Hacerse la víctima

Hacerse la víctima

Cuando tenemos problemas, todos sabemos más o menos como gestionarlos de la mejor manera posible. Todo ello es fruto de una buena maduración emocional. Pero existen personas que utilizan los problemas, no para afrontarlos, sino como herramienta de manipulación. Hacerse la víctima es una buena estrategia para llegar a someter a las personas que tenemos a nuestro alrededor. Dar pena, y mostrarnos vulnerables nos proporciona atención, y esa atención es la que necesitan los manipuladores emocionales.

La manipulación tiene siempre como objetivo someter a aquellas personas que tenemos alrededor. Se convierte en una auténtica relación de poder, donde la persona que ejerce el chantaje emocional es capaz de conseguir aquello que desea de los demás, a través de tácticas de manipulación tan efectivas como el victimismo.

Si lo pensamos fríamente, nunca vamos a ayudar de forma inmediata a las personas más autosuficientes, y fuertes emocionalmente, siempre ayudaremos en primer lugar al desvalido y frágil. Todo ello es fruto de la empatía, es decir, nace de nuestra capacidad de ponernos en el lugar de los demás. Y ello es lo que aprovechan los manipuladores, para hacerse la víctima, y poder manipularse de tal modo que hagas todo por ellos. 

Toda manipulación es una agresión, ya que alguien se aprovecha de nosotros, sin pensar en nuestras necesidades y nuestras posibilidades, haciéndonos un daño que dejará heridas muy profundas en nuestra alma. Los chantajistas emocionales no les importará lo más mínimo, nos utilizarán hasta que puedan más, ya sea porque no podemos darle lo que quieren, o porque nos hayamos dado cuenta de la manipulación, y entonces no dudará en dejarnos a un lado, y seguir su camino como sin nada.

El victimismo como relación de poder

Quien utiliza el victimismo busca someter a su voluntad a los demás. Con la fuerza conseguirá muy poco, pero mostrándose débil, y vulnerable, puede manipular a sus víctimas, sin que estas se den cuenta de lo que está ocurriendo. Es un comportamiento muy sutil, que sirve como un método infalible para que el victimista pueda obtener de su víctima todo aquello que quiere o anhela.

Este tipo de manipuladores, siempre buscarán víctimas que respondan a un determinado perfil. Suelen buscar a personas inseguras, con una gran bondad y empatía. Quien utiliza el victimismo, es capaz de aprovecharse de las personas buenas y generosas. Dar pena, les permite que estas personas bajen la guardia, y de ese modo, manipularlas a su antojo. 

Hacerse la víctima consigue que la persona manipuladora pueda acceder al poder. Un poder que le permite que sus víctimas hagan aquello que esta persona quiera, sin que sean capaces de saber qué pasa, y por qué tienen que hacer lo que tienen que hacer. La manipulación emocional es capaz de anular a la persona que la sufre, y de ese modo, el manipulador puede conseguir de su víctima todo aquello que quiera.

Señales de que alguien puede hacerse la víctima

Entre las señales más comunes de las personas victimistas, encontramos:

  • Son personas que exageran sus esfuerzos. Siempre se mostrarán capaces de sacrificarse por los demás. Es el denominado complejo de mártir. Exagerarán cualquier acto que realicen  por otra persona para demostrar su lealtad y empatía. Todo un truco para manipular a quien cae en sus redes.
  • Echará la culpa a los demás por todos sus errores. Son personas incapaces de asumir sus responsabilidades. Si algo les sale mal, buscarán a un culpable. Jamás admitirán ser responsables de algo negativo.
  • Se queja constantemente. Quien se hace la víctima constantemente, suele quejarse por todo. Buscará por todos los medios, que los demás cambien aquello que él quiere cambiar. Es otro método excelente de manipulación.
  • Sus relaciones se basarán en la dependencia. Necesitan a los demás para conseguir aquello que quien. Así que buscarán siempre estar al lado de alguien que les atiendan tal y como quieren. Además, buscarán en sus víctimas a personas vulnerables que también necesiten a los demás por cualquier motivo, creándose relaciones de verdadera codependencia.
  • Son egocéntricos. Todos los temas de conversación y todos sus actos estará siempre dirigidos a su persona. Necesita que los demás sepan lo mal que le van las cosas, para de ese modo, hacerse el víctima, y poder manipularnos rápida y efectivamente.

Cómo se produce la manipulación

Un victimista utilizará unas técnicas determinadas para ejercer su manipulación, y de ese modo, someter a los demás. Y entre dichas técnicas encontraremos:

  • Lenguaje sutil. Nunca te dirá que quiere de un modo directo, sino que mediante la queja o el llanto te indicará lo que le ocurre y qué necesita. Serán mensajes lastimeros, cuya intención siempre será manipularte lo más fácil posible.
  • Te hará sentir culpable. La persona que aplica el victimismo hará siempre que las personas que le rodean, se sientan gravemente culpables. Una persona que se siente culpable, estará dispuesta a hacer de todo, con tal de reparar el supuesto “daño” que ha podido realizar.
  • Te indicará sus sacrificios. Esta clase de manipuladores, resaltarán cualquier acto de sacrificio por los demás, por muy pequeño que este sea. Incluso no dudarán en inventarse supuestos sacrificios que ha realizado, y de ese modo, tener tu comprensión y empatía. Así, seremos más vulnerables a la manipulación porque tendremos la guardia bajada.
  • Criticará a los demás. Solo te querrá para él. Así que, comenzará a criticar a toda persona que pueda hacer peligrar que su víctima se aleje de ellos. Además, son personas envidiosas y muy celosas.

Qué hacer ante este tipo de manipulación

Es cierto que es muy difícil detectar que estamos siendo el objetivo de un manipulador. Sus estrategias y su forma de proceder, es tan suave y sutil, que solo nos daremos cuenta cuando comience a cometer errores visibles que nos haga cuestionarnos a esa persona. Es entonces cuando comprenderemos que hemos sido víctimas de este tipo de manipuladores. 

En ese momento, nuestras heridas serán ya tan profundas que no sabremos cómo podemos gestionarlas. Heridas emocionales que nos impedirán relacionarnos de nuevo de un modo constructivo y sano, además de haber hecho estragos en nuestra autoestima. Por ese motivo, es necesario la ayuda psicológica. Esas heridas del alma solo sanan mediante psicoterapia.

Cuando nos damos cuenta de lo ocurrido, ¿Qué hacemos con esa persona? Lo mejor, a mi parecer, es alejarse lo máximo posible de ese tipo de personas. La vida ya es demasiado difícil y complicada, como para tener a personas que nos hagan daño a nuestro lado. Opino que lo mejor es deshacerse de quien no suma en nuestras vidas. Si no lo hacemos, el dolor y el sufrimiento siempre estarán en nuestras vidas. A veces es cierto que no podemos alejarnos físicamente, pero podemos hacerlo emocionalmente. Y para ello, debemos poner unos límites claros. Es decir, establecer unas reglas entre la persona que te intenta manipular y tú, haciéndole saber hasta dónde puede llegar y hasta no. Si no puede respetar eso, deberá seguir su camino, y no tener contacto contigo. 

Siempre lo mejor es que nuestro camino esté lo más despejado posible de obstáculos. Una persona que nos manipula es porque no nos quiere, y solo está con nosotros por interés. Esa clase de personas no tienen que estar a nuestro lado, y lo más sano es alejarse lo más posible de ellas. Ganaremos en salud y en felicidad. No lo dudes. ¡Adelante!

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

Scroll al inicio