Asertividad, ¿qué es?
Todos deberíamos aprender a decir que No sin sentirnos culpables. Porque cuando somos incapaces de hacerlo, perderemos el control de nuestras vidas, y dejamos en manos de los demás nuestras propias voluntades y necesidades personales. La asertividad debe formar parte de nosotros.
Cuando sucumbimos a las exigencias de los demás, dejando a un lado nuestras necesidades, la rabia nos embarga. Nos sentimos incapaces de todo, y nuestra autoestima se ve seriamente afectada. Tenemos muy arraigado en nuestra mente que decir No es propio de malas personas, cuando eso no es así. Existen ocasiones que tenemos que hacer prevalecer nuestras voluntades. Es necesario que establezcamos límites, y de ese modo, evitaremos manipulaciones y chantajes emocionales.
Decir que No es toda una habilidad que se conoce como asertividad. Cuando más capaces de negarnos a sucumbir a las exigencias de los demás, más seguridad y confianza tendremos sobre nosotros mismos.
No estamos hablando de ser bruscos y agresivos. Se trata de comunicar con naturalidad y amabilidad a la otra persona nuestra negativa. Debemos expresar nuestras necesidades y deseos de una forma amable, y sin rodeos.
La asertividad no se trata de convertirnos en personas puramente egoístas que no sienten ningún tipo de empatía hacia los demás. Se trata de tener en cuenta nuestras propias necesidades antes que la de las demás, aunque podamos ayudar a los demás cuando queremos o podemos. Es tratar de mantener un equilibrio, porque es tan malo decir siempre que sí, como decir siempre que No.
No cabe decir que las necesidades de los demás son tan importante como las nuestras. Por ese motivo debemos aprender a ser asertivos, y determinar en qué momentos debemos negarnos, y en qué momentos tenemos que aceptar la llamada de los demás. Se trata de cubrir nuestras necesidades sin la intención de perjudicar a nadie.
Cómo decir NO de una forma asertiva
Lo más importante es darnos la importancia que merecemos. Debemos hacernos respetar. Teniendo una firme escala de valores, podemos saber qué cosas queremos y que no. Conocernos es fundamental para llegar a este punto, y saber decir que No, no será posible sin estos valores personales.
Tenemos que aprender a decir que No sin sentirnos culpables de ello. La culpa sólo da paso a que nos manipulen y nos chantajeen. Ese tipo de sentimientos nos generan miedo, y cuando tememos algo nos hace su prisionero. Y aunque nos han educado para complacer a los demás y agradar, debemos ser asertivos. Es esencial darnos a valer y no destruir nuestra autoestima.
La culpa responde a una cuestión social que nos han inculcado desde pequeños. Sin embargo, si logramos tener claros nuestra escala de valores y nuestras necesidades, podremos saber decir que No con una base sólida, y esto hará que nuestra autoestima se incremente. Podremos liberarnos de un gran peso.
¿Cómo son las personas no asertivas?
Las personas que no son asertivas tienen unos rasgos muy comunes. Si te sientes identificado con ellos es importante que aprendas de nuevo a decir que No. La falta de asertividad te hará ser una persona dependiente e infeliz. Decir siempre que sí no te hace mejor persona, sino que te convierte en presa para los manipuladores emocionales.
Quien no practica la asertividad se caracteriza por alejarse de todo tipo de conflictos. Necesitan agradar a los demás, hasta tal punto que dejarán a un lado sus propios deseos y necesidades personales. Tienen la firme creencia que para ser aceptados y queridos por los demás, tienen que decir Sí a todo. No pueden negarse a nada. Este tipo de personas al final caen en las manos de un manipulador emocional que se aprovechara de su incapacidad de decir que No, para conseguir todo aquello que quiere. Le obligará a que haga cosas que no quiere hacer, utilizando el miedo a ser rechazado que tiene la persona no asertiva.
Debemos aclarar que este tipo de perfiles distan mucho de las personas que deciden voluntariamente dedicar su vida al prójimo. En este caso se trataría de una elección libre y personal. Pero incluso este tipo de personas también obtienen un tipo de beneficio ayudando a los demás: su satisfacción personal. Las personas no asertivas sacrifican su propio bienestar debido al miedo a ser rechazados. Al final acaban siendo persona grises e infelices.
Sí dices siempre que sí, te dirás No a ti mismo
En muchas ocasiones habrás hecho algo que no querías hacer pero que te has visto en la obligación de ello. Todo nace en la necesidad de ser aceptados y valorados por los demás. Ser generosos siempre es positivo cuando es voluntario. Pero cuando nace de las exigencias, se convierte en una obligación, y caer en ello nos convertirá en personas sin voluntad propia.
Una de las claves más importantes en nuestras relaciones con los demás es: establecer unos límites. Tenemos que dejar claro desde el principio a los demás, que queremos y que no queremos, Hasta donde podemos llegar y hasta donde no. Si logramos adoptar este hábito a nuestra vida, podremos tener relaciones sanas con los demás y sobre todo, con nosotros mismos.
Decir que sí a todo lo que los demás nos piden se convierte en un auténtico problema. Cuando caemos en eso, algo se pierde de nosotros mismos. Hemos abandonado nuestra necesidades y deseos por las exigencias de los demás. Tenemos que fomentar una buena autoestima para no caer en esas trampas emocionales, y para ello es fundamental poner nuestros límites, y respetarlos siempre.
Marca siempre tus límites
La asertividad es una gran herramienta para gestionar situaciones en las que las otras personas intentan tomarse más libertades. Gracias a ella podemos establecer nuestros propios límites. Es decir, establecer aquello que queremos y que no, con quien sí y con quién no. Al establecer dichos límites reconocemos nuestra valía y nuestros propios derechos.
Para que una relación sea sana debe desarrollarse bajo el respeto. Es importante hacer valer nuestros límites y respetar los límites de los demás. De ese modo, nuestras relaciones serán totalmente sanas y respetuosas.
Quizás te encuentres con personas que no respeten tus límites, ni los considere valiosos. Pero ese no es tu problema. Tú sabes lo que quieres y lo que no, y hasta donde estás dispuesto a llegar. Si dejas a un lado tus limites, te estarás traicionando para ser aceptado por los demás. Así que debes valorar si esa persona merece la pena o no. Pero las personas que no respetan a otras, son personas tóxicas, y cuanto más lejos están de nosotros mejor.
La asertividad nos ayuda a respetarnos
Siempre ser valorados y aprobados por los demás nos reporta felicidad. Pero no si ello requiere que nos abandonemos. Tenemos que aprender a queremos nosotros mismos, y dejar a un lado los juicios y las opiniones de los demás. Al final tus batallas tendrás que librarlas tú. Nadie va a venir a hacerlo por ti. Debes ayudar siempre que puedas a los demás, pero porque quieres y porque puedes. Cuando esa ayuda se corresponde a una exigencia requiere de tu negativa.
La asertividad se tratar de la capacidad de expresar nuestros derechos, necesidades, opiniones, deseos y sueños, de una forma directa y sin rodeos. Todo ello siempre sin herir a los demás, y sin utilizar un lenguaje agresivo.
Antes de agradar a los demás, tenemos que agradarnos a nosotros mismos. Así que no te preocupes por el qué dirán. Siempre tomate como tu propio referente, y haz aquello que te reporte felicidad, y con las personas adecuadas. Todo lo demás sobra en tu vida.
Si no ayudas a alguien, y esta persona se ofende es su problema, no el tuyo. Si te has negado ha sido por algún motivo, y esa persona tiene que respetarlo. Si no lo hace es porque esa persona no tiene que estar en tu vida. Depréndete de los sentimientos de culpa, y de las personas que quieren hacer que te sientas culpable para conseguir de ti cualquier objetivo.
La infancia como punto de partida
Es fundamental enseñar a nuestros hijos a pensar por ellos mismos, a expresar sus emociones, y a ser autosuficientes. Debemos huir de las viejas enseñanzas donde el niño tenía que estar subyugado a las exigencias de los adultos, y que necesitaba acceder a ellas para ser aceptado y valorados.
La asertividad debe ser aprendida desde pequeños. Porque quien crece con la capacidad de decir que No, arrastrará una serie de problemas, como son:
- Desconfianza en sus propias emociones.
- Incapacidad para reconocer sus sentimientos y emociones, ya que nunca aprendió a validarlos.
- Desarrollo de una autoestima frágil.
- No se muestra tal y como es, sino como los demás quieren que sea.
- Sentimientos de culpa.
- Necesidad por ser aceptados.
- Miedo social.
Para fomentar la asertividad en los niños debemos dejar que se expresen libremente. Sólo así podremos entender que les ocurre y que sienten. Si nuestro hijo es incapaz de decir que no, y anteponer sus propias necesidades podemos seguir las siguientes estrategias:
- Reconocer sus propios sentimientos. Y que puedan expresarlos libremente. De ese modo podrán saber que les ocurre y cómo pueden gestionarlo.
- Respetar sus decisiones. Es fundamental que aprendan a decidir. Se equivocarán muchas veces, pero los errores forman parte de la vida. Pero hacerse responsables de su propia vida hará que ganen en autoestima. Es esencial que una persona tenga una autoestima sana para que no caiga en la trampa de decir siempre que Sí a todo.
- Déjale opinar. Al igual que el apartado anterior, le ayudará a sentirse valorados y respetados. Todo esto le ayudará a ser una persona fuerte y segura de si misma.
- Aprendizaje de una comunicación cordial. Siempre que el niño se comunique debe utilizar un lenguaje sencillo, amable y sin rodeos. Si se niega a la voluntad de otra persona, debe saber cómo hacerlo. No se debe nunca emplear un lenguaje agresivo.
La asertividad en la familia
Comunicarnos adecuadamente dentro de la familia es la clave para que ésta tenga un ambiente sano y funcional. La asertividad nos permite expresar nuestras opiniones dentro de la familia, de un modo claro, directo y equilibrado. La finalidad es que todos los miembros de la familia puedan sentirse escuchados y respetados.
Es fundamental tener una comunicación asertiva dentro del ámbito familiar. Ello ayuda siempre a fortaleces las relaciones. Una comunicación positiva se ve reflejada en el establecimiento de un vínculo sano entre sus miembros, caracterizados por el respeto, el afecto y el cariño.
Desarrollar una comunicación asertiva dentro de la familia nos aporta muchos beneficios, como la mejora de nuestra salud mental y emocional. También nos ayuda a establecer relaciones más sólidas dentro del núcleo familiar. Además, nos favorecerá en:
- Reducción del estrés.
- Aumento de la autoestima.
- Reducción de los conflictos.
- Mejor gestión de la rabia y la frustración.
- Mejora de las relaciones sociales y personales.
- Respetar y hacerte respetar.
- Entender mejor las emociones.
- Aprender a tomar decisiones.
- Mejora en la satisfacción personal.
Usar la asertividad en el trabajo
Saber negarse en el trabajo es una habilidad que encaja plenamente con una persona con una alta autoestima, con la seguridad suficiente para decir No, y plantarse en sus propios criterios y voluntades. Todo se basa de nuevo en la implantación de límites. Si desde un principio somos capaces de poner nuestros limites, nadie podrá sobrepasarlos sino lo permitimos.
Cuando hablo de decir No en el ámbito laboral no me refiero a no trabajar, o a desafiar las ordenes de tus superiores. Estoy hablando de establecer unas relaciones basadas en el respeto mutuo, donde no se da cabida a los abusos y a relaciones tóxicas.
A veces nos vemos en la obligación de decir No en nuestro trabajo porque no podemos o no queremos acceder a las exigencias de los demás. Por ejemplo, si no quieres hacer horas extras porque quieres dedicar ese tiempo a tus hijos, o a ti mismo, debes decirle que No a tu jefe, sin sentirte culpable ni hostigada por ello.
No tenemos que estar dispuestos a las exigencias de los demás. Si hacemos nuestro trabajo, lo demás queda dentro de nuestro criterio y escala de valores. ¿Cuantas personas han caído en la trampa de caer en relaciones de abuso laboral con tal de ser aceptaros y valorados? La asertividad nos permite rechazar ese tipo de relaciones y exigencias que podemos negarnos a aceptar.
Las personas que no aplican la asertividad en su ámbito laboral se convierten en persona grises abocadas a un trabajo y a unas relaciones laborales tóxicas, que sólo hacen que mermar su salud emocional y mental. Es importante como ya hemos dicho, crear unos límites basados en el respeto, y cuando no queramos sucumbir a una exigencia, debemos expresar nuestra negativa de un modo directo y amable. Siendo firmes podremos ser respetado, y respetarnos a nosotros mismos.
Incluir la asertividad en nuestras relaciones laborales, hará que los demás respeten nuestros derechos, opiniones y necesidades. A veces es mejor decirle que No a un superior que sentirnos mal por hacer cosas que no queremos hacer. A la larga ese tipo de actitudes son beneficiosas tanto para la persona que la aplica como para la propia empresa.
Pasos para una comunicación asertiva
Sin agredir a los demás y a la vez sin cometerse a la voluntad ajena:
- Expresa cómo te sientes.
- Manifiesta lo que piensas.
- Di lo que quieres que suceda.
Cómo ser una persona asertiva
- Establece tus límites. Lo primero que debes conocer son tus necesidades, deseos y límites. Cuando lo sepas, te será más fácil saber decir que No.
- Piensa antes de contestar. No tengas ninguna prisa a la hora de responder a alguien. Quizás decimos a cosas que Sí aunque no queramos hacerlo, porque respondemos demasiado deprisa. Toma tu tiempo, y valora la situación. Una pausa puede ayudarte a negarte de una forma educada y ordenada.
- Deja a un lado las culpas. Si cuando dices que No, la otra persona te hace sentir culpable, habrás tomado la decisión correcta. Quien utiliza la culpabilidad es porque quiere manipularte. La culpa sólo hará que veas obligada a hacer aquello que no quieres.
- Propón una alternativa. Quizás no quieras hacer algo que alguien te pide, pero a lo mejor si querrías hacer otra cosa. Podría ser una buena opción plantear una alternativa. Por ejemplo, si alguien te propone ir al cine, pero tú prefieres ir a tomar un café, propónselo. De ese modo, nadie se verá afectado, y podrás evitar situaciones incomodas.
- Prémiate. Cuando consigas mantener tus limites, y hayas aprendido a no sentirte culpable cada vez que le dices que No a alguien, prémiate. Cada progreso debe ser recompensado. De ese modo le darás la importancia que tiene.
- Toma decisiones firmes. No basta sólo con decir que No, debemos aceptar nuestra decisión y mantenernos firmes. Si decimos que No y al final cambiamos de opinión sólo daremos paso a la manipulación.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online