Insomnio y ansiedad

Insomnio y ansiedad

El insomnio y ansiedad son dos realidades que están siempre están relacionadas. Estar siempre en alerta hace que no seamos capaces de desconectar y descansar por completo. Dormir menos horas de las que realmente necesitamos, puede llevarnos a estados psicológicos donde están presente el agotamiento crónico, y donde pueden aparecer diversos trastornos emocionales y psicológicos, como puede ser la temida depresión.

El hecho de dormir cada día menos horas de las necesarias implica, forzosamente, comprobar como nuestra salud se va viendo afectada. Cuando sufrimos ansiedad, nuestra capacidad para poder descansar correctamente se ve afectada. Coger el sueño se hace casi imposible, ya que nuestro nerviosismo y nuestro estado de alerta permanente no nos permiten conciliar el sueño. Además, cuando sufrimos ansiedad, es normal despertarse durante muchas veces durante la noche, y acabar por despertarnos por la mañana, con la profunda sensación de no haber descansado. Irremediablemente, al no obtener el descanso que necesitamos, puede acarrear sufrir ciertos trastornos psicológicos y físicos.

Como ya todos sabemos, descansar y desconectar la mente es esencial para el funcionamiento cerebral sea óptimo. Diversos estudios han demostrado que el sueño es capaz incluso de eliminar las toxinas y todo tipo de residuos neuronales. Por ejemplo, se ha demostrado que las pequeñas siestas, de una duración aproximada de 30 minutos, es capaz de hacer que nuestra memoria a corto y largo plazo mejore.

Todo ser vivo necesita descansar. Lo necesitamos para poder recobrar energías, y de ese modo, afrontar nuestro día a día. Una privación de ese descanso, como se ha demostrado, genera grandes daños para nuestra salud. Dormir menos de lo necesario puede incluso aumentar el riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas, a largo plazo.

Cuando hemos pasado una mala noche, al día siguiente sufrimos los efectos de esa privación del sueño. Nos sentimos extremadamente cansados y fatigados. No pensamos con claridad, y cualquier pequeña adversidad u obstáculo, se nos hace un mundo. Tenemos que dormir al menos de 7 a 8 horas para que nuestra salud física y psicológica no se vea afectada.

El insomnio por ansiedad

El insomnio por ansiedad es una realidad que ha sido objeto de estudios en los últimos años. La ansiedad es un trastorno que nos insta a estar en un estado permanente de alerta. Todo es percibido como un potencial peligro, y ello hace que no logremos descansar adecuadamente. Se convierte así en un círculo vicioso que va mermando la salud de quien la padece.

Entre dichos estudios hemos podido comprobar los efectos de la falta de sueño en las personas que padecen ansiedad. No dormir ni las horas necesarias ni hacerlo adecuadamente, significa desarrollar ciertos desórdenes tanto a nivel emocional como físico. La persona puede llegar a padecer alteraciones en su esto anímico, aumento de la intensidad de los síntomas asociados con la ansiedad, como por ejemplo la irritabilidad o el cansancio extremo. También puede verse afectado en el plano físico, la bajada de las propias defensas, dolores y temblores, etc.

La persona que sufre insomnio y ansiedad, se acuesta, y aunque esté realmente cansada, le es imposible poder conciliar el sueño. Comenzará a pensar y a pensar, y no podrá dormir, alterándose más si cabe. Al final podrá quedarse dormido, pero se irá despertando durante toda la noche, y le costará volverse a dormir. Al final se levantará por la mañana, totalmente exhausto y cansado.

Pero lo que realmente pondrá en riesgo a nuestra salud, es no poder llegar al sueño REM (movimientos oculares rápidos). Es la fase donde nuestro cuerpo descansa profundamente, mientras que nuestro cerebro está más activo. Sin llegar esa fase, el descanso es incompleto, y nos levantaremos con la sensación de sueño y cansancio extremo.

Cómo afecta el insomnio a nuestro cerebro

La ansiedad puede hacer que durmamos menos de lo que necesitamos. Quizás podemos dormir unas cuatro o cinco horas al día, no descansando, y levantándonos más cansados que lo que estábamos por la noche. Ello repercutirá en nuestra salud, pero también en nuestro día a día. La falta de sueño hace que no tengamos la suficiente energía y recursos para afrontar nuestras obligaciones.

Si no somos capaces de comprender que nos pasa, y no tratamos nuestra ansiedad, el problema de la falta de sueño comenzará a repercutir en nuestro funcionamiento cerebral. Todo ello es debido a que no siempre vamos a completar todos los ciclos del sueño REM. Y los problemas de salud cerebral que podemos desarrollar están:

  • Una activación desmesurada de la amígdala, que es la región cerebral encargada de interpretar los riesgos, y liberar ciertas hormonas para que podamos escapar del potencial peligro.
  • Al padecer insomnio, la amígdala comenzará a funcionar de manera incontrolada, liberando las hormonas que necesitamos para escapar. Ello nos empuja a un estado permanente de ansiedad, e intensificando sus síntomas, como la dificultad para conciliar el sueño y descansar.

Los efectos psicológicos de la falta de sueño

Como ya hemos podido comprobar, el insomnio y ansiedad se relacionan estrechamente. Cuando nos encontramos ansiosos, no podemos dormir adecuadamente, y el hecho de no dormir nos produce más ansiedad. Es un círculo vicioso que solamente finalizará cuando se trate el problema raíz: la ansiedad.

La falta de sueño y sentirnos totalmente agotados, puede hacer que desarrollemos una depresión. Nuestro estado anímico no es el más positivo cuando estamos cansados, si ese cansancio se prolonga en el tiempo, puede hacer cónico nuestro estado de ánimo bajo.

No poder afrontar nuestro día a día, no pudiendo ser nosotros mismos, ni afrontar nuestras obligaciones, hace que nuestra autoestima se vea totalmente afectada. No tener las fuerzas necesarias para hacer todo aquello que debemos hacer afecta irremediablemente nuestro concepto de nosotros mismos.

Por todo ello, es esencial que la persona que sufra la ansiedad, y los síntomas propios de ella, como los trastornos del sueño, que se ponga en manos de un profesional que pueda tratar la ansiedad. Una vez tratada, la mejora en la calidad del sueño será toda una realidad. Así que, si sufres este trastorno, no lo prolongues más y apuestas por la ayuda psicológica. ¡Adelante!

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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