Consecuencias de la ansiedad
La ansiedad es un trastorno que llega a paralizar totalmente a quien la padece. El miedo se ha instalado en el interior de estas personas, y su sistema de alarma está siempre activado. Perciben todo como un potencial peligro, y ello les genera un nivel de estrés muy elevado. Cuando esos niveles de estrés se prologan en el tiempo, se trasforma en ansiedad, y es cuando aparecen los síntomas de un ataque de ansiedad.
Debemos saber reconocer los síntomas de un ataque de ansiedad con tal de hacerles frente. Es el primer paso que debemos tener en cuenta. Si conseguimos detectarlos, podemos actuar a tiempo y minimizar sus daños
Si estás padeciendo ansiedad, te recomiendo que te centres en sus síntomas. Conociendo los efectos de este trastorno, podrás hacerle frente con mayor éxito. El conocimiento, como en todo, es poder. Así que te animo a continuar leyendo este artículo.
¿Qué es un ataque de ansiedad?
Antes de volcarnos en los principales síntomas de un ataque de ansiedad, creo conveniente que nos centremos en qué consiste dichos ataques. Es importante conocer el propio trastorno para combatir sus efectos negativos.
Por un momento, te animo a que imagines una olla exprés. Sí, quizás te parezca una tontería, pero es el mejor ejemplo que se me ocurre. Pues la olla exprés, va acumulando poco a poco más y más presión. El calor del agua hirviendo hace que se genere vapor caliente, y este debe evacuarse porque si no fuera así, la olla explotaría. Entonces mediante un mecanismo muy simple, el vapor sale hacia fuera cuando la presión es demasiada.
El funcionamiento de un ataque de ansiedad es muy similar al de una olla exprés. Cuando una persona sufre ansiedad, es porque ha soportado grandes dosis de estrés. Es como la presión que ejerce el vapor en la olla exprés. Y ese estrés acumulado en el tiempo, se convierte en ansiedad. La presión se ha ido acumulando y ha llegado a un punto crítico, donde debe ser expulsada. Nuestro el organismo expulsa toda esa presión mediante el temido ataque de ansiedad. Hace que nuestra mente y nuestro cuerpo se tense, para liberar toda esa presión y estrés acumulado. Una vez que hemos sufrido los síntomas de un ataque de ansiedad, nos quedamos liberados de esa presión. Y volvemos a acumularla desde el principio si no nos tratamos.
Espero que, con este símil, te haya sido sencillo poder comprender cómo funciona un ataque de ansiedad, y la importancia que conocer cómo actúa para poder hacerle frente con la mayor eficacia.
Síntomas de un ataque de ansiedad
Los principales síntomas de un ataque de ansiedad son:
- Sensación de ahogo o de dificultad de respirar. Es uno de los síntomas más angustiosos que podemos experimentar en un ataque de ansiedad. Cuando estamos inmenso en ellos, notamos como nos cuesta respirar, como si no llegara el oxígeno a nuestros pulmones. Pero sólo es una sensación producida por los impulsos nerviosos acelerados. Ante ellos es importante realizar ejercicios de respiración pausados para no hiperventilar. Al respirar controladamente, podremos relajar nuestro sistema nervioso central.
- Dolor en el pecho. Es uno de los síntomas de un ataque de ansiedad más comunes. Está producido por la tensión muscular. Los dolores en el pecho pueden generar mucho siempre, ya que siempre se confunden con un infarto. Para reducir los efectos de este síntoma también se debe realizar ejercicios de respiración pausada. Cuando más relajados estemos, más rápido remitirá el dolor.
- Palpitaciones. La ansiedad es capaz de producir altos niveles de adrenalina en el organismo. Esto hace que el corazón comience a latir más rápido. Cuando esto ocurra, lo más recomendable es quedarse quieto, y respirar profundamente. Si nos mantendremos quietos favoreceremos la calma. Si la mente consigue calmarse, también lo hará el cuerpo.
- Palidez. Uno de los síntomas de un ataque de ansiedad menos conocido es la palidez de la piel. Cuando nos encontramos bajo los efectos de la ansiedad, la mayor parte de nuestra sangre, se desvía hacia los músculos para da una mejor repuesta ante el peligro, es decir: “huir o luchar”. De ese modo, nuestra piel comenzará a palidecerse, ya que no obtiene el flujo sanguíneo que necesita. Una vez remite el ataque de ansiedad, la tonalidad de nuestra piel volverá a la normalidad.
- Sudoración excesiva. Cuando sufrimos ansiedad, nuestro cuerpo se sobrecaliente al estar preparándose para el acto de huir o luchar. Por eso sudamos en exceso cuando estamos padeciendo un ataque de ansiedad. Para conseguir que nuestra temperatura corporal sea la norma, debemos esperar que la intensidad de nuestra ansiedad disminuya.
- Temblores. Cuando estamos sometidos a un miedo intenso, es normal que nuestro cuerpo tiemble, ya que se da en estos casos, una reducción drástica de la temperatura corporal. Dichos temblores o escalofríos cesarán cuando finalice el propio ataque.
- Dolor muscular. Existen ciertas partes del cuerpo que son altamente sensibles al estrés, como son los hombros o la zona del cuello. Cuando sufrimos un ataque de ansiedad, incluso la mandíbula se nos tensa y llega a doler. El dolor perdura incluso una vez finalizado el ataque de ansiedad, así que debemos sobrellevar este síntoma lo mejor que podamos. Aplicar majes en la zona puede aliviar los dolores.
- Problemas digestivos. Nuestro sistema digestivo es una de las áreas de nuestro organismo que más sangre necesita. Recordemos que, en los temidos ataques de ansiedad, nuestra sangre es dirigida a los músculos para iniciar la maniobra de huida o de combate. Por ese motivo, nuestra digestión se ralentiza estrepitosamente, y los músculos digestivos se ven mermados. Ello provocara serios problemas, como por ejemplo: indigestiones, acidez, diarrea o estreñimiento.
- Erupciones cutáneas. Uno de los síntomas de un ataque de ansiedad más comunes es padecer erupciones en la piel, manchas o incluso, sequedad. Las personas que padecen este tipo de ataques pueden posteriormente sufras eczemas alrededor de nariz, mejillas y frente. Estas erupciones van desapareciendo a medida que los niveles de ansiedad se vayan reduciendo.
- Debilidad y hormigueo en mano o pies. El hormigueo y debilidad en las manos o en los pies, suele ser causado por la gran acumulación de dióxido de carbono en el corriente sanguíneo de las extremidades. Es un síntoma que no es perjudicial para la salud, y puede superarse mediante un ligero ejercicio físico.
- Sequedad bucal. Como ocurre con la sangre, todos los líquidos que generamos, se desvían a otras partes del cuerpo cuando sufrimos un ataque de ansiedad. Por ese motivo, nuestra boca experimenta una sequedad extrema. Podemos superar este síntoma, hidratándonos con asiduidad, e intentar lubricar la boca.
- Alteraciones del sueño. El insomnio es uno de los síntomas más comunes de la ansiedad. Nuestra mente está sometida a tal nivel de estrés, que le es incapaz de desconectar. Es fundamental recuperar lo antiguos patrones de sueño y horarios. De ese modo, nuestro bienestar personal mejorará enormemente.
- Pesadillas. Las pesadillas son el fruto de todo lo que nos perturba durante el día. Si durante toda la jornada estamos tranquilos y relajados, nuestro sueño será igual de bueno y reparador. Pero si estamos sometidos a un gran nivel de estrés y ansiedad, nuestros sueños serán desagradables y perturbadores. Para que puedas evitarlas, te aconsejo que practiques a diario algún tipo de ejercicio que te ayude a relajarte, e incluso hazlo antes de irte a dormir.
- Irritabilidad. Cuando nos sentimos mal, cansados o agobiados, nos encontramos más irritables. La principal causa de la ira es la tristeza, y es una reacción de defensa ante el miedo. Pero no podemos dejarnos arrastrar por ella. Debemos analizar cómo nos sentimos, y buscar soluciones efectivas.
- Miedo a perder el control. Los ataques de ansiedad conllevan una sintomatología muy intensa y dolorosa. Por ello nuestros pensamientos se enturbian y perdemos la perspectiva de lo que nos está sucediendo. Es entonces cuando aparece el miedo atroz a enloquecer o perder totalmente el control. Todo ello desaparecerá a medida que también vaya despareciendo los efectos del propio ataque de ansiedad sufrido.
- Tristeza profunda. Cuando estamos sometidos a tal nivel de ansiedad, nos daña en nuestro propio estado de ánimo. Al encontrarnos mal, nos sentimos abatidos y tristes. Este síntoma sólo desaparecerá si tratamos adecuadamente la ansiedad. Es decir, mediante ayuda psicológica.
- Pensamientos suicidas. La ansiedad nos afecta tan gravemente nuestra autoestima, nuestro estado de ánimo, y nuestro bienestar emocional, que la persona puede llegar a pensar en el suicido como única salida. Qué decir que, al padecer este síntoma, se debe acudir de forma urgente a la terapia psicológica, y quizás, al tratamiento farmacológico.
- Distorsión visual y auditiva. Cuando sufrimos un ataque de ansiedad, y lo mismo que ocurre en otros síntomas, la sangre de nuestro cuerpo se dirige hacia los músculos para huir o luchar., Por ese motivo algunos órganos y sentidos se ven mermados de flujo sanguíneo, como la visión o la audición. Cuando remite el propio ataque, estos síntomas desaparecen sin más.
- Cefaleas o dolores de cabeza. La ansiedad produce tanta presión mental que puede llegar a alterar el buen funcionamiento de nuestro cerebro, y crear alteraciones tales como son los propios dolores de cabeza o cefaleas. Es un síntoma que desaparecerá por si mismo.
- Agorafobia. La ansiedad es fruto del miedo, y el miedo genera más miedo. Algunas personas que sufren este tipo de trastorno generan un miedo común: el miedo a los espacios abiertos y concurridos. Los perciben como un potencial peligro, y los evitan a toda costa. Sólo se superar la agorafobia mediante ayuda profesional.
Y estos son los principales síntomas de un ataque de ansiedad. Recordad que la ansiedad es un trastorno que no va a desaparecerá por si solo. Para ello se necesita de tiempo y de ayuda psicológica. Sólo de ese modo se puede combatir con éxito la ansiedad y sus síntomas.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online
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