Ataque de pánico
Imaginad. Has salido del trabajo. Ha sido un día estresante. Llevar ya un tiempo notando que la presión va haciendo huella en ti. Las presiones familiares, laborales, etc., se van convirtiendo en una carga demasiado pesada. Tu ánimo está por los suelos, pero intentas ser efectivo en todo lo que haces en tu vida diaria. No te permites el descanso o el desconectar de toda esa carga vital.
Pues ahora, caminando hacia casa, cuando el estrés que has soportado en el trabajo se va rebajando, aparece una sensación extraña. Jamás habías sentido nada parecido. Sientes una profunda angustia. Comienzas a temblar. Tienes dificultades para caminar, y la visión se vuelve borrosa. Empieza a dolerte el pecho, y a nota como todo tu cuerpo de tensa. Es en ese momento cuando en tu mente aparece el temido pensamiento: ¡Me estoy muriendo! El temido ataque de pánico ha comenzado.
El ataque de pánico hace su aparición
Tratas de calmarte, pero la ansiedad no cesa. Los pensamientos y el miedo irracional se apoderan de nosotros, y ello impedirá que nos calmemos. En ese momento solamente pensaremos en el dolor que sentimos y qué nos estamos muriendo. Es una sensación horrible y paralizante. Pero aun así intentaremos buscar ayuda desesperadamente.
Si encontramos esa ayuda lo primero que diremos es que nos está dando un ataque al corazón. Que nos estamos muriendo. Si no encontramos en ese momento a nadie, nuestro miedo irá creciendo hasta unos extremos inimaginables. Pero tanto con ayuda como si no, el dolor irá remitiendo. La tensión corporal va disminuyendo, y el dolor torácico va desapareciendo.
Habremos superado sin saberlo un ataque de pánico. Si nos trasladan a un hospital, y nos realizan las pruebas médicas pertinentes, los resultados del funcionamiento del corazón será el correcto. Nunca ha habido un ataque de corazón. Ha sido un ataque de ansiedad. Y a partir de ese momento, cada vez que acumules un nivel elevado de ansiedad, tu cuerpo reaccionará de ese modo.
La olla a presión
Espero que este pequeño relato nos haya servido a los que hemos sufrido un ataque de ansiedad alguna vez, reconocer lo que hemos llegado a sentir, y a los que afortunadamente no han padecido esta psicopatología, entiendan un poco más en funcionamiento de dichos ataques.
¿Pero por qué nuestro cuerpo y nuestra mente reaccionan así ante la ansiedad? Es por la presión. Es decir. Imaginad una olla que hierva a presión. Este tipo de ollas tiene unas válvulas que cuando la presión es elevada en su interior, elimina el exceso. Pues la persona que padece ansiedad, esa válvula que elimina el exceso depresión en su interior está “rota” o “estropeada”. Por tanto, cuando la ansiedad excesiva en nuestro interior, nuestro cuerpo la elimina tensando todo nuestro cuerpo. Toda esa presión se vuelve tensión. Para que luego se destense y como resultado se elimine la presión que teníamos en nuestro interior.
En consecuencia, la presión excesiva hace que todo nuestro organismo se tense, para que una vez tenso, se vuelva a destensar. Es un método físico para deshacernos de toda la tensión que ha acumulado nuestra mente.
Qué es un ataque de pánico
El ataque de pánico o crisis de ansiedad se caracteriza por un miedo intenso e irracional en la persona que lo padece. Es una reacción a un nivel excesivo de ansiedad. Cuando la presión interior es elevada se produce una alteración física y psíquica que se traduce en dicho ataque o crisis.
Un ataque de pánico puede tener una duración e intensidad variable. Puede durar desde pocos minutos a una hora (en los casos más extremos). Y su sintomatología puede ser más o menos leve según el grado de ansiedad que padezcamos.
Normalmente, el ataque de pánico se produce en momentos en los cuales estamos supuestamente más relajados, como por ejemplo en la noche o en actividades tranquilas. Son momentos propicios para soltar toda la tensión y la ansiedad acumulada.
Diagnóstico y síntomas
Según la clasificación internacional de trastornos mentales DSM-IV los criterios para diagnosticar un ataque de pánico (o crisis de ansiedad) serían los siguientes:
Aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes 13 síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos.
- Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardiaca.
- Sudoración.
- Temblores o sacudidas.
- Sensación de ahogo o falta de aliento.
- Sensación de atragantarse.
- Opresión o malestar torácico.
- Náuseas o molestias abdominales.
- Inestabilidad, mareo o desmayo.
- Desrealización o despersonalización.
- Miedo a perder el control o volverse loco.
- Miedo a morir.
- Parestesias.
- Escalofríos o sofocos
Que decir que el diagnóstico siempre deber ser realizado por profesionales tanto del ámbito psicológico como del médico. Una vez descartadas patologías físicas, la persona deberá ser tratada por un profesional de la salud mental.
Diferencias entre un ataque de ansiedad y un ataque de pánico
Ataque de Ansiedad | Ataque de Pánico |
---|---|
Desarrollo gradual de los síntomas | Aparición repentina y abrupta de los síntomas |
Intensidad variable de los síntomas | Síntomas intensos y perturbadores |
Puede durar horas o incluso días | Generalmente dura entre 10 y 30 minutos |
A menudo tiene un desencadenante identificable | Puede ocurrir sin un desencadenante aparente |
No suele incluir miedo a morir o perder el control | A menudo incluye miedo intenso a morir o perder el control |
Síntomas físicos menos severos | Síntomas físicos más severos (palpitaciones, sudoración, temblores) |
Puede interferir con las actividades diarias | Suele interrumpir completamente la actividad en curso |
No suele causar evitación de situaciones | Puede llevar a evitar situaciones por miedo a futuros ataques |
Tratamiento para los ataques de pánico
El principal tratamiento para el ataque de pánico es el psicológico, pudiendo ser combinado por el farmacológico en los casos que, por su gravedad, lo requiera.
- Tratamiento farmacológico: se basa en recetar médicamente, ansiolíticos y antidepresivos. Un médico psiquiatra deberá valorar la necesidad del tratamiento mediante fármacos.
- Psicoterapia: este tratamiento permite conocer la raíz de los miedos y de la ansiedad del paciente, así como el planteamiento de estrategias para controlar y superar la problemática. Las crisis de pánico se pueden afrontar y superar fácilmente si se tiene las herramientas adecuadas, además de llegar a no padecerlas más con un tratamiento adecuado.
Qué decir que como todo en la vida, no existen los atajos. Si se padece ansiedad, esta se debe tratar adecuadamente, y para ello es fundamental dos factores: el tiempo y el esfuerzo. El paciente debe tomar un papel activo en su propia recuperación.
También se puede recomendar otras técnicas para combinar con los tratamientos citados, como puede ser la práctica de yoga, meditación, reiki, etc., actividades físicas o actividades que le ayuden al paciente a eliminar la ansiedad, y tener la mente ocupada.
El apoyo emocional también es fundamental. Por ese motivo, la persona que sufre de ataques de pánico debe comunicárselo a su entorno más cercano. De ese modo, las personas cercanas podrás proporcionarte el apoyo y la ayuda que necesitas.
3 Pasos para superar un ataque de pánico rápidamente
1. Relájate. Los ataques de ansiedad no se pueden predecir, pero existen ciertos signos que nos pueden alertar de que estamos a punto de sufrir el temido ataque de pánico. Por ejemplo, podemos notar que nuestra mandíbula se está tensando, que nuestros latidos se incrementan, o que empieza a dolernos levemente el pecho. En ese momento, o si no hemos logrado descifrar los primeros signos, cuando comencemos a padecer el ataque, debemos sentarnos o tumbarnos y cerrar los ojos.
Si estamos con alguien conocido, tenemos que decirle que nos pasa, y que vamos a hacer. También puedes indicarle que necesitas tranquilidad y que se mantenga en silencio. Si estás solo, siéntate o túmbate donde puedas. Si estás en la calle, siéntate igual, y cierra los ojos. Necesitas aislarte de todo estímulo.
Haz respiraciones lentas, hondas y completas. Cálmate pensando que solo es un ataque de pánico y que todo pasaré en breve. Y continúa respirando de la misma manera. No te preocupes por todo lo que te rodea. Céntrate en ti. Con este tipo de relajación centrado en la respiración y en calmar nuestros pensamientos lograremos frenar el exceso de adrenalina que se ha apoderado de nuestro cuerpo.
2. Frena los pensamientos negativos. Solamente estás tú. Respirando lentamente. Tranquilizándote. Es el momento para frenar todos esos pensamientos que te dictan, que te está ocurriendo algo muy malo, y puede llevarte a la muerte. No estás sufriendo ningún ataque al corazón. Así que debes decírtelo interiormente. Di: “No voy a morir”, “Solamente es un ataque de pánico”, “duele y asusta, pero pasará”, “solo voy a sufrir este ataque unos minutos”. Controla tu miedo con pensamientos positivos. Todo está en tu mente.
3. Acepta tus emociones. En un ataque de pánico uno experimenta multitud de emociones, por ejemplo, está el miedo, la tristeza, la desesperanza, etc. Son emociones negativas propias de todo que estás sufriendo en ese momento. Todo lo que has acumulado en tu interior está saliendo y es toda una montaña rusa de emociones.
Por todo ello debes aceptar que estás sufriendo. Son emociones que también van a desaparecer, pero que tienes que experimentar. Acepta lo que estás experimentando, sabiendo que es pasajero. Todo ataque de pánico es breve, y lo será más cuando más dejemos aflorar nuestras emociones más internas.
Beneficios de la Terapia Online para Afrontar un Ataque de Pánico
La terapia online es una opción eficaz y accesible para quienes experimentan ataques de pánico. Algunos de los beneficios clave que ofrece incluyen:
- Acceso rápido y flexible: La terapia online permite a los pacientes acceder a sesiones desde cualquier lugar y programarlas en horarios convenientes, lo cual es útil cuando los ataques de pánico pueden ocurrir inesperadamente.
- Reducción de barreras físicas y geográficas: Con la terapia online, no es necesario trasladarse a una clínica, lo que facilita el acceso en momentos de crisis o cuando el paciente prefiere permanecer en un lugar seguro, como su hogar.
- Ambiente de confort y seguridad: Realizar sesiones desde casa ayuda a que los pacientes se sientan en un entorno de seguridad, un aspecto crucial para reducir la ansiedad durante un ataque de pánico.
- Técnicas prácticas para el manejo del pánico: Los terapeutas online enseñan técnicas de relajación, respiración y manejo del estrés que los pacientes pueden aplicar en tiempo real, tanto en la sesión como cuando experimenten un ataque de pánico por su cuenta.
- Menor costo y accesibilidad: En muchos casos, la terapia online tiene costos más bajos, haciendo que el tratamiento para ataques de pánico sea más accesible y sostenible a largo plazo.
Con estos beneficios, la terapia online se presenta como una opción efectiva para quienes necesitan apoyo inmediato y accesible para afrontar sus episodios de pánico y gestionar la ansiedad de manera autónoma y segura.
Preguntas frecuentes sobre los ataques de pánico
Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo intenso que provoca reacciones físicas severas cuando no existe un peligro real o una causa aparente. Los ataques de pánico pueden ser muy aterradores y pueden hacer que la persona sienta que está perdiendo el control, sufriendo un ataque cardíaco o incluso muriendo[1][4].
Los síntomas comunes de un ataque de pánico incluyen: – Palpitaciones o ritmo cardíaco acelerado – Sudoración excesiva – Temblores o sacudidas – Sensación de falta de aire o asfixia – Dolor o molestias en el pecho – Náuseas o malestar abdominal – Mareo, inestabilidad o desmayo – Sensación de irrealidad o despersonalización – Miedo a perder el control o «volverse loco» – Miedo a morir – Entumecimiento o hormigueo – Escalofríos o sofocos[1][2]
Los ataques de pánico generalmente alcanzan su punto máximo en los primeros 10 minutos y suelen durar entre 20 y 30 minutos. Rara vez duran más de una hora. Es importante recordar que, aunque son muy intensos, los ataques de pánico no son peligrosos y eventualmente pasarán[1][2].
Para manejar un ataque de pánico: 1. Reconoce que es un ataque de pánico y que pasará. 2. Practica la respiración profunda y lenta. 3. Usa técnicas de relajación muscular. 4. Enfócate en el presente, utilizando tus sentidos para anclarte. 5. Repite afirmaciones positivas como «Esto pasará» o «Estoy a salvo». 6. No luches contra los síntomas, acéptalos y déjalos pasar. 7. Si es posible, permanece en el lugar hasta que la ansiedad disminuya[1].
Consejos para controlar la ansiedad y los ataques de pánico
Infórmate qué son los ataques de pánico y sus síntomas.
Uno de los primeros pasos para afrontar la ansiedad es saber qué nos ocurre. Existe mucha bibliografía que nos permite reconocer los síntomas que estamos sufriendo, y asociarlos con la ansiedad. También podemos acudir a un profesional que nos diagnostique y nos dé toda la información al respecto.
Reinterpretar el problema.
La ansiedad hace que la persona siempre esté en alerta por posibles peligros. Debemos aprender a que toda esa alarma es fruto del miedo, y el miedo solamente está en nuestra mente. Es algo irreal. Por ese motivo debemos:
- Aprende a razonar los posibles peligros.
- Preguntarse si esos miedos son reales o no.
- Poner nuestra atención a los problemas solamente cuando se puede hacer algo al respecto.
- Cuando no haya nada que hacer, debemos seguir con nuestra vida normal.
Desviar nuestra atención del problema.
Cuando una persona sufre de ansiedad, su atención se centra en ese problema, y no deja de pensar en todo aquello que le preocupa. Por ello debemos aprender a relajarnos, y evitar centrarnos en los problemas. Es mucho más constrictivo centrarse en las soluciones.
Usar técnicas de relajación.
Las técnicas que nos permiten relajarnos ayudan mucho a la hora de rebajar los niveles de ansiedad, y, por tanto, de no sufrir los temidos ataques de pánico. Con este tipo de técnicas reducimos la actividad fisiológica y con ello conseguimos la tan ansiada relajación muscular, y por ende, mental.
Pide ayuda profesional y apóyate en las personas que te rodean.
Es importante tratar la ansiedad, ya que por sí sola no desaparece. Sin tratamiento habrá tiempos con menos ansiedad, y otros con una ansiedad tan elevada que te llevará a sufrir los temidos ataques. Es crucial saber la raíz de tus miedos, y aprender a gestionar tus emociones negativas. Y eso solamente se consigue mediante la ayuda profesional. Así que no lo dudes e invierte en ti. La ansiedad se puede superar.
También es esencial tener el apoyo de todos aquellos que te rodean. Saber qué te ocurren y cómo te pueden ayudar, es fundamental para tu recuperación. Así que comunícate con los demás y deja que te ayuden.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online