Estoy triste y no sé por qué
¿No te ocurre a menudo qué estás triste sin saber la razón? Existe momentos en los cuales la tristeza nos embarga sin saber ni cómo ni cuándo. Son días de profunda apatía y desánimo que nos afecta de tal modo, que nos complica aún más nuestro presente y la percepción que tenemos de nuestro futuro. Ello nos desespera y no hace que caigamos en una profunda agonía de la que se hace difícil salir. El “estoy triste y no sé por qué” nos indica que algo está pasando en nuestro interior. y debemos escucharnos para conocer los motivos.
Son sensaciones que seguramente te son familiares, tanto como lo pueden ser para mí mismo. A todos se nos presentan malos momentos en los cuales, nuestro estado de ánimo cae en un abismo muy profundo.
Todos daríamos lo que fuera por apartar para siempre esos terribles momentos, y que desaparecieran para siempre, pero sabemos que eso es un objetivo irreal. La vida también se basa en momentos oscuros y tristes.
Tenemos que aceptar que la vida no solo es felicidad y alegrías como queremos que sea. Nos muestran en los medios de comunicación, en las redes sociales, en las revistas, etc., que la felicidad es la norma y que la vida de los demás está llena buenos momentos. Pero la felicidad no es un objetivo, es el camino. No puede haber alegrías sin tristeza. Debemos asumir que la tristeza también forma de parte de nuestra vida, y sobre todo, forma parte de nosotros.
La tristeza nos alerta siempre de que algo no va bien. Es una emoción que indica que debemos afrontar alguna cuestión de nuestra vida, así como para indicarnos que debemos bajar nuestro ritmo, y pararnos a tomar decisiones. Por ese motivo, cuando estoy triste, sé que no estoy sufriendo una emoción negativa, porque la tristeza me dicta que debo volver a tomar el control de mi vida, y eso solo se consigue a base de decisiones. Todas las emociones cumplen un objetivo concreto.
¿Qué es lo que me pasa cuando estoy triste?
Existen personas que acuden a la consulta de un psicólogo pensando que padecen un episodio de tristeza, y en realidad sufren una depresión. O al revés, existen personas que creen fervientemente que están sufriendo una grave depresión, cuando están sufriendo un mal momento. Esto nos sugiere que aún necesitamos más educación emocional con tal de que podamos aceptar todas y cada una de las emociones que experimentamos. De ese modo sabremos la gravedad de nuestros síntomas.
Un gran ejemplo es la propia tristeza. Todos nos resistimos a padecerla, cuando es algo natural que forma parte de nosotros. Debemos aprender a escuchar nuestras emociones, admitir el «estoy triste» y no mirar hacia otro lado, porque de ese modo solo agravaremos más si cabe la problemática que estamos sufriendo.
La finalidad de la tristeza y sus características
La tristeza es, en su definición, una emoción que nos obliga a detenernos y reflexionar acerca que decisiones vitales debemos tomar. Por ese motivo llegamos a sentirnos tan abatidos, perdidos y cansados. Nuestro organismo y nuestra mente se ralentizan para poder ordenar nuestros pensamientos.
Esta emoción es muy poderosa. Nos obliga a apartarnos del mundo externo y de ese modo focalizarnos en nosotros mismos, y en lo que ocurre en nuestro más profundo interior. De ese modo descubrimos que nos hace daño, que nos afecta, y que tenemos que cambiar.
¿Y si quizás sufro una depresión?
Jamás podemos descartar que estemos sufriendo de depresión en algún momento de tristeza. Por ello es necesario conocer la sintomatología propia de esta psicopatología. Antes de aventurarnos a autodiagnosticarnos, deberíamos acudir a la consulta de un profesional que nos guíe.
Vamos a repasar algunas las características más esenciales que nos ayudarán a diferenciar la depresión de la tristeza:
- La tristeza es una emoción normal. La depresión es una patología que nos afecta en todos los ámbitos de nuestra vida.
- Si nuestro estado ánimo de debe a que nos ha ocurrido algo negativo, nos enfrentaríamos a la tristeza. Pero cuando no exista un motivo aparente para sentirnos así, quizás estemos sufriendo una depresión.
- En la depresión la sensación de agotamiento, cansancio y malestar es muy elevado e incapacitante.
- Cuando sufrimos tristeza nos planteamos diversas cuestiones de nuestra vida. Con la depresión la propia vida pierde interés.
- En los cuadros depresivos aparecen trastornos relacionados con el sueño, como el insomnio o la hipersomnia.
- En la tristeza los pensamientos negativos no son constantes. En cambio, en la depresión siempre están presentes.
- En los casos más graves de depresión, puede aparecer ideas asociadas al suicidio. En la tristeza no.
Cómo ser emocionalmente más fuertes
Sufrir malos momentos es algo inevitable. Todos pasamos por ellos a lo largo de nuestra vida, y por ese motivo debemos estar preparados para encarar esos altibajos. Para conseguir eso debemos mantener una mente flexible que nos permita avanzar y sortear todos los obstáculos que se nos presente en nuestra vida. Tenemos que dejar de centrarnos en el “estoy triste” y buscar métodos para afrontar las adversidades.
La fortaleza emocional nos aporta los recursos psicológicos necesarios para hacer frente a cualquier reto. A continuación encontraremos consejos para encontrarnos fuertes emocionalmente y afrontar los obstáculos de la mejor manera posible.
- Tomate un tiempo cada día para reflexionar. Este ejercicio diario nos ayudará a ordenar nuestros pensamientos, y tomar consciencia de todos los retos que debemos afrontar.
- Acepta la tristeza. Es una emoción tan natural como las demás. Si estás triste, acéptalo, y deja que las cosas pasen. Todo es temporal, incluso la propia tristeza. Di «estoy triste» y lo superaré.
- Percibe los obstáculos como retos. Todos pasamos por dificultades. Forman parte de nuestro aprendizaje vital. Saca lecciones de todo lo malo que te ocurra, y sal fortalecido de tus experiencias negativas.
- No dependas de nadie. Depende solo de ti, porque solamente tú eres capaz de afrontar tus propias batallas.
- Acepta el cambio. Nada es para siempre, y todo cambia. No te quedes inmóvil y cambia al mismo ritmo que cambia las cosas. El cambio es vida, así que no te resistas a él.
- Aprende a ser agradecido. Hay mil motivos para sentirse agradecidos. Estamos vivos. Debemos valorar todo lo que somos, y a quienes tenemos a nuestro lado. En el fondo, lo tenemos todo para sentirnos plenos.
- Cuida tus sueños y no pierdas la esperanza. Todos tenemos sueños y anhelos, cuídalos. Merece la pena soñar e intentar alcanzar todos nuestros objetivos. Es una buena manera para ganar en autoestima y sentirnos realizados.
El cuento de la zanahoria, el huevo y grano de café
Si te estás realizando preguntas tales como: ¿Por qué estoy triste? ¿Qué hago? ¿Cómo puedo cambiar lo que siento?, etc., quizás deberías leer el siguiente cuento. Te ayudará a saber cómo puedes afrontar todas las adversidades que puede ponernos la vida.
El cuento se titula “la zanahoria, el huevo y grano de café”, y dice así:
Un joven fue un día a hablar con su abuelo. Era un hombre viejo y sabio. El nieto comenzó a explicarle lo mal que se sentía, y cómo estaba viviendo unos terribles momentos personales. No sabía cómo actuar y que debería hacer para afrontar toda aquella situación. Veía el futuro totalmente oscuro y tenebroso. Tenía miedo y estaba totalmente paralizado.
El abuelo pidió a su nieto que le acompañara a la cocina. Estando allí, el hombre llenó tres ollas con agua y las puso a hervir, no sin antes llenarlas cada una de un producto diferente. En la primera olla puso zanahorias. En la segunda olla puso un huevo. Y en la última puso granos de café.
Dejó hervir las ollas durante un tiempo y luego apagó el fuego. Pidió al nieto que cogiera las zanahorias. Una vez lo hizo, le preguntó cómo estaban. El nieto contestó que estaban totalmente blandas.
Hizo lo mismo con el huevo. Cuando el nieto lo cogió, el abuelo le pidió que rompiera la cáscara y le describiera como estaba el huevo. El joven le afirmó que el huevo estaba totalmente duro.
Por último, el abuelo le ofreció un cucharón a su nieto, y le invitó a que probará el café. El joven se vio sorprendido de buen sabor que tenía la infusión.
Desconcertado, el joven le preguntó al abuelo a que venía todo eso. El abuelo pacientemente le explicó que, cada uno de esos productos había tenido que enfrentarse a la misma adversidad, pero cada uno había reaccionado de un modo totalmente distinto. La zanahoria, que era dura, se convirtió en blanda y débil. El huevo se endureció interiormente. Y los granos de café trasformó el agua en una deliciosa bebida.
“¿Con cuál de estos productos te identificas?”, le preguntó a su nieto. “¿Cómo respondes a la adversidad cuando esta golpea a tu puerta?”
Puedes ser zanahoria, puedes ser un huevo, o puedes ser café. Quizás quieras ser zanahoria que parece ser fuerte, pero que ante la adversidad se ablanda. O quizás quieras ser huevo, que en principio tiene un interior frágil, pero que se endurece con la adversidad. O quizás quieres ser como el café, que saca lo mejor de sí mismo ante las adversidades, cambiando la situación y trasformando los obstáculos en oportunidades para mejorar.
Si nos decimos: “estoy triste y no sé el porqué”, tenemos una obligación firme con nosotros mismos, de dedicarnos más tiempo y atención. Tenemos que entender que toda emoción tiene una finalizada específica. Si no encontramos esa finalidad, debemos responsabilizarnos de nuestras necesidades y pedir ayuda profesional. Y pregúntate: ¿Cómo enfrentas la adversidad? ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online