan algún tipo de tratamiento. Por ello, en esos momentos, se resisten de forma incansable a recibir la ayuda que necesitan.
El comportamiento se ve altamente comprometido en estos casos. La persona se transforma por completo, comportándose de forma totalmente diferente a como es realmente. Pueden incluso cambiar su forma de vestir, y suelen cambiar por completo, su apariencia personal. Optan siempre por un estilo llamativo o estridente. Quieren toda la atención que sea posible, incluso pueden llegar a vestirse sugerentemente desde un punto de vista sexual.
Cuando la actividad mental es frenética denegara en frustración. Algunos pacientes con episodio maniaco muy intenso, pueden llegar a ponerse muy agresivos tanto verbal como físicamente. Si están en un proceso delirante, pueden llegar a agredir a otras personas, o incluso hacerse daño a ellos mismos. Todo ello es causa de un empobrecimiento cognitivo, y una escasa conciencia derivada del propio trastorno. Un episodio maniaco puede ser muy peligroso tanto para quien lo padece como para las personas que están alrededor.
En estos casos, el estado anímico fluctúa entre la ira o la rabia hacia la depresión. Los pacientes que padecen un episodio maniaco, pueden llegar a sucumbir a una sintomatología puramente depresiva. La duración de estos episodios depresivos suele durar horas, pero raramente dura días.
Los pacientes que sufren este tipo de episodios maniacos sufren un riesgo elevado de suicidio. Es un trastorno tan devastador que ese dolor, y esa incapacidad por gestionar todo lo que ocurre en su interior, empuja a estas personas a hacerse daño. Llegan a contemplar el suicidio como una vía viable para acabar con su sufrimiento.
Características del Trastorno Bipolar tipo II
El trastorno bipolar tipo II se caracteriza por la presencia de un episodio hipomaniaco y de depresión mayor. El episodio maniaco sólo se presenta en el trastorno bipolar de tipo I., como pudimos ver anteriormente.
Las personas que sufren un trastorno bipolar tipo II, suelen normalmente acudir a su médico para buscar ayuda durante un episodio depresivo mayor, siendo poco probable que se quejen de los síntomas propios de la hipomanía. Los episodios hipomanías no suelen causar una disfunción por ellos mismos.
La disfunción es exclusiva de un episodio de depresión mayor, o del cambio en el estado anímico por cualquier causa que lo genere. Los pacientes con trastorno bipolar de tipo II, no contemplan los episodios hipomaniacos como algo que sea incapacitante y que se tenga que tratar, aunque para el resto de personas que le rodean, vean su comportamiento errático, y crean ciertamente que necesita ayuda.
Uno de los rasgos más comunes de este tipo de trastorno es la impulsividad, que puede derivar al consumo de sustancias tóxicas como son la drogas, o incluso, los intentos de suicidio. Su estado anímico es tan bajo que les costará muchísimo no caer en la desesperanza y en la desesperación.
Tratamiento del Trastorno Bipolar
El trastorno bipolar es una enfermedad crónica. Su tratamiento se basa tanto en la psicoterapia como en el uso de ciertos fármacos. El uso de fármacos se puede prolongar durante varios años, e incluso en algunos casos de por vida. La psicoterapia es muy necesaria para ayudar que los pacientes continúen el tratamiento y puedan desarrollar unas herramientas internas, que les ayude a gestionar todo lo que experimentan, además de ayudar a que las personas que le rodean comprendan el alcance de su enfermedad, y puedan dar su apoyo a la hora de afrontar este trastorno.
Consejos para el Trastorno Bipolar
Una vez que le trastorno bipolar es diagnosticado, podemos llevar a cabo una serie de recomendaciones que ayuden a sobrellevar esta enfermedad, como son:
- Sigue las pautas médicas y psicológicas establecidas para ti, y no abandones el tratamiento.
- Establece unas rutinas diarias que te permitan tener un cierto orden en tu vida, como por ejemplo: actividades diarias, de higiene, de comidas, etc.
- Aprende a identificar como el trastorno bipolar actúa en ti. Conociendo sus efectos, podrás hacerle frente.
- Busca ayuda en tus seres más cercanos. Comunícate, y explícales cómo pueden ayudarte. Déjate arropar por ellos. Necesitas de todo el apoyo posible.
- No dudes en consultar cualquier cambio o nuevo síntoma a tu médico y a tu psicólogo.
- No consumas ni alcohol ni otras drogas.
- No te automediques, ni experimentes con otros tratamientos de dudosa eficacia. Antes de hacerlo, consúltalo con los profesionales que te tratan.
- Mantente activo. Haz actividades que te permitan moverte y no pensar en exceso. Piensa en ti, y apuesta por todo aquello que te haga sentir bien y feliz.
- Relaciónate, no te aísles. Haz el esfuerzo por establecer una buena comunicación con los demás. Les ayudará a entenderte, y a saber como te pueden dar su apoyo.
- No subestimes este trastorno y pon todo de tu parte para hacerle frente. El camino es duro, pero vale la pena vivir sin esa carga.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online