Ansiedad Generalizada

La ansiedad generalizada

Todos vivimos constantemente sumergidos en multitud de preocupaciones. La vida es fantástica, pero está llena de obstáculos y de adversidades. En nuestro día a día van apareciendo esas piedras en el camino. Piedras que no podemos sortear ni apartar. Las adversidades se afrontan y se superan, no desaparecen por si solas. Normalmente, tenemos ciertas habilidades para afrontar estos problemas, pero a veces no sabemos cómo gestionarlo, y ello puede hacer que aparezca la temida ansiedad generalizada.

Una persona que sea incapaz de gestionar las adversidades propias de la vida, va acumulando tal nivel de estrés, durante tanto tiempo, que esa combinación suele generar la temida ansiedad. Y ese cuadro ansioso aparece con un ataque de pánico. Toda esa ansiedad tiene que expresarse de alguna manera, y nuestra mente emplea a todo el organismo a deshacerse de todo ese estrés acumulado.

Personalmente, siempre pongo el mismo ejemplo para explicar el porqué aparecen los ataques de pánico. Pensad en una olla exprés. Este tipo de menaje del hogar permite, en poco tiempo, conseguir un punto de ebullición elevado. Cuando se genera dentro de la olla un vapor excesivo, se desprende de él mediante un sistema de vaciado. Todo ese vapor sale por ese sistema, y todo el ciclo vuelve a empezar. La ansiedad actúa del mismo modo. El estrés sería como ese vapor que se acumula en la olla. Vamos acumulando tanto estrés que cuando sus niveles son elevados, la mente debe expulsarlo, y para ello utiliza los ataques de pánico. Cuando el estrés es muy elevado, nuestra mente manda la orden a nuestro cuerpo para que se tense. Es entonces cuando sufrimos el ataque. Es todo un proceso de liberación de toda esa tensión. Nuestra mente y cuerpo se tensa, para desprenderse de esa presión, y posteriormente se relaja, y empieza todo de nuevo.

¿Qué es la ansiedad generalizada?

Cuando los avatares de la vida se nos presentan y se van acumulando, vivimos en un estado de alerta permanente. Ese sistema de alarma no indica cuando debemos actuar ante algo que puede atentar contra nosotros. Es decir, cuando algo es peligroso. Pero cuando no somos capaces de gestionar los problemas adecuadamente, ese mismo sistema falla, y percibimos todo como un posible peligro. Entonces los niveles de ansiedad se elevan de forma patológica.

La ansiedad generalizada se alimenta de nuestros miedos. Cuando los problemas se acumulan, también lo hace de las preocupaciones. Ello nos generará un gran nivel de estrés, que prolongado en el tiempo, desembocará en el padecimiento de un cuadro ansioso. Esos mismos miedos nos paralizarán y nos impedirán ver las posibles salidas a cada uno de las adversidades que debemos afrontar.

Si la ansiedad aparece en nuestras vidas, padeceremos una serie de síntomas que nos impedirán tener una vida plena y satisfactoria. No es una patología que desaparecerá por si sola. No se puede mirar hacia otro lado, se debe pedir ayuda, e iniciar un tratamiento psicológico. Además, como ya veremos en el siguiente punto, sus síntomas son totalmente incapacitantes e intensos.

Síntomas de la Ansiedad Generalizada

Entre los principales síntomas de la ansiedad generalizada encontramos:

  • Preocupación persistente y desproporcionada por situaciones adversas.
  • Percibir situaciones y acontecimientos como amenazantes, incluso cuando no lo son.
  • Dificultad para lidiar con situaciones de incertidumbre.
  • Temperamento indeciso y miedo a tomar la decisión equivocada.
  • Incapacidad para concentrarse.
  • Incapacidad para dejar de lado u olvidar una preocupación.
  • Incapacidad para relajarse.
  • Fatiga.
  • Trastornos del sueño.
  • Tensión muscular o dolores musculares.
  • Temblores, agitación.
  • Nerviosismo o tendencia a los sobresaltos.
  • Sudoración.
  • Náuseas, diarrea o síndrome del intestino irritable.
  • Irritabilidad.

Causas de la ansiedad generalizada

La ansiedad es una patología que necesita de dos factores para poder desarrollarse. El primero es una predisposición genética. Es decir, que haya antecedentes familiares de ansiedad. Pero no es un factor determinante. Puedes tener estos antecedentes y nunca desarrollar ningún cuadro ansioso. Se necesita de un segundo factor, algún acontecimiento que la desencadene, como por ejemplo, la pérdida de empleo, una ruptura sentimental, etc. 

La unión de los factores biológicos y los estímulos negativos, hace que la ansiedad aparezca en nuestras vidas. Por ese motivo debemos tener en cuenta tanto nuestros antecedentes familiares, como los acontecimientos adversos que no podemos gestionar por nosotros mismos.

¿Cómo nos afecta mentalmente?

Como ya he indicado anteriormente, la ansiedad generalizada nos hace estar siempre en alerta. Percibimos cualquier situación como algo peligroso, aunque no lo sea. Es decir, nuestra percepción de la realidad que nos envuelve se distorsiona, haciendo parecer nuestro mundo como hostil y peligroso. Ello nos limita y nos paraliza, porque vivir con miedo hace que estemos nerviosos y acumulemos grandes niveles de estrés. Los miedos alimentan a nuestra ansiedad.

Cuando vivimos con ese estado permanente de alerta, nuestros pensamientos se vuelven totalmente automáticos y catastrofistas, no dejándonos pensar con claridad, y desenvolvernos de forma adecuada. Nuestra mente se ralentiza, y nos cuesta concentrarnos en esos momentos. Ello repercutirá en nuestra capacidad para tomar decisiones.

Cambiar nuestro modo de pensar y el modo en el cual percibimos el mundo, es esencial para poder superar la ansiedad. Para ello es esencial la ayuda psicológica, ya que de ese modo, podemos obtener las estrategias y herramientas para poder controlar nuestra propia ansiedad.

Cómo reducir la ansiedad

Para reducir nuestra ansiedad podemos seguir los siguientes consejos:

  • Practicar ejercicios de relajación y meditación.
  • Realizar actividades que nos ayuden a despejar la mente, y gasta energías, como puede ser la práctica de algún deporte.
  • Hacer cosas que nos haga sentir bien, como por ejemplo pintar, tocar algún instrumento, etc.
  • Buscar relacionarnos con los demás, y evitar siempre aislarnos.
  • Mantén una rutina y unos horarios, sobre todo para comer y para dormir.
  • Expresa siempre aquello que sientes. Deja que lo demás sepan, qué te ocurre y cómo pueden ayudarte.
  • No te exijas demasiado, ni quieras hacer más de lo que puedas. Tómate la vida de un modo más pausado.
  • Busca ayuda profesional.

Cómo actuar ante un ataque de ansiedad

Al soportar un gran nivel de estrés durante un tiempo prolongado, nuestra mente y nuestro cuerpo deben liberarse de toda esa presión interior, mediante el temido ataque de ansiedad. Los primeros síntomas son realmente desagradables. Aparecen sudores fríos, temblores, y la piel se palidece. Sentimos que nuestro cuerpo se tensa, y comienza a dolernos el pecho. Es entonces cuando debemos actuar, y debemos seguir las siguientes pautas:

  • Antes de todo busca un sitio para sentarte, o si es posible tumbarte. Si estás con alguien explícale qué te está ocurriendo para así mantener la calma. Debes estar en una posición cómoda y relajada.
  • Cierra los ojos, y comienza a respirar de forma pausa. Centra tus pensamientos en la relajación. Deja a un lado los pensamientos catastrofistas. No te vas a morir.
  • Aparte de una respiración pausada, hazte majases en el pecho. Ello aliviará tu dolor.
  • Sigue respirando, y al mismo tiempo tensa y destensa tu cuerpo. Empieza tensando y destensando tus manos, después tus brazos y así. Un cuerpo relajado nos ayuda a relajar la mente.
  • Haz estos ejercicios de reparación hasta que te calmes. Una que haya pasado el ataque de ansiedad, todo volverá a la normalidad.

Recuerda que la ansiedad generalizada, como cualquier otra psicopatología, no desaparecerá por si misma. Aunque superemos un ataque de pánico o ansiedad, volverá a aparecer otro si no nos tratamos. Es por ello que es esencial la ayuda psicológica. SI padeces ansiedad, no mires hacia otro lado y afrontarla. ¡Adelante!

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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