¿Eres emocionalmente dependiente?
Ser emocionalmente dependiente es un modo de ser. Todos arrastramos carencias y anhelos, es parte del desarrollo del ser humano. Normalmente al hacernos mayores, logramos saber cómo gestionar todo aquello que nos ha dañado o las carencias que hemos sufrido. Pero existen personas que son incapaces de superar ese dolor, y buscan en los demás el modo de compensar aquello que no tienen. De ese modo, buscarán la atención que necesitan de las personas que le rodean.
La dependencia nace de la necesidad, nunca del amor. Ser emocionalmente dependiente significa que dejamos a un lado todo aquello que somos, para ser aquello que quieren los demás. A cambio obtendrán todo la atención que necesitan en cada momento. Son personas que buscarán a su vez a personas dominantes, para que tomen las riendas de la relación. Serán relaciones basadas en el sometimiento, y en la búsqueda de recompensas emocionales a cambio de comportamiento tóxicos y dañinos. Son relaciones totalmente enfermizas donde ambas partes obtienen aquello que más anhelan.
Las personas dependientes son capaces de sucumbir a las necesidades de los demás, antes que mirar por las suyas propias. Necesitan la atención que tanto han necesitado a lo largo de su vida, y se unirán a personas que se la aporten. A cambio serán capaces de lo que sea, por tener a esas personas a su lado. Las necesitará siempre. Al final, para las personas emocionalmente dependientes utiliza a los demás como simples objetos capaces de obtener de ellos la atención y el cariño que tanto necesitan.
Pero ser emocionalmente dependientes significa pagar un gran precio, ya que la persona debe abandonarse para contentar a los demás, y cubrir sus necesidades emocionales mediante atenciones. Ese comportamiento es muy nocivo a nivel psicológico. Las personas dependientes suelen sufrir estados de ánimo bajo, una autoestima baja, y cuadros de ansiedad debido al miedo que padecen constantemente. Porque el miedo al abandono, a la soledad, y al desamor, suelen estar muy presentes en este tipo de personalidades. Además, necesitan tenerlo todo bajo control, pero sabemos que la vida al final nos lleva por distintos caminos, y ello les genera un gran nivel de estrés, que llega a traducirse en el padecimiento de los temidos ataques de pánico.
La dependencia emocional también empuja a la persona que la padece, a mantener relaciones totalmente tóxicas, ya sean éstas a nivel afectivo, de amistad, familiar, o laboral. Al ser personas con una baja autoestima, y necesitadas de atención y afecto, estarán siempre dispuestas a todo por conseguir aquello que necesitan. Por tanto, no es extraño que las personas emocionalmente dependientes soporten relaciones basadas en el maltrato, en las agresiones e insultos. Serán capaces de soportar cualquier trato con tal de que al final puedas tener todo aquello que anhelas y necesitan a nivel emocional.
La ansiedad y ser emocionalmente dependiente
La dependencia genera un gran estrés a la persona que la sufre. Son personas que necesitan tenerlo todo bajo control. Ello les alivia y evita que caigan presos de sus miedos. Intentarán controlar a aquellas situaciones y personas que temen perder. Lo harán a toda costa, y tenga el precio emocional que tenga. Pero como todos sabemos, no se puede controlar todo, y ello lleva a sufrir a las personas emocionalmente dependientes, un gran nivel de ansiedad.
Ser emocionalmente dependiente, está estrechamente relacionado con la ansiedad, ya que interceden en todo momento los miedos más profundos. Todo ello les lleva a padecer serios episodios ansiosos, y sufrir los temidos ataques de ansiedad.
¿Ser dependientes nos hace victimas?
Si dejamos que el miedo nos domine, y domine nuestras vidas, dejamos a un lado todo aquello que somos y que podemos ser, para someternos a la voluntad de aquello que tememos. Verdaderamente atentamos contra nosotros mismos cuando nos dejamos a un lado para contentar a los demás, y obtener de esas personas las atenciones que tanto necesitamos.
La persona que llega a identificar su dependencia, logra darse cuenta de todo lo que ha renunciado por cubrir sus carencias emocionales, además de sufrir ciertas alteraciones psicológicas como la depresión, la autoestima, o la baja autoestima. El miedo nos hace dependientes, y perdemos el control de nuestras vidas.
También decir que la dependencia nos hace vulnerables, pudiendo caer en manos de manipuladores emocionales que se aprovechen de nuestras necesidades y carencias, para conseguir todo aquello que quieren. Depender de otra persona nos hace esclavos de sus exigencias, y eso al final nos hará daño.
Ser emocionalmente dependiente nos empuja a una vida totalmente subyugada a los caprichos y voluntades de los demás. Esa vulnerabilidad hace que personas sin compasión se pueden aprovechar de esa debilidad, para conseguir todo aquello que quieren. La dependencia hace que nos alejemos de nosotros mismos.
Causas de la dependencia emocional
La dependencia emocional no es un rasgo de la personalidad que aparece sin más. Aparece por un desarrollo afectivo anormal. Es decir, la persona que es dependiente, es debido a ciertas carencias afectivas que sus seres más cercanos no han sabido trasmitirle, o ella misma no ha sabido gestionar, y ha desarrollado una necesidad imperiosa por ser atendida y cuidada por los demás. Estando siempre a disposición de hacer lo que sea por conseguir las atenciones que tanto anhela.
Las personas emocionalmente dependientes son personas heridas. Quizás nadie les ha atendido y les sabido dar el afecto que tanto necesitaba, y necesita. Eso les lleva a sufrir constantemente, buscando cubrir sus necesidades emocionales. Ello les empuja a empezar y mantener relaciones totalmente tóxicas y dañinas. Ello sólo les aporta más dolor y sufrimiento. Es un círculo vicioso difícil de romper.
Normalmente las personas dependientes, suelen provenir de círculos familiares tóxicos, donde cada uno va a la suya, y no existen lazos afectivos fuertes y sanos. Dentro de estas familias se suele emplear la manipulación y el chantaje emocional para someter a las personas más vulnerables dentro de la familiar. Esa manipulación puede darse entre uno de los progenitores o los dos, hacia sus hijos. Al final éstos acaban siendo un objeto necesario para conseguir aquello que los padres quieren, dejando a un lado las necesidades de los hijos. Ello crea a adultos totalmente dependientes en el plano emocional y afectivo.
Cierto es que todos tenemos nuestra propia historia. Todos tenemos carencias de algún tipo, pero con el paso del tiempo, y con la madurez que otorgan los años, solemos aprender de ello, y afrontamos todo ello lo mejor que podemos. Pero existen personas que no logran superar esas heridas, y éstas les marcarán para toda la vida. Por ese motivo, es necesario ayuda profesional en estos casos.
La dependencia familiar
Como ya he apuntado, la mayoría de las personas dependientes a nivel emocional, suelen proceder de familias totalmente tóxicas, donde se fomentan relaciones donde unos someten a voluntad a los otros. Normalmente suele producirse por parte de los padres, o al menos uno de ellos, hacia los hijos. La persona más fuerte somete a las más vulnerables en estos casos. Y para ello se emplea la manipulación, el abuso, y la violencia si es preciso.
Los progenitores tóxicos que ejercen el poder de la manipulación con las herramientas, que les concede su edad, suelen someter a sus propios hijos para poderlos manejar a su antojo. Son relaciones basadas en el interés, dejando a un lado las necesidades afectivas y personales de los hijos. Ello crea a futuros adultos emocionalmente heridos, que repetirán esos patrones de conducta, dejándose manipular y utilizar si luego consiguen la atención afectiva que tanto necesitan.
Decir que es un modo de proceder que es aprendido. Los padres manipuladores lo son porque han aprendido a serlo de sus propios padres, y sus hijos pueden heredar ese modo de comportarse con los demás, o al contrario, volverse personas emocionalmente dependientes y sumisas. Sea como sea, esta clase de padres genera tal daño a sus hijos, que éstos sufrirán las secuelas de por vida.
Destruir a los hijos atenta contra toda ley natural. Los padres manipuladores son tan egoístas que no les importan infligir tal daño emocional a sus hijos, con tal de que ellos consigan aquello que quieren. Sus caprichos y su egoísmo generan en sus hijos heridas tan profundas en el alma, que éstas condicionarán por siempre su vida, y el modo de relacionarse con los demás.
La dependencia afectiva
Quien arrastra ciertas carencias afectivas, buscará a alguien que pueda cubrirlas. Los miedos y la falta de atención hacen que las personas dependientes estén constantemente buscando a personas que le aporten todo aquello que necesita, aunque para ello tenga que pagar un precio muy alto, ya que son personas totalmente vulnerables, que pueden ser el blanco perfecto para los depredadores emocionales. Esa clase de uniones se complementan en toxicidad. La persona dependiente busca atención y la persona manipuladora tiene a su víctima perfecta.
Ser emocionalmente dependiente hace que la persona confunda el amor con la necesidad. La necesidad de recibir atenciones, sumado al miedo al rechazo, convierte a cualquier persona en alguien totalmente dependiente de los demás. Quien es dependiente al fin y al cabo es una persona herida que sufre, y que siempre lo hará al menos que no cambie, ya que es la victima perfecta de las personas que se aprovechan de otras, debido a su vulnerabilidad emocional.
¿Y si dependen de ti?
A veces, debido a nuestro carácter, alguna persona dependiente aparece en nuestras vidas. Es fácil distinguirlas, ya que sus creencias y falta de seguridad hará que su comportamiento se base en la búsqueda de atenciones por parte de los demás, y la busca de confirmación. Son relaciones tóxicas que acabará dañando a ambas partes, por ese motivo debemos estar alerta ante este tipo de personalidades, y establecer unos límites desde el principio.
Como ya he dicho, una persona emocionalmente dependiente, es fácilmente identificable. Normalmente lo consultan todo. Consultan qué hacer, cómo hacerlo, y cuando hacerlo. Y tú debes darle esa respuesta que tanto necesita. Eso consume mucha energía, y puede acabar con nuestra paciencia.
Además, buscarán siempre la confirmación de los demás. No darán ni un paso sin que los demás le confirmen que es lo correcto. Es debido a su falta de seguridad, y es por ello, que son fácilmente manipulables. Son las victimas perfectas para cualquier manipulador o chantajista emocional.
Toda relación de dependencia acaba por romperse. Es totalmente agotador mantener una relación tan tóxica durante mucho tiempo. Por eso, este tipo de relaciones las buscas y mantienen, ese tipo de personas que necesitan tener a una persona que dependa directamente de él. Así que según que perfiles, basados en la manipulación y la necesidad, puede buscar personas con estas carencias emocionales, para poder ejercer su control. Se inicia así una relación de codependencia.
Cómo dejar de ser emocionalmente dependiente
Ser emocionalmente dependiente es totalmente dañino y destructivo. Por ello, si sufrimos cualquier tipo de dependencia, debemos tratarla adecuadamente. Será necesario ayuda profesional, y todo el apoyo que podamos reunir.
Es muy importante tratar todas nuestras carencias personales y afectivas, y de ese modo, cerrar todas nuestras heridas emocionales. Podemos así, mejorar nuestra autoestima, y aumentan nuestra autonomía.
La dependencia es tratable, y dicho tratamiento debe estar encaminado a cambiar el modo de afrontar la vida, así como el cambio de comportamiento y de forma de pensar. Para conseguir esos objetivos se necesita las estrategias que puede aportar la ayuda psicológica. ¡Adelante!
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online