Trastorno dismórfico corporal, la fealdad irreal

Trastorno Dismórfico Corporal o TDC

Intentar tener una imagen corporal satisfactoria y dentro de los cánones exigidos socialmente es unos de los objetivos más importantes para una gran parte de la población. La preocupación excesiva por el aspecto físico puede llevarnos a que nuestra mente desarrolle ciertos tipos de patologías relacionadas con la imagen y la autoestima. Hay personas que llegan a tener una imagen totalmente distorsionada de su propio cuerpo y de su propio físico, viéndose siempre fea y con multitud de imperfecciones cuando realmente no es así. Esa imagen distorsionada y negativa de uno mismos es propio de personas que padecen trastorno dismórfico corporal.

¿Qué es el trastorno dismórfico corporal?

Las personas que sufren trastorno dismórfico corporal o TDC tienen una preocupación patológica de su propia imagen corporal. Si tienen un defecto físico, su mente lo potenciará distorsionando la visión que tiene de él. Si no no tienen ningún defecto visible, llegará a inventárselos. Es una percepción sobre el propio cuerpo irreal y llevado a la más absoluta obsesión. Esa persona siempre se verá fea y por tanto se irá aislando más y más.

Quienes padecen este trastorno tiene una percepción delirante acerca de su cuerpo o de algún rasgo físico que percibe como desagradable o alejado de los cánones de belleza socialmente admitidos. Esa persona siempre se verá fea e incapaz de encajar socialmente. Su autoestima se verá sería mente afectada alterando todos los aspectos de su vida.

La mayoría de personas que sufren este trastorno experimentan un gran dolor emocional, y describen su preocupación corporal como una idea que le va afectando en su estado de ánimo y su autoestima. Son incapaces de controlar y dominar su percepción de su cuerpo.

Quien padece TDC suelen pasar todo el día pensando acerca de sus defectos físicos hasta el punto que esos pensamientos les dominan, y llegan a afectar a su vida cotidiana y sus relaciones personales.

Las preocupaciones más frecuentes en esta psicopatología son las referentes a los rasgos faciales y sexuales. Como podemos observar, la idea de tener un aspecto antiestético se centra siempre en una determinada parte del cuerpo, y suele ser en partes visibles como la cara. Solo en casos excepcionales, hay personas que tienen una preocupación por la totalidad de su cuerpo

El TDC junto con la anorexia nerviosa, la despersonalización (sensación de estar separado del propio cuerpo), y la hipocondriasis, están englobadas en psicopatologías asociadas al espectro obsesivo-compulsivo (EOC), que se caracterizan por la preocupación excesiva del propio cuerpo y de la apariencia externa.

Características del TDC

  • La persona que padece trastorno dismórfico corporal teme ser deforme o llegar a serlo y como “un sentimiento subjetivo de fealdad o defecto físico que el paciente cree que es evidente para los demás, aunque su aspecto está dentro de los límites de la normalidad”
  • Los defectos imaginarios suelen ser de poca importancia, como por ejemplo el acné, las arrugas, las cicatrices, manchas vasculares, palidez o enrojecimiento de la piel, exceso de vello, asimetrías, desproporción facial, tipo de cabello, etc. Las personas que padecen este trastorno, pueden preocuparse también por la forma o tamaño de la nariz, párpados, cejas, oreja, boca y labios, dientas, mandíbula, barbilla, etc. Cabe decir que igualmente cualquier parte del cuerpo puede llegar a ser un motivo de preocupación para quien sufre este trastorno. Pueden preocuparse por los genitales, pechos, glúteos, abdomen, brazos, manos, piernas, caderas, hombros, columna, etc. Aunque la preocupación suele centrarse en una zona específica, existen casos donde existe más de una zona corporal como motivo de preocupaciones.
  • Pasan varias horas diarias pendientes y comprobando el estado del “defecto” que les obsesiona.
  • Utilización de espejos y lupas.
  • Hablan constantemente de su físico y de aquello que les preocupa.
  • Conductas obsesivas de limpieza o de maquillaje intentando disimular aquello que no les gusta de su cuerpo.
  • Comparación constante con los demás.
  • Reclamación de opiniones que puedan tranquilizarle y bajas su nivel de ansiedad.
  • Pueden darse conductas evitativas como tapar espejos.
  • Creen que todo el mundo les mira por sus defectos y se burlan de ellos.
  • Aislamiento social, miedo a que les critiquen o se rían de ellos.
  • Ocultación constante de aquella parte de su cuerpo que no les gusta.
  • Pueden llegar a solicitar tratamientos estéticos o correctivos, como por ejemplo, cirugías.
  • Afecta entre el 2,5 y el 5 % de la población con predominio en las mujeres.

Edad de inicio y su evolución

El TDC comienza a darse en la adolescencia, que es cuando más importancia se le da al físico. Son preocupaciones con el aspecto que al comienzo son leves, pero que poco a poco va creciendo en intensidad.

No hay que confundirlo con las inseguridades propias de la etapa vital de la adolescencia. Su preocupación es enfermiza y le llevará a desarrollar tal nivel de ansiedad que acabará afectando a todos los aspectos de su vida.

La parte del cuerpo que es objeto de su preocupación puede variar con el paso del tiempo. Se centran en el aspecto físico y abandonan totalmente su salud mental. Pueden solicitar cirugías y tratamientos agresivos para intentar corregir sus defectos, pero olvidan superar sus obsesiones, y aunque pueda reparar aquello que no le guste, nunca tendrá bastante, y se centrarán en otra parte de su cuerpo. Nunca encontrarán su propia belleza.

Las personas con TDC llegan a abandonar los estudios, el trabajo y sus relaciones. Muchas veces este trastorno se asocia con otros trastornos graves como el trastorno depresivo mayor, el trastorno delirante, la fobia social, o el trastorno obsesivo-compulsivo.

Tratamiento del TDC

El tratamiento del trastorno dismórfico corporal debe ser generalmente psicoterapéutico, y en ocasiones más graves, dependiendo de la intensidad de los síntomas, se puede optar también por un tratamiento farmacológico.

La terapia debe ir dirigida a reconducir la percepción que la persona tiene acerca de si misma. Una visión más racional de su cuerpo le ayudará a mejorar su salud mental e ir dejando a un lado sus obsesiones.

Conclusiones

El TDC es producto de nuestra época, donde se prima más la apariencia física que la salud mental. Podemos encontrarnos a lo largo del día a multitud de personas que pueden contarte su intención de mejorar físicamente, hacer dietas, ir al gimnasio, etc. Pero no encontrarás tan fácilmente a quien te diga que quiere mejorar su mente, estudiar tal curso, leer un libro u otro. Es triste, pero es así. El objetivo de toda la sociedad pasa por una mejora física, sentirse guapos y sentirse sobre todo que pertenecen a un grupo social determinado.

Estos trastornos son el resultado de la cultura que lleva hasta el extremo sentirse bien físicamente. Y es algo que está implícito en nuestra sociedad mediante miles de mensajes, ya sean publicitarios como de conciencia social. El físico prima sobre el intelecto, y crea sus propios monstruos, es decir, crea sus propios trastornos capaces de atormentar a aquellas personas que más débiles son. Quizás debamos replantearnos nuestros valores, y seamos capaces de volver a comprender qué es lo que verdaderamente importa.

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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