Es realmente sencillo detectar a ese tipo de personas posesivas que intentan controlarlo todo, y controlar a quien pretende que siempre este a su lado. La personalidad de este tipo de personas les empuja a emplear la manipulación emocional para conseguir atrapar a los demás, y tenerlos siempre accesibles para conseguir aquello que anhelan.
Su modo de actuar suele muy sutil en un primer momento. Sus ansias de control y de posesión se manifiestan al principio en bromas, sugerencias, consejos o quizás una petición de ayuda. Es una manipulación empleada tan poco a poco, que cuando uno se da cuenta, ya está atrapado en las redes de estas personas posesivas.
Cuando las personas posesivas ejercen su control sobre los demás, sus acciones se convierten en un arma de doble filo, ya que perjudica emocional y psicológicamente a su víctima, y también a ellas mismas. Su comportamiento se convierte en una obsesión totalmente dañina.
Perfil psicológico de las personas posesivas
Las personas posesivas son aquellas que necesitan que los demás siempre estén a su lado, y hagan aquello que ellas quieren. Son incapaces de respectar la individualidad, los anhelos, y las necesidades de los demás. Sólo mirarán por sus intereses propios, y de sus necesidades emocionales.
Entre las características más comunes de las personas posesivas encontramos:
- Son personas con pensamientos rígidos. Su modo de pensar se basa en un todo o nada. No existen puntos intermedios para ellos. Por ello suelen juzgar y criticar duramente a todas aquellas personas que no accedan a su visión del mundo.
- No son empáticos. No tienen en cuenta las necesidades, las opiniones o el modo de actuar de los demás. Las personas posesivas son altamente egocéntricas. Todo aquello que no sean ellos mismos simplemente no existe.
- Las personas posesivas suelen tener un modo de actuar y de comportarse propio. Se rigen por sus propias reglas, y ello les proporciona una sensación de seguridad. El problema viene cuando esperan que los demás se comporten como ellos quieren. Intentarán que las personas que le rodean acaten sus normas, y que estén dispuestos a cubrir sus exigencias.
- Baja inteligencia emocional. Las personas posesivas no tienen una inteligencia emocional desarrollada. Por ese motivo, cuando alguien no se comporta como ellos quieren, se enfadan, se molestan y se frustran. Son incapaces de gestionar adecuadamente sus emociones, cayendo en comportamientos agresivos hacia su víctima como, por ejemplo, recriminándola o culpabilizándola.
- Su actitud tiende al paternalismo. Este tipo de personas creen que actúan adecuadamente por el bien propio y por el bien de los demás. Ven a los demás como inferiores o poco formados, y ejecuta su control porque piensa que la otra persona necesita supervisión. De ese modo se convierte en un referente, y la otra persona acabará dependiendo de ella.
- Creen conocer las necesidades de los demás. Llegan a creer firmemente lo que los demás piensan y necesitan. Por ese motivo imponen su voluntad. Quieren convertirse en la persona que decide por la víctima. De ese modo la anulan y pueden manipularla más fácilmente.
- No creen que son posesivos. Las personas posesivas no creen serlo. Ellas tienen unas necesidades que quieren cubrir, ya sean estas emocionales, sentimentales, etc., y utilizan a los demás para conseguirlo. Se creen con el derecho de reclamar la atención que necesitan, y utilizarán las estrategias manipulativas que sean necesarias.
¿Cómo se crea una personalidad posesiva?
La personalidad se desarrolla desde la infancia. Todas nuestras experiencias y vivencias forjan aquello que somos. Algunas formas de crianza favorecen que las personalidades posesivas. El punto de partida está en la relación del propio niño con sus progenitores. Y los rasgos que conformaran el perfil de las personas posesivas son:
- La atención y el afecto que pudo recibir el niño estaba basado en los logros. Las personas posesivas han podido recibir una educación basada en los éxitos. Cuando estos eran alcanzados, recibían el afecto y la atención de sus padres. Es una forma de control que el niño aprende a ejercer.
- Valorar más los resultados que las relaciones. Este tipo de personalidades suelen crecer creyendo que los resultados son más importantes que las relaciones que pueden establecer con los demás. De ese modo, las personas que convierten en simples objetos necesarios para alcanzar los propios objetivos.
- Establecieron relaciones de apego con sus padres. Los progenitores de las personas posesivas suelen ejercer su control sobre sus hijos, creándose inseguridades, y la necesidad de recibir atención. Así se garantizaban que los hijos hicieran aquello que sus propios padres querían conseguir.
Normalmente, detrás de una personalidad posesiva se esconde el miedo. La persona posesiva busca la seguridad, y eso lo consigue controlando a los demás, ejerciendo sus normas a seguir. No acepta los cambios, ya que le crean una incertidumbre que no pueden gestionar. De ese modo evita que su ansiedad aumente. El control hacia los demás les hace sentirse seguros, les calma, y le genera una cierta tranquilidad.
También, la personalidad posesiva puede haberse formado como resultado de una pérdida importante en el pasado. Haber perdido algo o alguien importante en el pasado, puede crear tal inseguridad y un sentimiento tan profundo de culpa, que puede desarrollar una estrategia emocional para tenerlo todo controlado y ejerciendo el control sobre los demás, les proporciona cierta sensación de seguridad.
Realmente el problema es que este tipo de personas no llegan a darse cuenta de que el control posesivo, acaba siempre asfixiando emocional y psicológicamente a las personas que conforman su entorno más cercano, obteniendo siempre el resultado opuesto a lo que querían. Es decir, acaban siendo abandonados.
¿Cómo tratar una personalidad posesiva?
Las personas posesivas suelen tener graves problemas en sus relaciones. Ya sean estas sentimentales, de amistad, profesional o familiar. Su intención siempre es anular y controlar a los demás. De ese modo pueden manipular de tal forma que consigue la atención que tanto anhelan.
Una relación basada en el control y en la posesión siempre es insana y desequilibrada. Genera una dependencia tal que daña tanto a quien ejerce ese control como a la persona a la que va dirigida. Porque el auténtico amor y cariño se basa en el respeto mutuo, y en dejar ser a la otra persona tal y como es.
Si eres una persona posesiva debes aprender a:
- No seas tan rígido. Acepta las opiniones y las necesidades de los demás. Aprende a escuchar, y no intentes decidir por nadie. Cada uno es dueño de sus propias decisiones. Debes ponerte en el lugar de los demás. Enriquece tus relaciones mostrando respeto y atención.
- Fomenta la cooperación. Todas las relaciones se basan en dar y recibir por partes iguales, No se puede recibir sin dar. Las relaciones se tienen que fomentar en la igualdad y en el respeto, no desde la manipulación y el control. Comparte tu camino con las personas que quieres, y forma también parte de su vida.
- Busca el origen de tu inseguridad. Para dejar de ejercer el control y la posesión hacia los demás, es importante conocer de donde proviene esa necesidad. Para ello es recomendable ponerte en manos profesionales. La terapia psicológica es la mejor manera de conocer el origen de cualquier problema, y efectuar el mejor tratamiento posible.
¿Cómo actuar con las personas posesivas?
Lidiar con una persona posesiva jamás es tarea sencilla, sobre todo cuando se trata de personas muy cercanas. Igualmente, debemos ser conscientes que nadie tiene que controlarnos, ni poseernos. No somos objetos. Si dejamos que personas con este perfil nos sometan en cierto modo, estamos permitiendo que nos manipulen.
Es importante saber que ni el control, ni la posesión, forman parte del amor. Cuando las personas se controlan, es porque existe una manipulación previa, y eso siempre es nocivo y tóxico.
Las personas que nos manipulan consiguen que veamos el mundo a través de sus ojos. No nos respetan ni nos quieren tal y como somos. Quieren cambiarnos. Quieren hacer de nosotros su medio para conseguir aquello que anhelan y quieren. Las personas posesivas consiguen que nos ajustemos a su realidad, sin tener en cuenta la propia.
Para conseguir no caer en las redes de las personas posesivas, debemos ante todo poner límites. En toda relación siempre es positivo dejar claro que es lo que queremos y lo que no. Por tanto, las demás personas deben saber hasta dónde pueden llegar. De ese modo conseguiremos anular las ansias de control de este tipo de personas, y conseguiremos que se alejen de nosotros. No podemos permitir que nadie decida por nosotros. Es nuestra vida, y la vivimos como queremos.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online