Mareos por Ansiedad

Mareos por ansiedad

¿Existe verdaderamente una relación entre ansiedad y mareos? Está clínicamente demostrado que la ansiedad es capaz de producir en quien la padece, una sensación de mareo. Podíamos explicarlo como una reacción fisiológica a un estado alterado de nuestros niveles de ansiedad. Cuando estos niveles son elevados podemos sufrir mareos. Y esta respuesta psicosomática de nuestro organismo frente a la ansiedad puede ser muy intenso y incapacitante. Son los conocidos como mareos por ansiedad.

Quien sufre estos mareos por ansiedad que padece, pueden experimentar sensaciones intensas de debilidad general, falta de estabilidad y alteración de las funciones psicomotoras. Incluso pueden darse casos de desmayos.

Conocer la causa de los mareos

Cuando existen mareos por ansiedad, éstos suelen manifestarse mediante una sensación repentina de mareo, aturdimiento, y sensación de que todo da vueltas. Existen pacientes que describen una sensación similar a caminar encima de un barco, donde parece que todo se mueve.

Antes de diagnosticar el mareo  por ansiedad, debemos descartar que haya una problemática física subyacente. Para ello debemos consultar con nuestro médico para que realice las pruebas médicas que vea oportunas.

Entre las alteraciones físicas que puede provocar mareos están: problemas con el oído interno, cervicales, migrañas vestibular, o por otras lesiones del propio sistema nervioso. Por ese motivo debemos barajar todas las posibles causas de los mareos que estamos sufriendo.

Una vez descartado que exista una enfermedad física que produzca mareos, debemos buscar problemas de tipo psicológico y emocional. Y a su vez si éstos son producidos por la ansiedad que podemos estar sufriendo.

Cuando se producen los mareos por ansiedad

Tenemos que ser conscientes que cuando existe una relación entre ansiedad y mareos, no existe una causa fisiológica, y no se produce la sensación de vértigo que todos conocemos. Los mareos producidos por la ansiedad aparecen cuando los niveles de estrés son muy elevados, debido a experimentar miedo, angustia, o una tensión prolongada.

Las emociones negativas que vivimos con mucha intensidad y prolongadamente en el tiempo, hace que podamos sufrir los temidos mareos. El miedo y la angustia son emociones tan intensas, que son capaces de generar respuestas fisiológicas de la misma intensidad. Producen una elevada tensión muscular, respiración alterada, sudoración excesiva, y circulación sanguínea fuera de control. Todo ello es una respuesta de nuestro organismo a un posible peligro, ya que nos ayudará a escapar de él o de huir lo más rápidamente posible.

Estar continuamente en un estado de alerta ante posibles peligros, hace que lleguemos a percibir la realidad de un modo distorsionado, y nuestra alarma de peligro salte al más mínimo estímulo negativo. Tenemos que saber que al estar en todo momento pendiente y con un nivel de ansiedad elevado, nuestro sistema nervioso se verá afectado, llegando a producir mareos, y desmayos en los casos más graves.

Existen una serie de indicios que nos pueden ayudar a la hora de saber si los mareos que padecemos son fruto de la ansiedad, como por ejemplo:

  • No hay una causa biológica.
  • Los mareos se producen de forma continua y persisten en el tiempo. Se presentan después de estar expuestos a situaciones negativas que pueden elevar nuestra ansiedad hasta niveles nocivos.
  • El mareo puede agravarse ante ciertos estímulos negativos, como por ejemplo: lugares concurridos, tareas arriesgadas, tomar decisiones importantes, etc.
  • Se produce cierta sensibilidad al movimiento, es decir, cuando hacemos movimientos bruscos.
  • Sensación de estar aturdido. La persona que padecen este tipo de mareos, describen que estar como aturdidos, incapaces de reaccionar adecuadamente, tanto a nivel fisiológico como mental.

Las respuestas fisiológicas

Cuando la ansiedad y los mareos van de la mano, nuestra frecuencia cardiaca aumenta. La tensión muscular de activa en exceso. Se dilatan las pupilas. Se produce un aumento de la reacción psicomotora. Flujo sanguíneo elevado. Experimentamos una sudoración elevada, etc. Estos son algunos de los síntomas que se reconocen fácilmente como una respuesta de nuestro cuerpo ante situaciones que nos eleven nuestros niveles de ansiedad. Es una reacción que nos permite enfrentarnos al posible peligro o huir.

Cuando sufrimos de ansiedad patológica, nuestra mente y nuestro cuerpo modifican su funcionamiento normal. Es en ese punto cuando pueden aparecer los temidos mareos que tanto nos pueden incapacitar.

La aparición de mareos ocasionados por la ansiedad se podría también explicar por las alteraciones de regiones del cerebro y del sistema vestibular, que son más sensibles a las situaciones de alta ansiedad.

El cerebro como factor principal

La ansiedad se alimenta de nuestro miedo, y ese miedo nace de nuestro cerebro. La mala interpretación de posibles peligros hace que estemos permanentemente alerta, y esta situación genera la temida ansiedad, si se prolonga en el tiempo.

Al reaccionar ante peligros nuestro cuerpo se activa en exceso haciendo que nuestros niveles de ansiedad aumenten nocivamente. Es entonces cuando se presentan los síntomas propios de los estados ansiosos, incluso de los mareos.

La ansiedad como causante de los mareos

Cuando la ansiedad es muy intensa las personas que la sufren, suelen tener problemas de equilibrio y del sistema motor. Por tanto es muy común que puedan padecer mareos capaces de incapacitarles, e impedirles realizar las tareas más cotidianas.

La ansiedad es capaz de modificar como ya hemos dicho, nuestro sistema neuronal, y facilitar la aparición de mareos. Por tanto, un estado ansioso puede ser el causante del sufrimiento de mareos de una gran intensidad.

Factores en la aparición de los mareos por ansiedad

Igual que existe una relación evidente entre la ansiedad y mareos, podemos decir que existe de igual modo una relación entre mente y cuerpo. Cuando uno de ellos se haya mermado, el otro se ve arrastrado. Es decir, una problemática mental puede arrastrar al cuerpo y alterar su funcionamiento, y viceversa.

Como hemos podido ver, cuando nuestra mente se enfrenta ante una situación de peligro, de angustia y de estrés es capaz de generar una serie de síntomas físicos, como la sudoración excesiva, las palpitaciones, o los mismos mareos, por ejemplo. El cuerpo tiene su repercusión en la mente, y al revés.

A continuación describimos algunos factores que pueden influir en la aparición de los temidos mareos:

  • El miedo. Sentir miedo hace que nuestra mente y nuestro cuerpo se altere. Los latidos cardiacos se disparan y la tensión arterial aumenta. Pero una vez nos relajamos, y la tensión arterial y la frecuencia cardiaca disminuye, pueden aparecer los mareos y la confusión.
  • El Estrés. Estar en un estado de ansiedad elevado durante un tiempo prolongado hace que nuestra mente se sobrecargue, produciendo mareos y sensación de debilidad.
  • Alteración muscular. Estar continuamente en alerta por un posible peligro hace que nuestro cuerpo se tense. Toda esa tensión acaba por repercutir en nuestra mente, y es cuando puede producirse los mareos.
  • Respiración. Cuando nuestra ansiedad es elevada, hace que nuestra respiración se vea alterada. Ésta puede ser entrecortada, superficial, o rápida. Ello puede hacer que padezcamos mareos.

Tener en cuenta los síntomas

No debemos temer los síntomas asociados a la ansiedad, porque aunque parezca graves, no lo son, aunque puedan ser muy desagradables. Los mareos no son peligrosos en sí, al menos que ocurran en situaciones con cierto riesgo, como por ejemplo ir por la calle, o subir unas escalaras. Ya que se verían afectado de igual modo nuestro equilibrio y padecer un accidente grave.

No debemos tener miedo por sufrir mareos. No ocurrirá nada si no estamos expuestos a una situación del riesgo. El miedo sólo alimenta al miedo, así que si tememos sentir mareos acabaremos mareándonos más aún. Sólo conseguiremos que nuestros niveles de ansiedad aumenten.

Si sufres mareos en lugares públicos, no te avergüences de ello. Simplemente párate y si necesitas ayuda pídela. No alimentes tus miedos, o no saldrás de casa por temor a que te marees. Simplemente ten en cuenta los síntomas y actúa sólo si es necesario que lo hagas.

Por todo ello, decirte que no temas por sufrir mareos. Es un síntoma muy común de la ansiedad. Así que no temas y dejes de hacer cosas por ello. Cuando te marees, sólo descansa y desaparecerá tal y como apareció.

Los mareos son fruto de la ansiedad, y por tanto ésta debe ser tratada adecuadamente con ayuda de un profesional. Una vez que trates la ansiedad los mareos se irá reduciendo, hasta llegar a desaparecer. ¡Ponte a ello!

Como evitar los mareos por ansiedad

La única manera de abordar los mareos por ansiedad, es tratar la propia ansiedad. Para ello la persona debe realizar una terapia acorde a sus necesidades y al tratamiento del tipo de ansiedad que padece. Se debe recurrir siempre a la ayuda profesional.

El objetivo de las terapias dirigidas reducir la ansiedad son básicamente, detectar las fuentes y las causas de la problemática, y hallar una guía terapéutica que nos ayude a reducir el nivel de ansiedad y pon ende, los mareos que sufrimos a causa de ella.

A parte de la terapia, existen algunos consejos que te ayudarían a reducir los mareos, y pueden complementar al propio tratamiento terapéutico como:

  • Comprender que los mareos en sí no son peligrosos. De ese modo la persona no se angustiará por la gravedad de los mareos que padece, y puede reducir los niveles de ansiedad.
  • Evitar pensamientos negativos. Cuando más nos alejemos de pensamientos catastrofistas antes recuperaremos un nivel de ansiedad saludable.
  • Técnicas de relajación. Realizas actividades que nos puedan relajar, como el yoga, o el taichí. Nos ayudará a despejar nuestra mente y relajar todo nuestro cuerpo.
  • Ejercicio o actividades al aire libre. Nos ayudará a destensar tanto nuestro cuerpo como nuestra mente.
  • Ejercicios de respiración. Respirar adecuadamente recude los mareos. Por tanto debemos realizar ejercicios que nos permitan respirar adecuadamente. De ese modo reduciremos la frecuencia de los mareos.
  • Haz aquello que te gusta. Permítete disfrutar de la vida y de aquello que haces. Quizás sea un buen momento para retomar aquellas actividades que te gustan, como por ejemplo tocar un instrumento, pintar, etc. Tu mente y por ende, tu cuerpo, te lo agradecerán.

Por último aclarar que siempre, en estos casos, es necesario la ayuda psicológica. Porque los mareos por ansiedad sólo desaparecerán cuando la propia ansiedad sea tratada. Así que no existen los atajos. La ansiedad no se soluciona por si sola. ¡Ponte a ello!

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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