Estrés y alimentación
Seguramente has notado en más de una ocasión como tu patrón de ingesta se ve seriamente alterado en periodos donde nuestro nivel de ansiedad y estrés es elevado. Tu apetitivo o mejor dicho, tu necesidad de ingesta está relacionado con los procesos anímicos y de presión que se producen en tu interior. Tu estado interno determinará si necesitas comer más, comer menos, o incluso no comer nada. Por tanto, existe una relación clara entre estrés y alimentación
En periodos agitados en los cuales estamos expuestos a unos niveles de ansiedad o estrés elevados, observamos que nuestro patrón de ingesta no se gestiona adecuadamente, uniendo nuestro estado emocional con nuestro apetito, modificando nuestro modo de comer, así como las cantidades y el horario. El estrés y alimentación va unido. Cuando nuestro nivel de estrés se ve alterado nuestro patrón alimenticio también.
El estrés generalmente puede producir dos respuestas relacionadas con la comida:
1-. Aumento en la ingesta alimentaria.
El estrés o la ansiedad elevada no solamente pueden hacer que comamos más, sino que puede hacer que lo hagamos compulsivamente. La sensación de saciedad puede no notarse si estamos sometidos a un nivel elevado de ansiedad, por lo que somos capaces de comer mucho más alimento que nuestro cuerpo necesita. Debido a la sensación de hambre insaciable que solemos experimentar en estas épocas solemos ingerir alimentos hipercalóricos, por lo cual experimentamos además de trastornos emocionales, alteraciones fisiológicas derivadas de dichas ingestas, como son problemas digestivos o aumento de peso, entre otras.
2-. Disminución en la ingesta de alimentos.
El estrés puede ocasionarnos la incapacidad de comer debido a la angustia o a las náuseas que podemos experimentar en esos momentos. Cualquier alimento que nos llevemos a la boca puede generar tal malestar que seremos incapaces de comer adecuadamente.
Cada persona que esté expuesta a un gran grado de ansiedad o estrés, experimentará en mayor o menor medida una de estas dos respuestas fisiológicas asociadas a la alimentación. Existe de igual modo la posibilidad de que una misma persona pueda experimentar las dos respuestas en diferentes épocas de estrés.
La ansiedad y estrés son causas muy frecuentes del fracaso de dietas. Puede incapacitar el control de las personas por una ingesta controlada para mejorar su salud. Por ese motivo existen personas que no pueden seguir una dieta para controlar su peso. El estrés en un causante del fracaso del seguimiento de una dieta médica.
Por todo ello es importante, una vez más, tener una buena salud mental para que podamos tener una buena salud física. Si estamos bien emocionalmente, podemos en este caso, controlar nuestra ingesta, siendo esta saludable, y derivando a un bienestar físico.
Cómo superar la relación de estrés y alimentación
- Intentar racionalizar el porqué tenemos que comer compulsivamente, y cuáles son las causas que nos han llevado a esa situación. Ser conscientes del porqué nos ayudará a ir controlando nuestra necesidad compulsiva de ingesta de alimentos. Si no podemos controlar esa necesidad al principio, podemos optar por comer de forma controlada alimentos no hipercalóricos para ir saciando nuestra necesidad de ingerir comida.
- Cambiar la repuesta. Después de saber el porqué de nuestra necesidad de comer de modo compulsivo, debemos aprender a cambiar la respuesta que damos a esos pensamientos. Deberemos desviar esa necesidad irrefrenable de comer hacia otras actividades más positivas, como por ejemplo, caminar, hacer deporte, o simplemente distraerse con una charla distendida con alguna amistad. Todo lo que sea desviar nuestra atención a aquello que no sean los alimentos.
- Que decir que habrá momentos que seamos incapaces de controlar nuestra necesidad de comer compulsivamente, es decir, momentos en los cuales nuestro nivel de ansiedad o estrés son muy elevados. Por ello es importante no tener a mano alimentos poco saludables o hipercalóricos. Si necesitamos comer y no podemos controlarlos, al menos que estos sean saludables, como por ejemplo, frutas o verduras. Sin esos alimentos “poco sanos” podremos controlar mejor nuestra necesidad de comer en ese momento.
- Es importante, como hemos dicho, la asistencia de un psicólogo a la hora de tener una salud mental positiva que nos permita no caer en patrones alimentarios insanos propiciados por la ansiedad y el estrés. Es importante tener la ayuda necesaria en esos periodos.
Tenemos que tener en cuenta el estrés y alimentación. Ya que si estamos ante unos niveles elevados de estrés, nuestro modo de alimentarnos se verá igualmente alterados. Uno puede indicar la alteración del otro, y viceversa.
El estrés y la ansiedad, como hemos visto, tienen una relación con nuestro patrón de ingesta alimentaria. Este fenómeno puede explicar los fracasos a la hora de realizar dietas y estancamientos en periodos de pérdida de pesos.
Nuestro estado psicológico y emocional tiene una repercusión palpable en nuestro estado físico. Una alteración de psicológica o emocional alterará nuestro bienestar físico, por ello es tan importante mejorar y preservar nuestra salud mental, ya que está se reflejará en el plano físico.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online
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