Qué es la ansiedad silenciosa

Qué es la Terapia Online para parejas - artículos sobre problemas de pareja - problemas de pareja - Test para evaluar problemas de pareja - Psicólogo Online para la ansiedad - terapia online para la ansiedad

La ansiedad silenciosa es esa que no grita, pero pesa. Se esconde tras sonrisas y rutinas, mientras por dentro genera un gran desgaste emocional 😔💭. Reconocerla es el primer paso para empezar a sanar.

Desde fuera, todo parece estar en su sitio. Cumples con lo que se espera de ti, esbozas una sonrisa en el momento justo y, la verdad, nadie se da cuenta de nada. Pero por dentro…, por dentro la historia es otra. Algo no termina de encajar.

Sientes esa presión constante, ¿verdad? Como un zumbido de fondo que nunca se apaga. Una mente que va a mil por hora, que no te da tregua ni de noche. Y ese cansancio, ese agotamiento que se te pega al cuerpo y que no hay café que lo remedie.

¿Te resuena todo esto?

Si es así, es posible que estés conviviendo con lo que se conoce como ansiedad silenciosa. Y no, no es la ansiedad que vemos en las películas, esa que viene con gritos y ataques de pánico que lo paralizan todo. Esta es mucho más sutil, una compañera de viaje sigilosa que se manifiesta de otras formas: con esos pensamientos que se cuelan sin permiso y se quedan en bucle, con esa necesidad agotadora de que todo sea perfecto, con las vueltas que das en la cama sin poder dormir o, simplemente con esa inquietud extraña, esa sensación de que algo malo va a pasar, que te acompaña como una sombra.

Pero respira hondo, porque hay una buena noticia. La primera es que no, no estás solo en esto. Somos muchos los que hemos caminado por ahí. Y la segunda, y más importante, es que se puede salir de ese lugar.

Este artículo no pretende ser un manual clínico lleno de términos que no te dicen nada. Míralo más bien como una conversación, una guía honesta y escrita desde la experiencia, desde el corazón, sobre lo que de verdad significa vivir con esa ansiedad que no se ve. Quiero contarte cómo aprender a reconocerla y, sobre todo, cómo empezar a soltarle la mano para poder volver a respirar en paz.

Sigue leyendo un poquito más. Te prometo que lo que vas a encontrar aquí puede ser esa luz que necesitas, o la herramienta para ayudar a alguien a quien quieres con toda tu alma. Descubre qué es la ansiedad silenciosa.

Qué es la ansiedad silenciosa y por qué pasa desapercibida

La ansiedad silenciosa, o como a mí me gusta llamarla, esa procesión que va por dentro, es un tipo de malestar que no se nota a simple vista. No lleva un cartel luminoso ni hace aspavientos. Es más bien una tormenta perfecta que se libra en tu interior, en silencio, sin que nadie más se dé cuenta. Y aunque no haga ruido, créeme, el desgaste es tremendo.

A diferencia de lo que la gente suele imaginar, como los ataques de pánico o esa hiperactividad nerviosa, la ansiedad silenciosa se disfraza, se camufla en tu mente y en tu cuerpo de una forma muy discreta. De hecho, y aquí viene lo curioso, muchas de las personas que la sufren parecen tenerlo todo bajo un control admirable. Son funcionales en su trabajo, responsables, organizadas hasta el extremo.

Vistas desde fuera, podrían ser la viva imagen del éxito. Pero por dentro, la realidad es un campo de batalla: una tensión que no se afloja, un diálogo interno que te machaca y una preocupación constante que te roba la calma.

Y es que este tipo de ansiedad es especialmente escurridiza porque, a menudo, ni siquiera la persona que la padece sabe que está ahí. Es muy fácil confundirla con el estrés del día a día o, peor aún, pensar que «es parte de tu forma de ser». ¿Cuántas veces te has dicho a ti mismo frases como: “Es que yo siempre he sido muy perfeccionista”, “solo estoy un poco más cansado de lo normal” o “esto es lo normal, seguro que todo el mundo se siente así”?

La verdad es que estas palabras son el escondite perfecto para una ansiedad que no quiere dar la cara, pero que, poco a poco, te va robando la vida. La ansiedad silenciosa es realmente devastadora. 

Diferencias entre la ansiedad y la ansiedad silenciosa

AnsiedadAnsiedad silenciosa
Los síntomas emocionales y físicos se expresan de forma visible: nerviosismo, inquietud, tensión y cambios de conducta suelen ser explícitos. Los síntomas son internos o disimulados; la persona aparenta tranquilidad ante los demás pero vive una lucha emocional intensa por dentro.
Suele pedir ayuda o compartir su malestar con el entorno cercano. Dificulta expresar lo que siente, teme ser incomprendida y opta por ocultar su angustia. Se vive en soledad.
Puede alterar el desempeño social, profesional o familiar de forma evidente. Mantiene el funcionamiento habitual ante los demás, aunque el agotamiento o el malestar sean profundos.
Familiares y amigos suelen reconocer los síntomas y ofrecen apoyo. El entorno rara vez detecta el problema, ya que la persona minimiza o niega señales externas de ansiedad.
Los síntomas pueden incluir llanto, ataques de pánico, insomnio, irritabilidad. Predominan pensamientos intrusivos, preocupación constante, culpa o miedo permanente, aunque parezca todo bajo control.

Cómo es vivir con ansiedad sin que nadie lo note

Esa “normalidad” de la que hablamos… la verdad, es el mejor disfraz que tiene la ansiedad silenciosa. Es increíble la capacidad que uno desarrolla para contener toda esa carga, para guardársela tan adentro que, incluso en los momentos en que sientes que te vas a romper, sigues adelante. Vas al trabajo, cumples con tus responsabilidades, quedas con amigos y hasta te ríes.

Pero todo eso ocurre mientras, por dentro, libras una batalla campal. Es como caminar por la cuerda floja, con una sensación constante de estar a punto de caer, luchando cada minuto para que esos pensamientos oscuros y esas preocupaciones que te taladran la cabeza no se apoderen de todo.

Es justo como dice una persona muy conocida por mi de su propia experiencia con la ansiedad silenciosa, y qué bien lo expresaste:

“Quienes la padecemos, a menudo parecemos la calma en persona, funcionales y con todo bajo control de cara a los demás, pero por dentro… por dentro vivimos un torbellino de malestar, una tensión que no se va y una preocupación que lo inunda todo.”

Y esta doble vida, este tener que ser dos personas a la vez —el “yo” que todos ven y el “yo” que solo tú conoces— te deja hecho polvo. Requiere una cantidad de energía brutal sostener esa máscara, sonreír cuando lo que te apetece es hacerte un ovillo y desaparecer. Y, claro, esa energía que gastas en aparentar que todo está bien, es la que te falta luego, lo que hace que el cansancio y el malestar se hagan todavía más grandes. La ansiedad silenciosa hace pagar un alto precio emocional a quien la padece.

Además, aunque no lo parezca, la ansiedad silenciosa se va colando por todas las rendijas de tu vida. En cada pequeña decisión que tomas, en cada conversación. Y el cuerpo, que es sabio, empieza a hablar. De repente, aparecen esos dolores de cabeza que no se van con nada, las noches en vela dando vueltas, esas contracturas en el cuello que pesan como una losa o los problemas de estómago que nadie sabe de dónde vienen. Y lo más duro es que todo esto lo vives en un silencio absoluto, sin atreverte a conectar los puntos, pensando que son cosas aisladas.

Las señales internas: lo que nadie ve (pero tú sí sientes)

La ansiedad silenciosa no grita, no, pero va dejando miguitas de pan por el camino. Rastros profundos que solo tú puedes sentir. A ver si te suenan algunos de ellos:

  • Esa vocecita interior que no calla nunca y que, además, es tu peor jueza. Siempre recordándote lo que hiciste mal, lo que podría salir mal… un runrún agotador.
  • Esa manía de ponerte siempre en el peor de los escenarios. ¿Y si pasa esto? ¿Y si lo otro? Tu mente se convierte en una máquina de crear catástrofes que, la mayor parte del tiempo, nunca llegan a ocurrir.
  • La sensación de no estar haciendo lo suficiente, de no llegar a todo, aunque la realidad es que estás al borde de tus fuerzas. Es como si llevaras una mochila llena de piedras y, aun así, sintieras que deberías correr más rápido.
  • Ese agotamiento físico que no tiene explicación. No es cansancio de haber dormido mal una noche; es un peso en el alma, un sentirte vacío de energía.
  • De repente, estás mucho más sensible. Todo te afecta un montón, te irritas por cualquier cosa o sientes unas ganas de llorar que no sabes de dónde vienen. Como si tuvieras las emociones a flor de piel.
  • ¿Y desconectar? ¿Disfrutar de las cosas simples? Eso se ha vuelto casi una misión imposible. Tu cuerpo está ahí, pero tu mente está en otra parte, preocupada, dándole vueltas a algo.
  • Duermes, sí, pero te levantas como si te hubiera pasado un camión por encima. El descanso no es descanso de verdad.

Lo más fácil es confundir todas estas señales, ¿verdad? Achacarlas al trabajo, al estrés, o simplemente pensar que «son manías mías». Pero detrás de todo eso, lo que hay es un sistema nervioso que está en alerta constante, como si vivieras con una alarma antiincendios sonando dentro de tu cabeza las 24 horas del día. Como tú mismo puedes señalar:

“Esto hace que sea difícil de detectar tanto para las personas del entorno como, en ocasiones, para la propia persona afectada, que puede confundir los síntomas con estrés cotidiano o rasgos de personalidad.”

Y es precisamente ese camuflaje, esa capacidad de pasar desapercibida, lo que te impide levantar la mano y pedir ayuda. Porque, si desde fuera no parece para tanto, ¿cómo vas a explicar la tormenta que llevas dentro?

Causas comunes: ¿por qué algunas personas ocultan su ansiedad?

Y te preguntarás, ¿por qué? ¿Por qué alguien se guardaría todo eso dentro hasta casi reventar? La verdad es que no es una simple cuestión de ser más o menos reservado. Casi siempre, las raíces son mucho más profundas. Tienen que ver con nuestras vivencias, con lo que aprendimos de niños sobre lo que estaba bien sentir y lo que no, con las creencias que se nos fueron grabando a fuego lento y, por supuesto, con el mundo que nos rodea.

Piénsalo un momento. Muchas personas aprendimos a llevar la procesión por dentro como un mecanismo de pura supervivencia. Porque crecimos en lugares donde mostrar que estabas mal, que tenías miedo o que algo te superaba, simplemente no era una opción. No era seguro.

Si echamos la vista atrás, las historias se repiten:

  • Crecer en una casa donde lo único que importaba era sacar buenas notas, ser el mejor en deportes, cumplir. Tu rendimiento siempre estaba por delante de tu bienestar. ¿Cómo ibas a decir que estabas triste o asustado si lo único que se valoraba era tu fortaleza?
  • Moverte en entornos, ya sea en la familia, en el colegio o incluso entre amigos, donde pedir ayuda era sinónimo de ser débil. Donde aprendiste que los trapos sucios se lavaban en casa y que «tirar para adelante» era la única opción.
  • Quizás, simplemente, tienes esa chispa de autoexigencia, ese perfeccionismo que te susurra al oído que siempre puedes hacerlo mejor, que no te puedes permitir fallar.
  • Y qué me dices de la presión social, esa que no se ve pero que aprieta tanto. Esa necesidad de “estar siempre bien” para no ser una carga, para no molestar a los demás con tus problemas.
  • Vivimos en la cultura del “puedo con todo”, del éxito a cualquier precio, del control emocional como si fuera una medalla. Mostrar una grieta en esa armadura parece un fracaso.

Al final, sin darte ni cuenta, todo esto va calando y se convierte en una creencia que se tatúa en el alma: “si de verdad muestro cómo me siento, me van a juzgar, me van a rechazar o, peor aún, me convertiré en un problema para los demás”. Y así, aprendes a tragar. A tragar saliva, a tragarte las lágrimas, a poner tu mejor cara mientras por dentro estás gritando en silencio. La ansiedad silenciosa es realmente terrible.

Es justo como se describe en esta reflexión:

“Las razones por las que alguien puede desarrollar ansiedad silenciosa incluyen el miedo al juicio, la necesidad de aprobación o la creencia de que deben ser capaces de manejar todo por sí mismos sin mostrar vulnerabilidad.”

Ansiedad silenciosa y perfeccionismo: una combinación desgastante

Si hay un compañero de viaje frecuente de la ansiedad silenciosa, ese es el perfeccionismo. Pero no hablo de querer hacer las cosas bien, no. Hablo de esa necesidad casi obsesiva de que todo sea absolutamente perfecto, de tener cada detalle bajo control, de no cometer ni un solo error, de cumplir con las expectativas de todo el mundo… Y esa, amigo mío, es una trampa mortal, una carrera que no tiene línea de meta.

Y es que esta autoexigencia no solo te deja sin aliento, sino que es el combustible perfecto para la ansiedad. ¿Por qué? Porque nunca, jamás, llegas a sentirte satisfecho. Siempre hay un «pero». Siempre falta algo. Siempre podrías haberlo hecho un poquito mejor. Esa voz crítica interna, ese juez implacable que vive en tu cabeza, te somete a una evaluación constante que te obliga a estar siempre en guardia, vigilante. De ello se nutre la ansiedad silenciosa.

Además, el perfeccionismo suele ir de la mano de una idea muy peligrosa, una que hemos aprendido muy bien: que nuestro valor depende de lo que hacemos, no de lo que somos. Es decir, «valgo por mis logros, por mis éxitos, por lo que consigo». Y claro, con esa creencia, cualquier pequeño fallo, cualquier error por insignificante que parezca, no es solo un error. Se siente como una catástrofe personal, una prueba irrefutable de que no eres suficiente.

Y lo más retorcido de todo es que este comportamiento disfraza la ansiedad de algo bueno, de eficiencia, de ser un gran profesional o un amigo infalible. Recibes el aplauso y el reconocimiento de los demás por lo increíblemente bien que lo haces todo, mientras tú, por dentro, sientes que eres un fraude que lucha por mantener las apariencias. Y ese aplauso, aunque no lo parezca, solo refuerza el ciclo, echando más leña a ese fuego silencioso que te consume.

Consecuencias de vivir con la ansiedad silenciosa

Sostener esta batalla diaria, esa que nadie ve, sin atreverse a pedir ayuda… la verdad, tiene un costo emocional altísimo. Es una carga que llevamos en secreto, pero que al final, nos pasa una factura dolorosa, aunque intentemos disimularla.

Fíjate, a largo plazo, esa angustia que callamos empieza a manifestarse de formas terribles. No es solo un poco de estrés; hablamos de trastornos del sueño severos que te dejan agotado, un agotamiento crónico que te funde por completo (lo que llamamos burnout). Y es que muchas veces, se esconde una depresión encubierta muy sutil detrás de todo esto. Además, el cuerpo empieza a gritar: colon irritable, migrañas que no te dejan vivir, esa tensión muscular que te acompaña siempre. Y lo peor, vas sintiendo cómo las relaciones personales se desgastan y tu propia autoestima se desploma. Así nos puede atacar la ansiedad silenciosa.

Si no le prestamos atención, la ansiedad silenciosa se nos pega, se vuelve crónica. Y esto es terrible porque nos debilita emocionalmente, nos quita las ganas de todo, genera desmotivación y acabamos en un aislamiento emocional profundo, casi sin darnos cuenta.

Hay un peligro enorme, y es que mucha gente no busca ayuda porque, aunque no lo parezca, se repiten: «Aún puedo con todo esto.» Mira, que algo funcione no significa que esté bien. Y te lo digo desde el corazón: vivir así, con esa carga constante, no debería ser la norma.

Cómo identificar la ansiedad silenciosa en ti (o en otros)

El primer paso para poder abordar esta forma de ansiedad es, sencillamente, reconocerla. Y fíjate, no siempre es fácil. Aquí te dejo algunas señales de la ansiedad silenciosa. Pistas sutiles que pueden ayudarte a detectarla en ti o en alguien muy cercano:

  • ¿Te has fijado en esas personas que lo hacen “todo bien”, pero que nunca parecen relajarse?
  • O los que siempre minimizan lo que sienten: “no es para tanto”, “solo estoy cansado”.
  • Hay una hipervigilancia emocional, una necesidad de control constante, como si el mundo fuera a colapsar si no están vigilando.
  • Y es que les cuesta muchísimo disfrutar sin culpa, como si no merecieran un respiro.
  • A veces, la ansiedad silenciosa se manifiesta como una irritabilidad o una tristeza sin causa clara.
  • O incluso problemas físicos frecuentes sin diagnóstico claro que los médicos no logran descifrar del todo.
  • Y, claro, evitan hablar de sí mismos o de cómo se sienten realmente, como si abrirse fuera un riesgo.

Al observar estos patrones, te lo pido, hazlo con amabilidad y sin juicio. No se trata de ponerle una etiqueta a nadie, sino de abrir espacios seguros para escuchar y acompañar.

psicólogo emocional online - terapia online

La terapia online ofrece un espacio seguro y confidencial para sacar a la luz esa ansiedad silenciosa que nadie ve, pero que tú sientes cada día 💻💬. Con el acompañamiento adecuado, aprenderás a comprenderla, gestionarla y recuperar tu bienestar.

Herramientas para gestionar y liberar la ansiedad interna

Mira, una vez que logras ver esa ansiedad silenciosa de frente, que la reconoces (que ya es un paso enorme), es cuando podemos empezar a trabajar en ella. Ojo, no se trata de eliminarla de golpe —eso es casi imposible—, sino de aprender a convivir con ella de una manera diferente. El objetivo es crear formas de estar con uno mismo que sean más amables, más sostenibles a largo plazo. Aquí te dejo algunas cosas que realmente me han ayudado o que he visto que funcionan:

Te hablo del Mindfulness, ese arte de observar los pensamientos sin juzgarlos, solo dejándolos pasar. O la escritura emocional, que es como abrir una válvula de escape y sacar todo sin filtro. Mover el cuerpo también ayuda muchísimo; me refiero al ejercicio físico consciente, no para castigarte, sino para liberar esa tensión acumulada. Y, la verdad, algo crucial es poner límites; aprender a decir “no” sin sentirte culpable. No subestimes las técnicas de respiración y relajación muscular ni, por supuesto, la terapia psicológica especializada en ansiedad.

Al final, la meta es clara: romper ese ciclo de silencio que nos agota, dejar de cargar con todo en solitario, y, poco a poco, empezar a construir una relación más sana y compasiva con nuestro propio mundo interno.

El papel de la terapia y la autoaceptación en la recuperación

La terapia es, sin duda, uno de los caminos más poderosos para lidiar con la ansiedad silenciosa. Es que te ofrece un espacio sagrado, seguro, donde puedes expresarte sin miedo a ser juzgado. Es un lugar donde por fin puedes soltar la máscara, compartir lo que de verdad te está pasando por dentro, y empezar a comprender de dónde vienen esos patrones de autoexigencia que tanto nos pesan.

Además, el proceso terapéutico fomenta la autoaceptación, y esto es vital en estos casos. Porque, ¿sabes qué pasa? Muchas personas que viven con esta ansiedad no se permiten ser vulnerables. Creen, de verdad, que tienen que estar en control siempre, ser fuertes, rendir a toda costa. La terapia te ayuda a mirar de cerca esas creencias y a cambiarlas por otras mucho más humanas y compasivas.

La relación con el terapeuta actúa como un modelo de vínculo seguro: alguien que te escucha, que valida lo que sientes, que te acompaña sin exigirte perfección. Y eso, aunque no lo parezca, con el tiempo transforma no solo la ansiedad, sino también la forma en que te relacionas contigo mismo y con los demás.

Terapia online: un recurso accesible y eficaz para la ansiedad silenciosa

Una opción que cada vez más gente elige, sobre todo quienes viven con ansiedad silenciosa, es la terapia online. ¿Y por qué? Porque ofrece ventajas especialmente valiosas para este perfil.

Te permite tener privacidad; puedes hablar desde la comodidad de tu casa, sin sentirte expuesto. Es súper accesible: sin traslados, sin excusas. Solo necesitas una conexión y las ganas de cuidarte. Y la flexibilidad horaria es ideal para quienes tienen vidas muy estructuradas.

Además, reduce esa barrera emocional inicial; para muchas personas, hablar desde su entorno habitual reduce el miedo a “mostrar debilidad” o a abrirse frente a alguien. Y fíjate, la terapia online facilita mucho mantener la constancia, algo clave para ver resultados reales. Los estudios han demostrado que su efectividad es equivalente a la terapia presencial, especialmente cuando hablamos de ansiedad.

Este formato puede ser ese primer paso que te anime a romper el silencio de forma segura y progresiva.

Preguntas frecuentes sobre la ansiedad silenciosa

¿Qué es la ansiedad silenciosa?

Es una forma de ansiedad en la que la persona aparenta tranquilidad y normalidad, pero vive un intenso malestar interno. Los síntomas emocionales y físicos suelen ocultarse o disimularse ante los demás, a pesar del sufrimiento real.

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes de la ansiedad silenciosa?

Preocupación constante, autocrítica, pensamientos intrusivos y sensación de agotamiento. Físicamente pueden presentarse tensión muscular, malestar digestivo, insomnio o taquicardia, pero es común que la persona los minimice o atribuya a otras causas. Son los síntomas de la ansiedad silenciosa más comunes.

¿Por qué una persona esconde su ansiedad?

Por miedo a ser incomprendida, a ser vista como débil o a preocupar a su entorno. También influye el deseo de aparentar fortaleza o la dificultad para expresar sentimientos en público. De eso se alimenta la ansiedad silenciosa.

¿Qué riesgos implica no expresar la ansiedad?

Silenciar la ansiedad puede agravar los síntomas, derivar en aislamiento, desgaste emocional y complicar la búsqueda de ayuda. El malestar interno puede aumentar y afectar la autoestima y las relaciones personales. No dejes que la ansiedad silenciosa se apodere de ti.

¿Cómo se puede ayudar a alguien con ansiedad silenciosa?

Manteniendo una actitud empática y abierta, animando a expresar lo que siente y mostrando apoyo sin juzgar. Un entorno de confianza facilita que la persona se atreva a pedir ayuda profesional si la necesita.

¿Cuándo es recomendable buscar ayuda profesional?

Cuando la ansiedad interfiere en la vida cotidiana, produce un malestar sostenido o resulta difícil de controlar a solas. Un profesional puede orientar el proceso y proponer estrategias de manejo efectivo.

Conclusión: visibilizar lo invisible, sanar desde dentro

La ansiedad silenciosa no deja de ser ansiedad, y lo que es peor, al sufrirla en silencio, nos arrebata todo lo que somos, y lo hace de forma silenciosa. Sin gritos, sin ayuda, sin juicios. Sentir sus síntomas es terrible, y agotador. Es un tipo de ansiedad que se esconde detrás de sonrisas forzadas, perfeccionismo, y creer que podemos con todo. Y eso nos lleva a sufrir una gran tormenta constante en nuestro interior, y eso no es sano, y nunca lo será. Déjame decirte que nunca te acostumbres a ese peso.

Si sufrimos ansiedad silenciosa, debemos darle voz, y comenzar a expresar todo el dolor que sentimos. Es el primer paso para volver a sentirnos bien. Es el paso más duro y difícil. Buscar ayuda, y obtener el apoyo que necesitamos, es el siguiente paso. El objetivo principal es sanar nuestras heridas, y es al acto más maravilloso que podemos hacer por nosotros mismos.

Debemos comprender que la ansiedad silenciosa tiene una naturaleza atroz y temible, ocultándose y disfrazándose en nuestras actividades diarias. En el trabajo, con la familia, con nuestra pareja, etc. Las personas que sufren ansiedad en silencio, padecen una gran angustia emocional.

La ansiedad silenciosa nos convierte en maestros a la hora de disimular. Todos quienes hemos sufrido ansiedad, hemos intentado aparentar que estamos bien. Quizás sea porque no queremos ser juzgados, quizás queremos no preocupar a quien queremos, o tal vez, creemos que podemos con todo. Pero eso nos rompe, y nos destroza por dentro.

No alimentes a la ansiedad silenciosa, y rompe ese silencio. Deja de ser tan exigente contigo mismo, y permítete ser humano. Date un respiro y cuídate. Se puede vivir sin presiones ni tensiones. No dejes que la ansiedad silenciosa apague todo lo que eres. Porque eres una persona maravillosa, que mereces sentirte bien. Mereces paz y eso lo conseguirás mediante la terapia. Apuesta por la terapia online. Apuesta por ti.

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

Daniel Molina

Sobre Daniel Molina

Soy Daniel Molina (n.º colegiado: 20237), Psicólogo Clínico especialista en Terapia Online con más de 12 años de experiencia.

Utilizamos cookies para dar mejor experiencia al usuario. Si continúa utilizando este sitio asumiremos que está de acuerdo. Saber más

Scroll al inicio