Nuestra felicidad está en el ahora

Vivir el presente

Todos siempre recurrimos a nuestro pasado. A veces lo hacemos para poder reencontrarnos, alguna vez para recordar todo lo vivido, y en algunas otras ocasiones, lo hacemos para saber quiénes somos. Es cierto que todo lo vivido en nuestro pasado, tiene su repercusión en nuestro presente, pero también debemos ser conscientes que ese pasado no es totalmente real, ya que está construido por nuestra percepción del mismo. El pasado nos da cierta identidad, pero ni mucho menos, define todo lo que somos hoy en día. Pero a veces nos impide vivir el presente.

Tal y como hemos percibido nuestro pasado, seleccionamos en su momento todo aquello que creímos importante. Es decir, de cierta forma, seleccionamos los recuerdos que nos marcaron o son útiles para nosotros. Los recuerdos que no tuvieron ningún significado, simplemente los eliminamos. Solo nos quedaremos con aquellos que tienen una importancia vital. Por tanto, debemos tener en cuenta el hecho de no dar tanta importancia a nuestros recuerdos, y por ende a nuestro pasado, ya que solamente recordamos una parte de lo que vivimos realmente, y siempre bajo nuestra percepción. Es decir, quizás esos recuerdos no se ajustan a la realidad, o simplemente le damos una importancia que no tengan.

El pasado no es una losa que hay que cargar con él. Somos lo que hacemos para mejorar aquello que fuimos. Esa actitud puede marcar la diferencia, porque quien vive en el pasado es incapaz de vivir su presente. Nuestro pasado no lo podemos cambiar. Por ese motivo hay que mirar hacia delante, y dejarlo atrás lo antes posible. No tenemos por qué cargar con él. Es ahora, nuestras acciones presentes, y nuestros pensamientos, lo que determinan lo que somos, no nuestro pasado.

El pasado solo determina lo que fuimos

Diversos estudios determinan que nuestros pensamientos se sitúan en un 70 % aproximadamente en el pasado. El pasado actúa como un archivador en el cual archivamos todos los datos que nos sirven para desenvolvernos actualmente. Nos sirve como método de aprendizaje que nos permite afrontar situaciones similares. Pero a veces no nos permite vivir el presente.

A todos nos ha pasado que nuestros pensamientos se interrumpen por recuerdos del pasado. Llegamos a martirizarnos con nuestras vivencias, reviviendo una y otra vez todos esos acontecimientos dañinos que hemos experimentado en el pasado.

Nos arrepentimos del mal que hicimos, de lo que no hemos llegado a realizar, de lo que nos hicieron, y de lo que podríamos haber hecho mucho mejor. Esta clase de pensamiento, aparte de ser estériles, solo nos llevan al sufrimiento personal. El pasado puede ser una pesada losa que nos impide caminar en nuestro presente, siempre que se lo permitamos.

Lo que ahora somos

Nosotros elegimos quien somos ahora mismo. Ya no podemos actuar sobre nuestro pasado, pero podemos determinar nuestro presente. Podemos elegir como sentirnos, como pensar, y cómo actuar. Lo cierto es que realmente solo controlamos nuestro presente. No podemos actuar sobre nuestro pasado ni sobre nuestro futuro.

Solamente podemos llegar a ser lo que somos ahora mismo. Por ese mismo motivo debemos centrar nuestros pensamientos en el ahora. En este preciso momento, ya que es lo único real que tenemos.

Cuando somos capaces de focalizar nuestra atención en el presente, nuestra mente se ve liberada de pensamientos negativos. Cuando la concepción de lo que somos se basa en los recuerdos, vivimos en un sufrimiento perpetuo. Por ese motivo debemos aceptar nuestro pasado como un aprendizaje, no como un determinante de nuestro presente.

Aprende a disfrutar y a vivir el presente

Nuestra felicidad se vive en presente. El bienestar psicológico y emocional, se alimenta de la capacidad de focalizar nuestros pensamientos en lo que está pasando en el momento actual en el cual te encuentras.

Vivir el momento presente requiere de un gran esfuerzo constante, y de un aprendizaje progresivo, habituando a nuestra mente a centrarse en el ahora. Una mente que no se centra en el ahora es una mente dispersa.

Estamos diseñados para vivir pensando en lo próximo que nos va a ocurrir. Y recurrimos al pasado como método de guía en nuestra vida diaria. Esta naturaleza propia de nuestra mente nos lleva a padecer numerosos desajustes emocionales.

Las personas podemos llegar a ser extremadamente frágiles cuando nos preguntamos acerca de nuestro pasado y nuestro futuro. Son dos cosas que no controlamos, y por tanto generan angustia. El pasado y futuro solo habita en nuestra mente, y lo real es nuestro ahora.

Vivir el presente modifica nuestro cerebro

Varios estudios en el campo de la neuropsicología afirman que cuando enfocamos en las tareas presentes, cambiamos la forma en la cual nuestro cerebro funciona. Si nos enfocáramos en nuestro ahora estaríamos cambiando el modo en qué pensamos y actuamos.

Si utilizamos racionamientos positivos acerca de lo que estamos realizando ahora, activaríamos los centros de motivación situados en el cerebro. Con ello mejoraría nuestro estado emocional y psicológico.

Se demostró que cuando en el caso contrario, utilizamos pensamientos negativos acerca de nuestro pasado, o anticipándonos a situaciones futuras, lo que vamos a conseguir es que active ciertos neuroquímicos como el cortisol que contribuyen a la gestión de la ansiedad y el estrés.

El ser humano está diseñado para estar siempre preocupándose. Eso le mantiene en alerta, y le ha funcionado para su supervivencia desde tiempos ancestrales. Nuestro cerebro primitivo nos ha protegido de todos los potenciales peligros. Pero actualmente, ese mismo cerebro puede ser nuestro peor enemigo, ya que no debemos estar en alerta ante los mismos peligros, y caer en ese estado de sobre alerta solo nos lleva a padecer ansiedad y angustia. Por ese mismo motivo debemos reaprender a manejar nuestro cerebro para que este se centre solo en el ahora.

La felicidad solamente podemos experimentarla ahora

Lo cierto es que podemos llegar a imaginar qué un día llegaremos a ser felices, o recordar los momentos en los cuales lo fuimos, pero la verdad es que solo podemos ser felices en el momento que estamos viviendo. Este hecho no significa que no debamos fijar metas ni organizar nuestras vidas, significa que nos relajemos e intentemos disfrutar del ahora, de nosotros, de lo que nos rodea, de quien está a nuestro lado, etc.

Tenemos que aprender a aceptar nuestro presente, y focalizarnos en él. De ese modo, podremos controlar los pensamientos errantes y dañinos.

Si nos sumergimos en el daño que nos hizo nuestro pasado, solo haremos que nuestra felicidad y optimismo disminuyan, dejando paso a la angustia, ya la desesperanza. Incluso debemos evitar focalizarnos en las experiencias positivas, ya que nos alejan de nuestro presente. Ningún momento pasado fue mejor, y el mejor momento es el ahora. Así que disfrútalo.

El presente es el único lugar donde podemos actuar sobre la realidad. Por ese motivo debemos vivir el presente. El primer paso para contactar con nuestro ahora es controlar nuestros actos y nuestros pensamientos, centrándonos en este preciso momento. Solo así permitiremos que nuestra mente y nuestros sentidos se rindan a la realidad del ahora.

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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