Violencia psicológica y su invisibilidad

La violencia psicológica

Cuando hablamos de maltrato siempre se nos viene a la mente la idea del daño físico. Es decir, la agresión física. Pero esa clase de agresión es solamente una forma de violencia. Existe otra más dañina que no deja marcas en la piel, sino heridas profundas en el alma. Estoy hablando de la violencia psicológica.

La violencia psicológica puede darse conjuntamente con la física, o en algunos casos suele darse en solitario, todo dependiendo de la manera que tiene el agresor de dominar a su víctima. Las heridas físicas se pueden cuantificar, y, por tanto, denunciar, porque son visibles. En cambio, el daño psicológico no se puede ver a simple vista, y es muy difícil de detectar, de denunciar y de ponerle fin.

Esta clase de violencia deja unas heridas demasiado profundas para que se curen sin más. Se necesita mucho tiempo y ayuda profesional para poder abarcar toda la problemática, y empezar a curar todo el daño psicológico que la víctima ha sufrido.

La manipulación, los insultos, las vejaciones, y desvalorizar a la víctima son agresiones más cotidianas y comunes que las agresiones físicas. Es la mejor forma de someter a una persona, y conseguir anularla.

Cómo actúa el maltratador psicológico

Todo agresor siempre estará al acecho para encontrar una víctima con un perfil determinado. Buscará a personas con una baja autoestima, compasivas, y con una fuerte empatía. Cuando las encuentran poco a poco las van aislando. Es mejor el aislamiento de la víctima para que esta no tenga el apoyo necesario para caer en la trampa de su maltratador. Utilizará el cortejo y la adulación para que su víctima se enamore cada vez más.

Mediante el lenguaje, ya sea mediante la broma, o la utilización de reproches, irá desvalorizando a la víctima. Esta cada vez se sentirá más atrapa y dependiente de su agresor. Todo esto hasta llegar al punto de hacer ver a la víctima que no es capaz de nada sin su agresor.

La utilización de la manipulación es un maltrato muy eficaz que anula, y somete a la víctima. La violencia psicológica es la clave para tener a esa persona a su lado. Para el agresor, su víctima es similar a un objeto que le ayuda a conseguir aquello que desea. Nada más. Jamás tendrá en cuenta no sus sentimientos ni sus necesidades.

Cada vez que la víctima intente desprenderse de su agresor, o alguien intente ayudarla, el maltratador utilizará la violencia psicológica para someterla y que no se aleje de su lado. No querrá desprenderse de ella.

La violencia psicológica en diferentes ámbitos

Normalmente, la violencia psicológica se produce en el ámbito del hogar. El agresor necesita de intimidad para ejercer su poder sobre su víctima. No quiere testigos. Pero también puede darse en otros ámbitos como en el laboral o en el social.

Existen personas que sufren el acoso y el maltrato psicológico en su lugar de trabajo. Los agresores en este caso suelen tener un puesto relevante dentro de la empresa, y ejercen el maltrato a una víctima que tenga un puesto inferior a él.

La violencia psicológica también puede darse en otros ámbitos, como en el social, donde un supuesto amigo somete a otro mediante la intimidación, la manipulación, o cualquier otra herramienta de agresión emocional.

Independientemente del ámbito donde se produzca. Las agresiones psicológicas se suelen prolongar en el tiempo, y actúa en la mente de la víctima, causándoles heridas tan profundas, que son difícilmente tratables.

El agresor, con su infinita paciencia, mediante el maltrato, va tallando la mente de la otra persona hasta que esta pierde todo lo que es, para convertirse en una sombra a las órdenes de su maltratador. Su miedo se convierte así en dependencia.

La violencia psicológica en niños

A veces los miedos de los padres se trasmiten en la educación que estos dan a sus hijos. Es decir, unos padres extremadamente disciplinados, creerán que, mediante una educación estricta, hará de sus hijos, adultos fuertes y disciplinados. Pero esto no funciona así. Está comprobado que, una educación estricta crea a niños y posteriormente adultos frustrados, acomplejados, y con una autoestima baja.

Es contraproducente agredir mentalmente a los hijos, ya que este hecho puede hacer que el niño cree un carácter y un modo de comportamiento propio de un maltratador, haciendo infeliz a quien este a su lado y sobre todo siendo infelices ellos mismos.

Las heridas invisibles

Las heridas producidas por la violencia psicológica son tan profundas que llegan hasta lo más profundo del alma. No se pueden ver ni cuantificar, pero las víctimas las llevará consigo el resto de su vida.

Son heridas realizadas mediante el desprecio, la descalificación, y el abuso de un maltratador sin alma. Heridas invisibles basadas en el miedo, en la culpabilidad, y en la baja autoestima. El maltratador inculca en su víctima la duda. Con ella la víctima no verá la posibilidad real de desprenderse de esa violencia y de su agresor.

Esta clase de heridas no solamente sangran en cada agresión. Sangran a cada momento, dejando a la víctima sumida en el más profundo dolor. Y lo realmente importante es que la víctima se vea apoyada y ayuda, tanto por todo su entorno, como de profesionales. Las heridas comenzarán a sanar una vez se deja atrás al maltratador, y la víctima pueda centrarse en ella misma. Y eso solamente se consigue con ayuda. Con toda la ayuda posible.

La violencia psicológica deja huellas físicas

El daño y el dolor que se produzca en la mente también tendrá su repercusión en el cuerpo, y viceversa. Todo está unido, así que cualquier tipo de violencia producirá en la víctima un daño psicológico y físico.

Cuando la mente es dañada se da cierta sintomatología como, por ejemplo: alteraciones del sueño, problemas digestivos, alteración inmunológica, hipertensión, derrames oculares, etc. Son síntomas que pueden llegar a ser altamente incapacitantes.

¿Por qué no se denuncia?

Para que podamos responder a esta pregunta, debemos plantearnos antes varios factores que dificultarían denunciar este tipo de agresiones. Por ejemplo, debemos saber que a menudo no se denuncia porque la persona maltratada no es consciente del propio maltrato. El agresor ha impuesto su voluntad mediante una violencia calculada y estudiada para que la víctima no aprecie su ataque como algo malo, sino como algo propio del carácter de su maltratador. Por ese motivo no llega a saber que está siendo víctima de la violencia psicológica.

Por otro lado, y como ya hemos comentado, al no haber heridas visibles, es muy difícil de probar ese maltrato. Se debería realizar un peritaje psicológico de la víctima para obtener los resultados de su daño psicológico, pero aun hoy en día no existe ningún protocolo legal que se tenga en cuenta la evaluación psicológica del maltrato mental.

Otras de las causas principales de porque no se denuncia la violencia psicológica es el miedo. La víctima está a merced de su agresor, y tiene miedo a dejarle, ya que puede recibir un castigo mayor por sus actos. Por este motivo es importante el apoyo familiar y social para que la víctima se vea respaldada y puede tomar las decisiones que tenga que tomar sin miedo.

Por último, hay que tener en cuenta la falta de legislación al respecto, y el poco compromiso de las autoridades. A menudo las víctimas de violencia se ven totalmente aisladas y poco apoyadas por los organismos y leyes que deberían ayudarla.

Cómo sanar las heridas de la violencia psicológica

El factor primordial para que la víctima pueda recuperarse y sanar las heridas, es que sea capaz de identificar la situación, y sobre todo que sea consciente de que está recibiendo un maltrato psicológico. Tiene que tomar consciencia de ello, y de ese modo podrá tomar las decisiones que le aparten de su maltratador, y vuelva a retomar su vida.

Una vez la víctima sea consciente de la violencia psicológica que sufre, debe buscar la ayuda y el apoyo de sus seres queridos y de su entorno más cercano. Necesita de todo el cariño y la compresión que pueda tener. Es fundamental sentirse arropado en esta situación.

El siguiente paso es buscar ayuda profesional. Gracias a la ayuda psicológica, la víctima podrá volver a reconstruir su identidad y su autoestima. Con tiempo y esfuerzo, las heridas psicológicas que pueden sanar.

Y por último quiero hacer hincapié en el hecho de que, sin querer, todos podemos llegar a emplear la violencia psicológica. Por ejemplo, cuando despreciamos, ignoramos o criticamos a los demás. Cada uno es como es, y cada uno lucha sus batallas. No somos nadie para dañar a los demás, aunque sea sin querer. Debemos cuidar nuestras palabras y nuestros gestos, ya que pueden convertirse en una peligrosa arma contra los demás.

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

Scroll al inicio