El estrés y alimentación son dos aspectos que muchas veces van asociados, y están estrechamente interrelacionados. Quizás has sentido esa necesidad de comer más, o ciertos alimentos cuando has estado soportando un gran nivel de estrés. En este artículo veremos la profunda conexión entre ambos fenómenos, siendo una guía que nos explicará cómo el estrés afecta a nuestra conducta alimentaria, y cómo se puede gestionar para evitar consecuencias tan negativas.
Pronto descubrirás que el estrés y alimentación no solamente se influencian de una manera mutua, sino que afectan tanto a nuestro bienestar físico como el mental. Te animo a que sigas leyendo este artículo y descubras cómo la mente puede tener sus efectos sobre nuestras necesidades físicas.
Qué es el hambre por estrés
El hambre por estrés, también conocida como alimentación emocional, es la necesidad de comer como respuesta a sufrir emociones negativas, como la ansiedad, el nerviosismo, o la frustración. No responde a un hambre física, sino a una necesidad emocional. Este tipo de hambre, surge como una respuesta a sufrir altos niveles de cortisol, que es la hormona que se libera en momentos de altos niveles de estrés. El cortisol hace que aumente nuestro apetito, y nos haga decantarnos por alimentos ricos en grasas y azúcares.
El estrés y alimentación siempre van asociados. El hambre por estrés no responde a un apetito físico, sino como reacción a nuestro estado emocional. Este hecho puede empujarnos a comer sin control, y consumir más calorías de las que realmente necesitamos, pudiendo generarnos más ansiedad o culpa después de comer de esa manera.
Síntomas de la alimentación por estrés
Si queremos comprender la relación entre estrés y alimentación, debemos tener en cuenta los síntomas de esta alimentación impulsada por el estrés. Lo cierto es que tiene una sintomatología reconocible y fácil de identificar. Y entre dichos síntomas encontramos:
- Comer sin control o de forma impulsiva. Las personas que comen ciertos alimentos cuando están sometidos a un gran nivel de estrés, tienden a buscar el consuelo emocional que necesitan a través de la comida, y lo harán en ese momento sin ningún tipo de control o de filtro.
- Preferencia por alimentos calóricos. Cuando una persona está sometida a una gran presión, y a un gran nivel de estrés, puede elegir los alimentos más azucarados o grasos. Esta clase de alimentos puede proporcionar una sensación de alivio o satisfacción temporal.
- Comer a deshoras. Si estás sujeto a un gran nivel de estrés, es muy probable que te encuentres comiendo a horas donde normalmente no lo harías nunca. Puede ser por la tarde, o muy entrada la noche. El estrés no está sujeto a ninguna hora específica, y el hambre que provoca puede darse en cualquier momento del día o de la noche.
- Sensación de culpa. Después de cada ingesta producida por el estrés, podemos experimentar sentimientos de arrepentimiento y culpa. Esto puede agravarse si hemos consumido grandes cantidades de comida, o hemos ingerido alimentos poco o nada saludables.
- Desconexión de las señales de hambre y saciedad. Cuando el estrés y alimentación se relacionan, podemos comprobar que no comemos cuando el cuerpo realmente lo necesita, sino cuando estamos sufriendo un gran nivel de estrés, que hace que ignoremos las señales naturales de hambre y de saciedad.
Relación entre el estrés y alimentación
La asociación entre estrés y alimentación ha sido foco de multitud de estudios. En condiciones de extremo estrés, el cuerpo suele liberar una hormona llamada cortisol. Esta hormona hace que aumente nuestro apetito, y puede alterar la forma en la que nuestro cuerpo almacena calorías. Al ser estar estresados, tu cerebro te animará a buscar alimentos que puedan aliviarte de su estrés, y que te proporcionen una satisfacción momentánea. Y ello nos lleva a ingerir alimentos poco saludables.
Además, padecer un estrés prolongado, puede cambiarnos las preferencias alimentarias a largo plazo, llevándonos a desarrollar una relación basada en las emociones con ciertos alimentos. El acto de comer se convierte, en estos casos, en una forma de lidiar con la presión y las tensiones que no sabemos gestionar por nosotros mismos, creándose un ciclo poco sano con la comida.
El cortisol no solo aumenta nuestra necesidad de comer, sino que también influye en nuestra capacidad de quemar las calorías que hemos consumido. El cuerpo, en un intento de conservar las energías en periodos de tensión, reduce su tasa metabólica, y ello se traduce en una mayor facilidad a la hora de ganar peso. Es muy importante tener en cuenta la asociación entre estrés y alimentación.
Causas de la relación entre estrés y alimentación
Para conocer aún más la relación entre estrés y alimentación, debemos conocer antes sus causas. Como veremos, puede tener diversas causas, y todo dependerá de las características personales y emocionales de quien sufre esta clase de asociación entre el estado emocional y la comida. Y entre las causas más comunes encontramos:
- Respuesta fisiológica al estrés. Cuando nuestro cuerpo está bajo tanta tensión, nuestro sistema nervioso simpático entra en acción, liberando cortisol e incluso adrenalina. Esta alteración hormonal puede estimular el apetito, haciendo que nos enfoquemos en aquellos alimentos altamente calóricos.
- Hábitos aprendidos. Debido a nuestras experiencias vitales, podemos llegar a asociar algunos alimentos al alivio o a la recompensa. En momentos donde nuestro estrés es elevado, sabemos que si recurrimos a ciertos alimentos, podemos experimentar cierta sensación de alivio emocional.
- Influencia psicológica. Si padecemos un nivel alto de estrés de forma crónica, podemos experimentar graves sentimientos de desesperanza o de falta de control. En estos casos, comer se convierte en una forma de recuperar el control, aunque sea de una forma temporal.
- Ambiente moderno. Actualmente, todos podemos tener un acceso inmediato a ciertos alimentos muy poco saludables. En momentos de un estrés elevado, teniendo la facilidad de obtener esos alimentos ricos en calorías y bajos nutrientes, agrava la problemática que sufrimos de base.
Diferencias entre la alimentación y la alimentación emocional
Alimentación Normal (Hambre Físico) | Alimentación Emocional |
---|---|
Aparece gradualmente | Surge repentinamente |
Se puede posponer | Se siente urgente e inmediata |
Abierto a diferentes opciones de alimentos | Deseo de alimentos específicos (a menudo poco saludables) |
Se detiene al sentirse satisfecho | Continúa incluso después de sentirse lleno |
No genera sentimientos negativos después | Puede provocar culpa o vergüenza después de comer |
Responde a necesidades fisiológicas | Responde a emociones o estrés |
Se puede realizar otra actividad mientras se espera | Difícil concentrarse en otra cosa |
Basada en la necesidad de nutrición | Usada como medio para enfrentar sentimientos |
No está obsesionada con la comida | Puede generar obsesión con la comida y la dieta |
Cómo afrontar la relación entre estrés y alimentación
Para poder gestionar la relación que existe entre estrés y alimentación, es importantísimo adoptar una serie de medidas o estrategias, que nos puede ayudar a reconectarnos con nuestro cuerpo, y reducir la influencia del estrés en nuestra dieta. A continuación veremos algunas recomendaciones. Y estas son:
- Practica la alimentación consciente. Sabiendo la relación entre estrés y alimentación, debemos aprender a tomarnos nuestro tiempo para disfrutar de todo aquello que comemos. Debemos evitar comer delante del televisor, o mientras estamos trabajando. Es esencial que prestemos atención a las señales de hambre y de saciedad de nuestro cuerpo.
- Identifica las causas emocionales. Sería conveniente, en estos casos, llevar un diario de los alimentos y emociones, y de ese modo podríamos identificar qué situaciones nos llevan a querer comer por estrés. También nos va a ayudar a reconocer patrones, y a tomar medias proactivas para poder evitar esas situaciones.
- Busca alternativas saludables. En vez de tener que recurrir a alimentos poco saludables, cuando nos sentimos desbordados por nuestras emociones, deberíamos buscar opciones más nutritivas que puedan proporcionarte cierta satisfacción, como puede ser los frutos secos, la fruta o el yogur, entre otros.
- Aprende a relajarte. Es muy importante tener herramientas para poder rebajar el estrés. Podemos optar por el deporte, el yoga, la respiración diafragmática, o incluso, dar un pequeño paseo. Si aprendemos a tener la mente ocupada en cosas positivas, podemos dejar a un lado todo aquello que nos hace estresar.
- Ten horarios fijos para la comida. Tener establecida una rutina de comidas, nos puede ayudar a la hora de evitar los antojos, o querer comer porque nuestro nivel de estrés es alto. Una rutina de comidas, puede ayudarnos a tener una mente organizada, y evitará esas ingestas emocionales.
Beneficios de la Terapia Online para la relación entre estrés y alimentación
Después de conocer la relación entre estrés y alimentación, decirte que la terapia online se ha convertido en una herramienta valiosa para el manejo del estrés, ofreciendo una serie de beneficios significativos. Uno de los principales es la comodidad, porque permite a los usuarios participar en sesiones desde cualquier lugar, eliminando el tiempo y el estrés asociados con el desplazamiento a una consulta presencial. Además, la terapia online ofrece una mayor flexibilidad de horarios, adaptándose a las necesidades individuales de cada persona, lo que puede reducir la presión y facilitar la asistencia regular a las sesiones.
Otro beneficio destacado es la accesibilidad, ya que rompe las barreras geográficas y permite a los usuarios seleccionar a un terapeuta que se ajuste a sus preferencias personales y necesidades específicas, independientemente de su ubicación. Esto es particularmente útil para personas que viven en áreas remotas o que tienen limitaciones de movilidad. La terapia online también puede proporcionar un entorno seguro y confidencial, donde los usuarios pueden sentirse más cómodos al expresarse, lo que potencialmente lleva a una comunicación más abierta y honesta con su terapeuta.
La discreción es otro aspecto importante, ya que la terapia online permite a los usuarios mantener un mayor grado de privacidad, sin la preocupación de ser vistos en una clínica o consulta de psicología. Además, la terapia online no compromete la calidad de la comunicación; las sesiones por videoconferencia permiten un flujo de comunicación no verbal, como gestos y expresiones faciales, que son elementos clave en la terapia psicológica.
La eficacia de la terapia online no se ve mermada en comparación con la terapia presencial, ya que la mayoría de las herramientas terapéuticas y técnicas pueden aplicarse de manera efectiva a través de medios digitales. Esto incluye una variedad de enfoques, como la terapia cognitivo-conductual, que es particularmente efectiva para el manejo del estrés. Además, la terapia online puede ser una opción más asequible, porque a menudo tiene un costo menor que las sesiones presenciales, lo que la hace accesible a un mayor número de personas.
En resumen, la terapia online para el control del estrés ofrece una combinación de comodidad, accesibilidad, flexibilidad, discreción y eficacia, lo que la convierte en una opción atractiva y viable para muchas personas que buscan apoyo psicológico en la gestión de su estrés. Con la tecnología avanzando constantemente, es probable que la terapia online continúe evolucionando y expandiéndose, proporcionando un recurso esencial para la salud mental en un mundo cada vez más digitalizado. La relación entre estrés y alimentación es una realidad que debe ser abordada mediante la terapia.