La vida son etapas
La vida se basa en etapas. Todo tiene un principio y un final. Todo es un cambio constante. Por ese motivo, mientras avanzamos debemos abrir nuevas puertas y explorar nuevos caminos. Y para ello es totalmente necesario cerrar puertas, y dejas atrás el camino recorrido. Es decir, cerrar etapas. No aceptes el miedo a decir adiós, y busca la felicidad.
A menudo cerrar ciertas puertas es doloroso, y nos resistimos a ello, aunque sea algo necesario y vital. Nos negamos a comprender que la vida es un constante fluir, y que no podemos negarnos ni resistirnos a ello.
Nada es para siempre. Y todos debemos abandonar o dejar atrás todo aquello que no nos sirve en nuestro camino. No debemos permitir caminar con una carga demasiada pesada que nos impida alcanzar todos nuestros anhelos.
Si miras dos veces al mismo río, este nunca será el mismo. Todo es movimiento, y todo es cambio. De nada sirve no aceptar ese hecho. Debemos ser parte del cambio, y aceptarlo de forma natural.
Todos los “adiós” son dolorosos. Todos cuestan horrores, pero debemos aceptar los cambios. No podemos dejar las cosas en pausa por si acaso. Eso nunca funciona. Aunque esa decisión nos angustia y nos aterra, nos pone delante de todo un mundo de posibilidades, donde el pasado ya no tiene su lugar. El futuro es tuyo y hay que dejar atrás todo aquello que nos retiene. No dejes que nada del pasado detenga tus alas. No permitas que el miedo a decir adiós te estanque en el sufrimiento.
El miedo a decir Adiós
No atreverse a decir adiós, es una ventana totalmente abierta al dolor, a la angustia, y la tristeza. Cuando algo tiene que cambiar debes hacerlo, porque si no ese daño siempre vivirá en ti. Cuando debemos desprendernos de todo aquello que nos duele, lo mejor es respirar hondo, y dejarlo ir. Si intentamos prolongar ese hecho, nuestro dolor seguirá aumentándolo. Por ese motivo hay que respirar y soltar todo lo malo de nuestra vida.
Despedirse de quien te hizo daño siempre es costoso. Nuestras ataduras emocionales en estos casos son muy fuertes y arraigadas. No es fácil cerrar puertas donde el corazón está presente. Pero siempre es mejor sentir un dolor intenso durante un tiempo, que estar viviendo siempre con quien te hiere y te hace daño.
Es un acto tan difícil que antes de dar el paso, optamos por mantener a nuestro lado a quién nos hace daño, por miedo a sufrir más con su ausencia. Nos conformamos con eso, aunque nos produzca sufrimiento. No conocemos otra cosa, ni otros sentimientos. Y nos aferramos a ellos. Por ello no nos atrevemos a decir adiós.
¿Pero sabes qué? Al final, cuando has tomado la decisión de soltar todo aquello que te hace sufrir, llegará el día que mires atrás y comprendas que tomaste la mejor decisión posible, aunque ello te dio mil y un días con sus noches de llanto y dolor. No podemos ser felices si llevamos a cuestas todo aquello que nos duele.
Piensa que cuando te decidas a decir adiós a todo lo malo, todo lo bueno podrá abrazarte de nuevo. Podrás encontrar nuevas personas que te llenen. Nuevas experiencias que disfrutar, y un nuevo horizonte que explorar. Suelta para poder coger todo lo bueno que tiene que ofrecerte la vida. Abandona el miedo a decir adiós. ¡Atrévete!
Haz balance
No estamos acostumbrados a pensar en nosotros mismos. Somos capaces siempre de estar pendientes de las necesidades de los demás, pero nos cuesta horrores hacer caso a nuestras propias necesidades vitales. Por ese motivo debemos hacer el difícil ejercicio de hacer balance de todo aquello que nos hace bien y de todo lo que nos hace daño. Para ello debemos:
- Buscar la tranquilidad y el silencio necesario para escuchar nuestra voz interior, y poder reflexionar de todo aquello que necesitamos para ser felices. Investigar cuáles son nuestros sueños, nuestras metas y nuestros anhelos. Hacer un balance de todo esto y de lo que ya tenemos.
- Abandona el ruido y escúchate. Empieza a tomarte en serio, y date la importancia que mereces. Debemos valorar como nos sentimos y que debemos cambiar para vivir plenamente.
- Pon en una balanza quién y qué te roba una sonrisa cada día y quién hace de tu vida un tormento. Debes elegir qué quieres para ti y para tu vida.
- Toma decisiones. Tú decides con quién o con qué te quedas. Es tu vida. Son tus elecciones.
Miedo a soltar
Debemos aprender a desprendernos de quién se ha aprovechado de nosotros. De quién se aprovechó de nuestra confianza y de nuestra bondad para manipularnos. Son personas que están a nuestro lado por su propio interés, no porque sientan nada hacia nosotros. Somos meros objetos para esa clase de personas. Por eso, al decir adiós, solo nos afectará a nosotros, que somos quienes sentimos hacia la otra persona. Quién se aprovechó de nosotros simplemente se irá en busca de otra víctima. Por eso no te lo pienses más, y no tengas miedo a dejar marchar a esa persona que tanto mal te ha hecho. Por ese motivo no tengas el miedo a decir adiós.
Las personas interesadas y egoístas merecen tu adiós. Deben encontrarse con un punto y final que les deje claro que no vas a volver a ceder a sus pretensiones. Debemos aprender a hacer un balance de las personas que nos rodean, y quedarnos con aquellas que nos aportan algo, y soltar aquellas que nos restan.
Cuando superas el miedo a decir adiós
Cuando has hecho un balance, y ya sabes de qué y de quién debes desprenderte, debes también deshacerte de aquello que sobra, como por ejemplo:
- Despedirte de los pensamientos nocivos, quedándonos siempre con los positivos.
- Cambiar nuestra actitud, y saber apreciar aquello que nos hace bien.
- Dejar de mirar por los demás, y mirar más por nosotros mismos. Si no lo hacemos, nadie lo hará por nosotros. Cuida de ti mismo antes que de los demás.
- Tira la carga emocional que llevas a cuesta. Aíslate del ruido, y escucha de nuevo tu propia voz. Hazte caso de una vez.
Decir adiós a quien amamos
A veces nos encontramos con que la persona a quien tenemos que decir adiós es la persona amada. Aunque seamos conscientes de que quizás esa relación nos aporta más dolor que felicidad, es una decisión difícil, pero que debemos afrontar por nuestro bien emocional y psicológico.
Entonces, ¿cómo podemos perder el miedo a decir adiós?
- El primer paso es hacer lo imposible para resolver cuanto antes la problemática. Si uno ve que la cosa sigue sin funcionar, entonces hay que plantearse decirle adiós, por el bien de los dos.
- Cuando tomemos esa decisión debemos ser conscientes del paso que vamos a dar, y sobre todo no querer sufrir más. Nadie merece sufrir, ni mantener una relación por el miedo a dar el paso, o la comodidad de no hacer nada. Así que el siguiente paso sería exponerle a tu pareja la situación real y cómo te sientes.
- En estas situaciones debemos abrir por completo nuestro corazón. Por ello argumenta tu adiós y cómo te sientes dentro de la relación. Cuando tomes la decisión deja claro que no hay segundas oportunidades. Porque las segundas oportunidades solo prolongan el dolor.
- Ten claro que tu adiós es el inicio de otra oportunidad para ser feliz. Así que hazlo con decisión.
Después del adiós encuéntrate de nuevo
Una despedida supone que algo de nosotros se ha ido con esa persona, y algo de esa persona se ha quedado en nuestro interior. Has cortado una unión emocional, y eso requiere un tiempo para que las heridas cicatricen. Una vez eso ocurra, podrás mirar hacia adelante, y tener nuevos proyectos, sueños y metas que alcanzar.
Cuando existe una ruptura es esencial que volvamos a mirar hacia nosotros. Debemos aprender de nuevo a mirar por nosotros mismos, y cuidad nuestras necesidades vitales. Tenemos que volver a caminar por la vida con la misma plenitud que sentíamos antes. Deja a un lado el miedo a decir adiós.
Toma una actitud positiva
Después de un adiós debemos tomar una actitud positiva y proactiva ante la vida. No es una tarea fácil. Lo sé. Pero necesitamos volver al camino de nuestra propia vida. Tenemos el derecho a ser felices, ya sea solo o acompañados. Por ello es importante que aprendamos a no tener el miedo a decir adiós.
Tener una actitud positiva no es una solución infalible ante el dolor que supone una ruptura con algo o alguien, pero nos ayuda ver la vida de un modo más positivo, y nos ayuda a enfrentarnos más activamente al dolor que sufrimos en esos primeros momentos. Este tipo de actitudes hará que todo sea más fácil de superar. En cambio, una actitud negativa solo nos llevará a centrarnos en nuestro dolor, y revivir ese sufrimiento. Seremos entonces incapaces de encontrar soluciones, ni de afrontar correctamente nuestro duelo ante la pérdida que hemos sufrido.
Lo más saludable siempre es analizar todo lo que hemos vivido, aprender de lo malo que hemos sufrido, y de quedarnos con todo lo bueno que nos ha pasado. La vida es un constante aprendizaje. No lo olvides.
El dolor nos ayuda a encontrar nuestro camino. Aprendemos que no nos hace falta en nuestra vida. Que nos merecemos ser felices, y que nadie ni nada puede anteponerse a ello. Así que tenemos el derecho a una vida plena y satisfactoria. No permitas que el miedo a decir adiós no te permita ser feliz.
Conclusiones
- Algunas despedidas son necesarias. Marcan el final de una etapa y el comienzo de otra.
- Saldremos reforzados de las malas experiencias. Hemos aprendido de los errores.
- Tenemos el derecho a ser felices, y a buscar esa felicidad.
- Debemos dar el paso cuando sea necesario. No podemos cargar con ese dolor.
- No tengas miedo a abrir otras puertas. La vida es cambio.
- Aléjate del rencor. No sirve para nada, solo para hacerte más daño. El odio nos hace siempre prisioneros. Líbrate de ello y mira hacia adelante.
- No dejes que te domine el miedo a decir adiós.
- Y sobre todo valórate, quiérete, y cuídate.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online
que lectura tan agradable y precisa. libetera la mente de ataduras
Muchas gracias Grabiel. Un saludo!!!
Palabras que necesitaba leer y escuchar por mi misma. Gracias por su artículo… me ha fortalecido.
muchas gracias Majo. Me alegra saber que te he podido ser de ayuda. Muchos ánimos!!!