Padres tóxicos
Los padres creemos erróneamente que darles todo a nuestros hijos, o permitirles que se desarrollen en una libertad total, es positivo, pero lo cierto es que es una actitud propia y muy común de los padres tóxicos. Un modo de educar que sin duda puede pesarles factura en el futuro de su hijo o hija.
Las conductas tóxicas a la hora de educar a un hijo no se pueden percibir a simple vista, ya que son conductas totalmente no conscientes. Son errores graves que se comenten con la buena intención de ser buenos padres.
Es importante que podamos reconocer que no somos perfectos como padres, y que debemos buscar guías y segundas opiniones a la hora de educar a nuestros hijos. Las actitudes rígidas siempre llevan al desastre, y nos estamos jugando el bienestar emocional y psicológico de nuestros hijos.
Por todos estos motivos quiero ofrecerte 10 características principales de los padres tóxicos, y con ellos aprender a identificar si estamos cometiendo esos mismos errores, y poder, de ese modo, poner los remedios que sean oportunos.
Las 10 características fundamentales de los padres tóxicos
1-. Relaciones basadas en la manipulación
Existen padres capaces de manipular a sus hijos para conseguir sus objetivos. Aunque se piense que el hijo es incapaz de ver dicha manipulación, lo cierto es que las actitudes de este tipo llegan a causar una herida emocional tal profunda, que repercutirá en el futuro del propio menor.
La manipulación tiene como objetivo hacer sentir culpable al niño, y con ello lograr su sumisión total. Es todo un ejercicio de poder. Con esta clase de relaciones, los padres tóxicos pueden tener un hijo capaz de satisfacer sus necesidades y voluntades.
2-. Agresiones físicas y verbales.
Hay padres tóxicos que utilizan para someter a sus hijos las agresiones tanto físicas como las verbales. Los golpes y los insultos son capaces de destruir la autoestima de sus hijos de forma fulminante.
No hay justificación posible para este tipo de trato vejatorio. Hay quien culpabiliza al cansancio de la vida diaria, a la falta de paciencia o las ocupaciones, pero este tipo de conductas solo hace que la autoestima de los jóvenes se vea seriamente afectada, creando a niños emocionalmente inestables y dañados.
3-. No demuestran sus sentimientos hacia sus hijos.
La falta de afecto es unas de las causas principales de que los niños desarrollen dependencia emocional en edad adulta. Que un niño se sienta querido por quien más debe quererlos, es decir, sus padres, hace que ese niño busque constantemente el cariño.
Todo niño necesita sentirse querido por su entorno. Es un factor importante a la hora de desarrollar su autoestima, y cómo afrontará las futuras relaciones que tenga. Un niño querido es un niño sano y feliz.
4-. No les interesa aquello que preocupa a sus hijos.
El mundo del niño para él es complejo. El niño intenta por todos los medios comprender todo lo que le ocurre. Por ese motivo buscará la atención del adulto. Él quiere respuestas para montar las piezas que encajen en su cabeza. Es decir, para comprender su realidad.
Si los padres se muestran despreocupados en prestar atención a las inquietudes del menor, este crecerá siempre en la inseguridad y en desconfianza. Unos padres que no apuestan por una comunicación fluida con sus hijos, y no se preocupan por sus inquietudes vitales, harán que sus hijos jamás expresen sus sentimientos y emociones, generando adultos inseguros e incapaces de gestionar sus emociones.
5-. Elegir las amistades de los hijos.
Siempre que nuestros hijos respeten, sean ellos mismos, y sean feliz, debemos dejar que se relacione con quien desee. Pero los padres tóxicos tendrán como objetivo, controlar con quien se relaciona su hijo. Ellos querrán que se relacionen con los niños que elijan, ya sea por su sumisión, porque les cae bien, o por cualquier otro motivo.
6-. Eligen que tienen que ser sus hijos en el futuro.
Los padres tóxicos intentarán decidir el futuro de sus hijos, sin contar con él. Son expectativas propias que quieren que sus hijos cumplan. Pero no cuentan con que su hijo quiera ser o quiera dedicarse a cierto oficio, o no tengan las habilidades ni la motivación necesarias.
Si los padres depositan sus sueños en sus hijos, solamente hará que los niños se frustren, se agobien, y busquen desesperadamente la aprobación de los demás. Es decir, un niño sometido a tal presión generará un adulto emocionalmente herido.
7-. Desprecian las habilidades y capacidades del niño.
Esta clase de padres siempre intentarán tirar por tierra las habilidades del niño. Si por ejemplo el niño es bueno jugando a futbol, el padre tóxico le dirá por ejemplo que él jugaba mejor a su edad, o que el futbol no sirve para nada.
Ellos no quieren que sus hijos destaquen en nada, ya que ello les aportará una buena dosis de autoestima. Los padres tóxicos quieren hijos sumisos, y el control siempre se produce destruyendo el “ser” del otro, en este caso, de los hijos.
8-. Son también muy exigentes.
Existen padres tóxicos extremadamente exigentes con sus hijos. Pretenden que sean siempre los mejores, los que saquen mejores notas, y los que más destaquen en todo. Pero eso no es realista. Nuestros hijos no son perfectos, ni tienen que serlos, ni tienen que cumplir nuestras expectativas.
Estos padres no comprenden que lo importante no es que su hijo sea el mejor, sino que su hijo sea feliz con todo lo que hace. La vida es un aprendizaje, no una competición. Pero esto es un hecho difícil de asimilar por las personas emocionalmente tóxicas.
9-. Sobre protección.
Hay padres tóxicos que intentan proteger a sus hijos con tal de que no sufran, y en cierto modo, controlar su vida. Esto conlleva a que el niño jamás aprenda a tomar decisiones, ni a enfrentarse a los problemas habituales.
Esta sobre protección crea relaciones de total dependencia. Los padres tóxicos que la ejercen, quieren que siempre sus hijos estén a su lado, y dependan de ellos para todo. Ello les da el poder y el control.
10-. No enseñar hábitos saludables.
Existen padres que creen que es positivo darles libertad total a sus hijos. Esto es tan poco saludable como ser muy restrictivos en la educación. Esta clase de padres tóxicos no ponen límites a sus hijos, y estos eligen qué comer, cuando ducharse, si se limpian los dientes o no, etc.
Es fundamental enseñar a nuestros hijos a que tienen que practicar hábitos saludables. Y para ello existen unas normas. Como por ejemplo comer verduras, ducharse cada día, o limpiarse los dientes tres veces al día. El niño requiere una disciplina y unos hábitos concretos que deben dictarlos los propios o padres.
Un niño sin normas ni hábitos saludables generará futuras complicaciones, como problemas dentales, sobrepeso, etc.
Conclusiones
Los padres a menudo cometemos errores a la hora de educar a nuestros hijos. Muchos de esos errores son cometidos por culpa de nuestra educación o de la forma que tenemos de ver el mundo. Por ello debemos aprender a identificar los errores que podemos estar cometiendo, y relacionarnos con nuestros hijos de la manera más saludable posible.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online
Gracias, que recibas muchas gracias.
Muchas gracias a ti Lino. Un saludo!!!